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Bruce Springsteen se tiñe del negro más alegre

El rockero estadounidense entrega una colección de versiones de soul que se publica hoy

Imagen promocional del nuevo disco de Springsteen

El nuevo trabajo de Bruce Springsteen fue recibido con extrañeza. ¿Por qué ahora un disco de versiones? ¿Por qué de soul? ¿Qué mensaje quiere mandarnos? Poco a poco, se va aclarando el misterio. Primero, como saben todos sus fans, la carrera de Springsteen es ya tan larga que apenas le quedan conejos en el sombrero con los que reinventarse. No es un demérito: los artistas de su edad -setenta y dos años- cumplen de sobra con mantenerse en pie, engrasados y presentables, no se les puede pedir milagros. Segundo: el soul y rhythm & blues de la época dorada es una música que el Jefe siempre ha tenido muy cerca, aunque solo la haya usado como ingrediente secundario. Tercero: recordemos que Springsteen arrastra un historial depresivo desde hace más de una década, además de un operación de discos cervicales que casi termina con su carrera, y cualquier alegría es bienvenida. De hecho, en las sesiones para este álbum grabó en realidad cincuenta versiones de clásicos de la música negra y promete que publicará una secuela (sin especificar cuándo).

El criterio de selección es el gusto del artista: canciones soul que le han emocionado en algún momento de su vida, concretamente en la adolescencia. La conexión se refuerza con recursos del gospel, la música religiosa afroamericana. La selección de Bruce abarca canciones popularizadas por Aretha Franklin, Diana Ross & The Supremes, Gladys Knight & The Pips, The Temptations, The Commodores, The Four Tops, Elvis Presley, The Funk Brothers, Cher, Al Kooper, Ben E. King, The Walker Brothers, Tyrone Davis, Joan Osborne, Jackie Shane y The Marvelettes. El colaborador de lujo en este trabajo es Sam Moore, de los legendarios Sam & Dave, que aporta voz en dos canciones: "Soul day" y "I forgot to be your lover". Seguramente para espanto de muchos seguidores estirados de Bruce, Moore es también colaborador de nuestro Pitingo, con quien grabó la tórrida “Soul man”.

El repertorio de Only the strong survive bebe del periodo caliente de la integración racial en Estados Unidos, que ahora muchos quieren resucitar con Black Lives Matter, pero que todavía no ha encontrado banda sonora más allá del rapero Kendrick Lamar. Lo que repesca Springsteen son himnos de esperanza, unidad y amor, clásicos de antaño seguramente más necesarios que nunca en una sociedad polarizada, cuando no rota por la desigualdad y los agrios enfrentamientos entre progresistas y conservadores. La canción que Bruce ha escogido para titular el disco puede traducirse como “Solo los fuertes sobreviven”, un éxito de Jerry Butler de 1968 que trata de la necesidad de endurecerse para sobrevivir en el juego del amor. La letra habla de una madre explicando a su hijo adolescente que tiene que mantener la cabeza alta después de un doloroso rechazo de la chica que le gusta. Historias sencillas y duras como la vida misma. Aquí un vídeo de Springsteen cantando soul en 1988...

Springsteen y el karaoke con amor

¿Cómo ha recibido la prensa musical este álbum? Con alegría y notas altas, como era de esperar, a pesar de su condición de disco de versiones. Mejor un homenaje a tus influencias que entregar un disco de material propio a medio gas. El anterior álbum de versiones del Jefe, We shall overcome: the Seeger sessions (2006), fue un triunfo absoluto donde se reivindicada el legado de uno de los grandes cantantes folk de la historia de Estados Unidos. Ahora se rinde tributo a un periodo heroico en el que la comunidad afroamericana reivindicó sus derechos, su dignidad y su legado cultural. Según la web Metacritic, que recopila críticas de los principales medios anglosajones, nadie le otorga menos de un ochenta sobre cien, destacando el conocimiento de Springsteen del género y su capacidad para cantarlo sin que que suene artificial.

El diario británico The Telegraph destaca su “convicción y carisma” y sentencia que Bruce “tiene soul”. Rolling Stone escribe lo siguiente: “A veces, los arreglos suenan estáticos por sus excesiva mímesis, pero la voz de Springsteen brilla y burbujea”. La web Music OMH considera que “en principio, esto no es más que Bruce haciendo karaoke, pero cuando se hace bien y con tanto amor por el material que cantas, suena irresistible. Ya estamos esperando con impaciencia la secuela”, celebra el periodista John Murphy. Curiosamente, quien más se ha atrevido a cuestionar a Springsteen es un periodista español, Diego Manrique, que en su blog para El País escribe que “las canciones duran pelín más de lo necesario, muchos arreglos carecen de finura y los coristas parecen cobrar por presencia más que por inspiración. Pero no son trabas fatales; el problema principal reside en la estrella”, lamenta. ¿Qué error le atribuye al Jefe? “Ha optado por el significador más evidente: una voz áspera, lijosa, estentórea, bien alejada de las sutilezas del mejor soul. Cierto que se controla cuando no grita (ejemplo: "The sun ain’t gonna shine anymore", el baladón de los Walker Brothers), pero no esperen encontrar aquí la proyección y, paradójicamente, la intimidad emocional de discos como Nebraska”, lamenta.

A veces Springsteen canta soul con voz de rock and roll, cuidando la épica mucho más que la vulnerabilidad; y el soul tiene que sacar su fuerza de las debilidades del ser humano. Tampoco es un drama, precisamente porque a Bruce se le quiere como un superhéroe, capaz de hacernos creer que la juventud es una etapa eterna de la vida y que podemos conseguir cualquier cosa que nos propongamos. A lo largo de más de medio siglo, se le ha perdonado todo menos dos resbalones mayores: el primero fue abandonar a la E Street Band en 1992 para sus discos “Human Touch” y “Lucky Town”; el segundo fue el espantoso Workin on a dream (2009), un pubirreportaje del obamismo que alejó a un sector significativo de sus seguidores. Dedicarse, como hace ahora, a difundir y sacar brillo al legado de la mejor canción estadounidense es algo que no merece grandes cuestionamientos. Más bien es una alegría.

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