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Cultura

Muere Carlos Saura, historia del cine español, a los 91 años

Carlos Saura, historia del cine clásico español, ha muerto en Madrid a los 91 años a causa de una insuficiencia respiratoria. El director iba a recoger el Goya de Honor en la gala, que se celebrará mañana sábado

Carlos Saura
Wanda Films

Carlos Saura, historia del cine clásico español, ha muerto en Madrid a los 91 años a causa de una insuficiencia respiratoria. El director iba a recoger el premio al Goya de Honor en la gala que se celebrará mañana, sábado.

Saura, que dirigió algunas de las películas más conocidas del cine patrio como Peppermint Frappé (1967) o Cría Cuervos (1986), cumplió 91 años el pasado 4 de enero. La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España se preparaba para otorgarle en Sevilla el Goya de Honor a su carrera, que contribuyó a definir el cine nacional, del clásico al moderno, abarcando un amplio espectro de géneros.

La muerte del director, a causa de problemas respiratorios, sucede al declive de su salud a lo largo del último año, que comenzó tras el ictus que le afectó el pasado año, seguido de una caída a finales del verano.

Carlos Saura nació en Huesca el 4 de enero de 1932, y abandonó sus estudios de ingeniería industrial para ingresar en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas de Madrid. Su carrera fue transversal, y aunó su pasión por la fotografía y la escritura y sus intereses por las cuestiones antropológicas para crear una filmografía sensible, variada, y extensa, en la que abundaron no solo inquietudes individuales, sino también la crítica social, visible en filmes como ¡Ay Carmela! (1990).

Compartió parte de su vida con la directora Adela Medrano, con quien tuvo dos hijos -Carlos y Antonio Saura Medrano-, y convivió durante más de una década con Geraldine Chaplin, con quien tuvo a su hijo Shane. En 1978 empezó su relación con Mercedes Pérez, con quien tuvo tres hijos -Manuel, Adrián y Diego-, y finalmente en 2006 se casó con la actriz Eulalia Ramón, con quien tuvo a su hija Anna.

Galardón póstumo a una larguísima filmografía

El galardón, ya póstumo, reconoce el recorrido de una larguísima filmografía, protagonizada por rostros como los de José Luis López Vázquez, Carmen Maura, Geraldine Chaplin, Antonio Gades o una jovencísima Ana Torrent, que protagonizó Cría Cuervos.

Saura reconoció que sentía una gran alegría por el galardón que tenía previsto recoger este sábado: "Estoy muy agradecido a la Academia y en especial a Fernando Méndez-Leite, gran amigo y compañero por este reconocimiento aunque, como siempre digo, los premios no son más que un aliciente para seguir trabajando, no hay que creérselos mucho."

En una de las últimas entrevistas que concedió a EFE esta semana, preguntado por el legado que dejaba atrás, el cineasta respondía que no había hecho cine para agradar a nadie: "yo no he hecho cine para agradar a nadie o para recibir reconocimiento, lo he hecho porque me gustaba, porque a través de él puedo contar las historias que se me ocurren, porque puedo jugar con la música... pero desde luego, siempre es un halago que el trabajo que uno hace lo vea la gente, que les haga pensar y que lo aprecien".

Saura (2D) en el rodaje de la película 'Llanto por un bandido'. En la foto: Saura posa junto a los actores Philippe Leroy (2I) y Paco Rabal (1D)Europa Press

"Respecto al legado, es algo que no he pensado porque no me preocupa, tengo cientos de dibujos, cientos de fotosaurios, negativos de mis fotografías… en mi estudio ya ni quepo, pero no me preocupa porque yo lo hago porque me divierte, cuando me muera que hagan lo que consideren", aseveró entonces. "De lo que más orgulloso me siento es de mis siete hijos, seis chicos y una chica."

Un recorrido laureado

Carlos Saura es uno de los pocos cineastas españoles que ha logrado el Oso de Oro de la Berlinale, el máximo galardón del certamen berlinés, por su película Deprisa, deprisa (1981).

Su icónica carrera comenzó con un cortometraje: La tarde del domingo, de 1957. Su debut con una pieza larga llegó con Los Golfos (1960), seguida por Llanto por un bandido (1963), la brillante La caza (1965), Peppermint frappé (1967), La madriguera (1969), El jardín de las delicias (1970), Ana y los lobos (1972) o La prima Angélica (1973).

A continuación, su película Cría cuervos (1975) obtuvo buenos resultados en el Festival de Cannes, el más importante dedicado al cine de autor, donde recibió el Premio del Jurado del Festival de Cannes de 1976 ex aequo con La marquesa de O de Éric Rohmer. A estas películas se suman otros títulos imprescindibles de su filmografía, como lo son su trilogía sobre el flamenco (Bodas de sangre, 1981; Carmen, 1983; y El amor brujo, 1986); ¡Ay, Carmela! (1990), Tango (1998) o Goya en Burdeos (1990), por citar algunas.

Prolífico, inquieto y sagaz. Si hay algo que define a Carlos Saura es su inagotable capacidad creativa, lo que probablemente mantiene tan joven su mirada y tan ágil su palabra, tal y como siguen comprobando los periodistas que recogen sus palabras en las a veces maratonianas jornadas de entrevistas. Sin ir más lejos, en la pasada edición del Festival de San Sebastián estaba prevista la presentación a los medios del documental Las paredes hablan, que finalmente se tuvo que cancelar por un problema de salud.

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