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Cultura

Y Tierno Galván atendió a los cielos

Tierno Galván y Ramón Tamames.

El pueblo no estaba enlutado, sino silencioso como si hubiese caído una nevada, escribió Francisco Umbral sobre el día de la muerte de Enrique Tierno Galván en las primeras páginas de sus memorias de la transición. La desaparición del  primer alcalde electo en las elecciones de 1979 caía como la aguja del reloj sobre el fin de un tiempo: la transición. El espíritu ilustrado, conciliador y de amplitud del intelectual y regidor, parecía -ya entonces- clausurar una etapa de progresía que escalaba en el espacio público, Madrid, un verdadero proyecto ciudadano. 

En ocasión del centenario del nacimiento de Enrique Tierno Galván, la Biblioteca Nacional de España rinde homenaje al escritor, profesor, político, jurista y filósofo en la muestra Tierno Galván (1918-1986): El optimista histórico, una exposición que reúne ensayos, libros,  artículos y biografías pero también charlas, conferencias, cartas, reflexiones políticas y sus bandos como alcalde de Madrid, cargo que ocupó desde 1979 hasta su muerte, en 1986.

Nacido en Madrid en 1918, Enrique Tierno Galván fue un referente moral para varias generaciones de españoles: un intelectual que dominaba las más diversas materias, un escritor con un particular estilo entre arcaizante e irónico y un hombre político admirado más allá de disputas ideológicas.Participó en la Guerra Civil como soldado en el bando republicano y sufrió un internamiento en un campo de concentración franquista, periodo del que prefería no hablar.

Tras la contienda, encontró refugio en el Ateneo de Madrid y en la Biblioteca Nacional. Se doctoró en Filosofía y Letras y en Derecho. Representante del regeneracionismo y del funcionalismo, con Spinoza, Gracián y Carl Schmidt como referentes, desde allí dirigió el Boletín Informativo del Seminario de Derecho Político, que introdujo en España la cultura política europea más actual a través de su sección Europa a la vista. Con  el  mismo énfasis  europeísta  presidió la Asociación  para  la Unidad  Funcional de Europa, que incorporaba muy diversas corrientes ideológicas.

A la vez que persiste en su lucha por agrupar a toda la oposición  democrática al régimen franquista, en los años 50 escribe tres libros sobre el Barroco, periodo que le apasionaba, y traduce el Tractatus Logico-Philosophicus, de Wittgenstein. Sin embargo, su actividad política pronto producirá escozor en el régimen franquista y en 1957 es enviado a prisión.

Evolucionó desde el anarquismo juvenil hacia un marxismo humanista, pero su pensamiento siempre se caracterizó por ser una mezcla de utopismo y pragmatismo, por propugnar la libertad intelectual, la democracia social y la tolerancia política. Cuando en 1965 es expulsado a perpetuidad de la universidad española junto a Aranguren y García Calvo por apoyar los movimientos de protesta estudiantiles, se convirtió en símbolo del antifranquismo y de la izquierda no comunista.

En 1968 fundó el Partido Socialista del Interior, una escisión del PSOE, al que regresa tras la renovación del PSOE con Felipe González. Su gestión de Madrid como alcalde desde 1979 hasta 1986. Su propia concepción del espacio público conservaba el espíritu ciudadano de su pensamiento: las 21 líneas de transporte público pasaron a ser servicio público (estaban en manos privadas), limito el tráfico en el centro, superó la ribera del Manzanares, recuperó el cuartel Conde Duque y creó nuevos espacios públicos de reunión, además de revivir lugares emblemáticos como la Puerta del Sol.

Devolvió la ciudad a los ciudadanos. La invitación a recuperar la libertad se manifestaba en una concepción amplia de lo cultural, un área que revivió en aquellos años como una voluntad expresa de apertura política. después de ser elegido alcalde de Madrid, continuó la creación de una obra escrita, y no en las leyes que rigen una ciudad, sino en los libros: su pescado natural. Publicó Carta a una profesora italiana sobre Don Diego Hurtado de Mendoza(en el que atribuye a este la autoría del Lazarillo de Tormes), su libro de memorias Cabos sueltoso sus populares Bandos, en los que hace gala de su ironía. 

 

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