Javier Fesser se ha convertido en un militante de la ternura y el humor con cada una de sus películas. El director de Campeones, que cuenta con una trayectoria cinematográfica que arrancó hace tres décadas, se estrena en esta ocasión en el mundo de las series y, por primera vez, con una trama de la que no es guionista. Sin embargo, continúa tirando del hilo de las emociones, marca de la casa que tantas alegrías le ha dado en los últimos años y que vuelve a plasmar en Custodia repartida, ocho capítulos de media hora que funcionan como un "vademécum de torpezas emocionales", según él mismo comenta en una entrevista concedida a Vozpópuli con motivo del estreno de esta serie, que podrá verse en Disney+ a partir de este viernes 24 de enero.
Los actores Lorena López y Ricard Farré interrpetan a una pareja, padres de una niña de seis años, que decide separarse para mantener la buena amistad que les une y seguir compartiendo varios momentos con tranquilidad y en paz. Sin embargo, las cosas nos salen como las tenían planeadas y todo su entorno -amigos y familia- experimentan los efectos de la onda expansiva que tienen siempre las separaciones. Adriana Ozores, Francesc Orella, Aten Soria, Fernando Sansegundo, la niña Lucía de Gracia, Cristina Alcázar, Clara de Ramón, Víctor de la Fuente y Edu Soto, entre otros, completan el reparto.
Pregunta: ¿Cuánto tiempo llevas con el gusanillo de rodar una serie y por qué ahora era buen momento?
Respuesta: Lo que más me ha atraído siempre de las series es que en ellas son más importantes los personajes que la historia. Cuando me he enganchado a una ha sido porque me interesaba ver a los protagonistas meterse en líos y ver cómo se las ingeniaban para salir de ellos. No me interesa tanto lo que les pasa como la manera en que reaccionan a ello. Y eso es lo que llevaba tiempo deseando explorar. Los ocho capítulos de Custodia Repartida me han permitido descender a los detalles que hacen que los personajes sean de verdad.
P: Custodia repartida aborda una situación muy común entre quienes se encuentran a los 40. ¿Ha sido concebida como un manual divertido de la separación?
R: Es más bien un vademecum de torpezas emocionales. Yo creo que es más drama que comedia, lo que pasa es que, por pura empatía con los personajes, es inevitable reírse mucho. A mí me hace reír aquello en lo que me reconozco, aquello que pone al descubierto mis propias imperfecciones sin ánimo de hacer sangre.
P: ¿Cuál es la mayor discapacidad emocional de una pareja con hijos que decide empezar vidas separadas?
R: Al desamor se le unen un montón de sentimientos: frustración, fracaso, miedo, rabia, tristeza... pero también esperanza, ilusión, descubrimiento de lugares nuevos del corazón... Lo que ocurre en una separación es que prácticamente nunca se materializa el plan que previamente nos habíamos dibujado. Por muy organizadito que uno sea, si se separa, le va a tocar improvisar. Y mucho.
"Aunque yo sabía que estábamos haciendo una comedia, a los actores no se lo dije hasta que terminamos el rodaje"
P: Las situaciones de humor no están ni en chistes ni en gags, que no existen. ¿Ha sido difícil encontrar el tono?
R: Los guiones de Juanjo Moscardó y María Mínguez están magistralmente construidos y en ellos está ya casi garantizada la risa y la emoción. Al ponerlos en escena, yo he buscado la verdad por encima de todo y me he centrado en que aflorase la emoción porque las risas sabía que iban a provenir precisamente de sentir que todo aquello que estás viendo te ha pasado a ti alguna vez. Tengo que confesar que, aunque yo sabía que estábamos haciendo una comedia, a los actores no se lo dije hasta que terminamos el rodaje.
P: ¿En qué se percibirá la mano del director de 'El milagro de P. ¿Tinto' y qué hay de novedoso para tu carrera en esta historia?
R: Imagino que la mirada ingenua que traigo de serie, que me lleva a detenerme en la ternura, en lo humano, en lo pequeño y siempre con humor y empatía, estará de alguna manera en todas las historias que me encargo de contar. Pero en Custodia Repartida casi todo es nuevo para mí. Es la primera serie que dirijo, es la primera vez que ruedo guiones que yo no he escrito y es también diferente técnicamente porque, como siempre, me he propuesto no hacer uso de los procesos en los que voy sobre seguro. Me parece demasiado arriesgado no arriesgarme a buscar cosas diferentes.
P: Cuando uno aborda temas sentimentales, de pareja, ¿es difícil no recurrir a experiencias propias o de familiares o amigos? ¿Hasta qué punto Custodia repartida es una ficción y cuánto ha podido calar de tu propia vida?
R: Aunque yo no sea el autor de los guiones, siento que cada línea de ellos habla de mí. Me reconozco y entiendo bien a la pareja que se separa, a su hija pequeña, a los abuelos, a los amigos, a los compañeros del curro... Estoy convencido de que cualquier espectador va a sentir algo muy parecido. Custodia Repartida es una historia que habla de ti y que además lo hace a tu altura, mirándote a los ojos, utilizando tu lenguaje. No pretendemos epatar a nadie, solo queremos hablar de tú a tú y arrojar luz para conocernos mejor.
P: Más allá de la relación de una expareja, esta serie también pone el foco en el contacto entre padres e hijos y cómo la separación lo cambia todo y abre heridas. Los abuelos encarnan muchas situaciones de comedia, pero cargan con unos efectos colaterales importantes. ¿Son los grandes olvidados?
R: Los padres de él y los padres de ella son cruciales en esta serie. Unos representan el hogar, la familia, la calidez y los otros lo contrario. Y la serie cuenta bien el rol que les cae a ambos, sin que lo hayan pedido, cuando los hijos dan por hecho que pueden contar con sus padres para solucionar y encarrilar sus complicadas “nuevas vidas”. ¿Qué sería de nuestra sociedad sin los abuelos?
Profundamente humana
P: ¿Hay aquí, quizás, algo de tu propia biografía, de tu relación con tus padres?
R: Mucho más de lo previsto. Los padres de ella me remiten a los míos porque representan la idea de los padres que siempre están ahí, juntos e indivisibles, disponibles, comprensivos, con los brazos abiertos, eternos, habitando la casa de toda la vida que es, además, la definición exacta de hogar.
P: Si hay algo que sirve como hilo conductor de tus películas es la ternura. ¿Es tu cine militante y reivindicativo del afecto?
R: Me gusta mucho pensar que hemos hecho una serie profundamente humana. Sí, el afecto, el corazón, son los elementos que hilan todo y dan sentido a lo rodado. Quiero y respeto mucho a los personajes y no trato de disimularlo. Pero también es verdad que hago uso del humor para evitar cualquier momento sensiblero o facilón. Precisamente porque les quiero, me encanta darles caña.
P: ¿Has terminado de digerir el éxito de ‘Campeones'?
R: Lo que no he terminado es de disfrutarlo. Me parece un regalo lo que trajo esa película debajo del brazo en forma de cambio de mirada de muchos espectadores hacia las personas con discapacidad. A todos nos pilló por sorpresa semejante beneficio colateral.
P: ¿Qué llegará ahora? ¿En qué película estás pensando?
R: Pienso justo en la que estoy escribiendo y de la que no pienso hablar hasta que no la tenga más avanzada. Y en otras muchas porque cada vez me parece que hay más historias que merecen ser contadas desde una perspectiva constructiva.