'Poquita fe': la desternillante supervivencia de la pareja con menos "likes"

Él, José Ramón, es un hombre un poco vago, un conformista y un buenazo. Ella, Berta, una mujer un tanto miedosa y precavida que siempre está dispuesta a ayudar a los demás. Juntos forman una pareja de cuarentones demasiado aburridos que tratan de sobrevivir a las crisis sentimentales, a sus compañeros de trabajo, a sus suegros, a sus hermanos o a sus vecinos y, al mismo tiempo, desprenderse de una etiqueta que les ha perseguido toda la vida: la de sosos y menosmola. El título de esta ficción que llega este martes a Movistar+, por si había dudas: Poquita fe.

Esta hazaña por llamar la atención sobre todo aquello que ocurre lejos de los perfiles más concurridos de las redes sociales se resume en 12 capítulos de 15 minutos de duración que están ordenados de enero a diciembre y protagonizados por Raúl Cimas y Esperanza Pedreño. Los creadores de Poquita fe, Pepón Montero y Juan Maidagán, responsables de la célebre Cámera café, recurren a situaciones cotidianas un poco absurdas -pero demasiado reales a ojos del espectador- y a la técnica del testimonio a cámara para narrar el día a día de esta anodina pareja, a quien cualquiera desearía tener cerca y a la que nadie le gustaría parecerse. Las risas están aseguradas.

"Cándidos", "pánfilos" o "inocentes" son algunos de los adjetivos con los que Montero y Maidagán también se refieren a esta pareja, que vive "con pocas pretensiones, pocas ambiciones y pocas pasiones", y también "con el diapasón bajo", según resumen en declaraciones a Vozpópuli con motivo del estreno de la serie. "En esta forma de contar, la comedia iba a surgir de abordar cosas muy pequeñas, muy cotidianas. Es el retrato de alguien simple, pero luego nadie es tan simple", cuenta Maidagán, también guionista de la serie.

"En la actualidad da la sensación de que hay que ser feliz de una manera estridente" Pepón Montero, cocreador y director de 'Poquita fe'

Probablemente, sin el ruido de "la familia, los vecinos y los trabajos" en el que viven Berta y José Ramón serían "gente muy feliz y plena, pero no tienen fuerza para enfrentarse a todo eso". "Hay a quien le parece una pareja bajonera, pero en realidad llevan una vida muy plena, aunque no muy lustrosa, lejos del mundo instagrameable y de dar a conocer sus grandes momentos", comenta Montero, que además es director de la serie. En este sentido, su compañero añade que "en la actualidad da la sensación de que hay que ser feliz de una manera estridente", mientras que ellos reivindican con esta pareja la felicidad en "las pequeñas cosas".

El rodaje de Poquita fe tuvo lugar en barrios como Legazpi para huir de las zonas "más fotografiadas" de Madrid, como La Latina, donde ambos viven y donde, según aseguran, ya no quedan los mismos bares de antes. "Queríamos un sitio no tan sometido a este meneo, menos fotogénico", apunta Montero sobre el barrio en el que se mueven los personajes de Poquita fe, que además de Cimas y Pedreño cuenta en su elenco con Julia de Castro, Chani Martín, Marta Fernández-Muro, Pilar Gómez, María Jesús Hoyos, Juan Lombardero, Enrique Martínez y Blas Ortiz.

Poquita fe: el absurdo en lo cotidiano

La pareja formada por Montero y Maidagán están también detrás de la comedia Los del túnel (2017), una película que pasó por los cines sin pena ni gloria y que de manera injusta ha sido relegada al olvido, a pesar de resultar una marcianada fresca y natural en la que es imposible no entrar y divertirse a pesar de su propuesta tan absurda y loca.

"Cualquier situación, por nimia que sea, al contarla al detalle se convierte en una aventura" Juan Maidagán, cocreador y guionista de la serie

Poquita fe también bebe de esta manera de mirar el lado más absurdo y descabellado en la normalidad y en lo cotidiano. Según explica Montero, no buscan "el chiste por el chiste", sino desarrollar anécdotas recogidas de conversaciones con las que consiguen que el espectador se mire en un "espejo", a pesar de las situaciones hilarantes que presentan, porque a su juicio "la comedia es una manera de mirar y cada uno tiene la suya". "Cualquier situación, por nimia que sea, al contarla al detalle se convierte en una aventura", apunta Maidagán.

Esta serie recurre a "un formato acelerado de testimonios a cámara" en el que las historias se cuentan tras extraer "toda la paja" y dejar "muchas elipsis" porque "no se desarrolla casi nada". Las anécdotas, "tan vaciadas que parecen más largas", van "al grano y eliminan lo superfluo". El resultado son 15 minutos que se adaptan bien a las "nuevas generaciones que consumen formatos más cortos". De su éxito dependerá una siguiente entrega. "A ver si funciona y nos lanzamos a por otra ahora que les tenemos calientes", concluyen los creadores de Poquita fe.