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Cultura

Leer no da votos, pero ayuda (II): Una lista de lecturas para Pablo Casado

Pablo Casado, en campaña, en las fiestas de Fallas de Valencia.

Para tener cara de chico aventajado de la clase, Pablo Casado arrastra carencias manifiestas. El líder de los populares tiene algo de página en blanco, y no por su rostro aniñado de político a estrenar, sino por una ignorancia casi tan enceguecedora como la de un muro blanco a la hora del mediodía. No tendría por qué leer, podría decir más de uno, por aquello de que es un político y no un filólogo. Todo lo contrario: por servidor de la cosa pública debería tener amplitud de miras, referentes e ideas. No saber lastra, desguarece.

Hasta que el Supremo no dio carpetazo al caso máster, el nuevo líder de los populares anduvo cenizo y callado, por aquello del rabo de paja. Las sospechas sobre el trato de favor y cohecho en la obtención de su título de magíster le aguaron la fiesta al otrora benjamín, en quien la opinión pública comenzó a fijarse como si hubiese robado apuntes o copiado en un examen, por no hablar ya del más elemental gusto por el estudio y el pensamiento.

En Vozpópuli ofrecemos a Pablo Casado varios libros de los que el candidato podría echar mano entre AVE y AVE y entre mitín y mitín

Al margen de estos asuntos, y como segundo convocado de nuestra serie lecturas electorales -una especie de botiquín de primeros auxilios para aquel político que no lee-, en Vozpópuli ofrecemos a Pablo Casado varios libros de los que el candidato podría echar mano entre AVE y AVE y entre mitín y mitín. Le toca segunda plaza en orden ideológico, del más conservador al más progresista, justo después de Santiago Abascal, líder de Vox y primer protagonista de la serie que comenzamos esta semana.

Dada la afición de Pablo Casado por citar el Quijote de oídas, salta a la vista que el clásico Cervantino será la primera recomendación lectora que esta cabecera dedique al joven líder. “Ladran, luego cabalgamos”, una expresión que el popular es tan aficionado a aludir en sus mítines, no aparece en ninguna página de la novela. Ese es, sin duda, motivo más que suficiente para que Casado se atreva, de una vez por todas, con una obra de la que, aunque fuese por el más elemental interés electoral, podría sacar imágenes para iluminar sus discursos, por lo general estilísticamente ramplones e ideológicamente un tanto garbanceros.

Ideología

Hablando de ideología, algo le ocurre a Pablo Casado, sobre todo desde la irrupción de Vox como principal contendedor electoral: tiende a adoptar el color y el aspecto de sus rivales. Lo hizo primero con Rivera y con Abascal luego. Se le ha puesto una mandíbula 'abascaladay unos mofletes 'ariverados'. Cosa seria la de los parentescos, sobre todo cuando de votos se trata… Para corregir con lecturas lo que hace la desesperación, a Casado le conviene leer a Salman Rushdie.

Como el Saleem y el Shiva que inventó el autor de Los versos satánicos en aquella magnífica Los hijos de la media noche, a Casado le pasa con Rivera lo mismo que a los nacidos a ambos lados de la hora en la que India se independizó de Inglaterra: Albert nació en el minuto anterior a la fractura catalana y Pablo en el siguiente a la explosión en pedazos de su partido. Son los hijos de una misma situación. Hay algo siamés en su naturaleza. Los emparenta el cordón umbilical atildado y fronterizo que a Casado le vendría bien identificar y del que, por qué no, podría coger impulso para llegar a El otro, el mismo, de Borges. La poesía nunca está de más.

Algo falta aún en el apartado ideologías, sobre todo cuando a Casado le ha tocado apañar a un PP prácticamente desteñido con respecto a ideario. No vendría mal Ideologías, uno de los clásicos más importantes de Terry Eagleton que sigue hoy más vigente que nunca, una disertación sobre política que abarca los debates teóricos de mayor trascendencia y que a veces se le nublan al líder del PP entre tanta bandera y ventarrón, aunque ya puede relajarse en Cataluña el popular, porque con Cayetana Álvarez de Toledo va servido de biblioteca y hasta podría pedirle algún que otro libro prestado.

Otras recomendaciones

Como en la lista de Santiago Abascal que arrancó esta serie, hemos decidido ampliar la mirada y pedir recomendación a un literato o periodista externo, acaso a un amable librero o editor, para ampliar el criterio. Hemos recurrido, pues, a un joven del periodista y escritor: Carlos Mayoral, que no escatimó en recomendaciones, desde Yo Claudio, de Robert Graves hasta El hereje, de Delibes, y que centró su consejo más importante en el XIX. Mayoral recomendó a Casado El café, un incisivo texto de Mariano José Larra aplicable a los que hablando de oídas y sin apenas saber nada, opinan sin propiedad sobre asuntos de los que se dicen muy enterados. Este, dice Mayoral, se aplica a la vieja ecuación de las fake news, esas que tanto quitan el sueño al líder de los populares.

 

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