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Balvin y Maluma desconectan de la cruda realidad de Colombia

Lujo y miseria en un país clave para la música popular actual

Tecleamos en Google los nombres de Maluma y J. Balvin. Del primero me informan sobre su nueva novia arquitecta, que ya no es un secreto; sobre su doberman europeo Buda de 3.5000 euros; y también sobre una demanda por fraude, de la que es acusado junto a Ricky Martin. De J. Balvin nos cuentan su próxima paternidad con la modelo Valentina Ferrer, confirmada por una portada de Vogue donde simula perrear con la embarazada. Las imágenes de ambos está sacados de sus vídeos opulentos, rodados en los lugares más bonitos de América, entre coches, modelos y palmeras, en jardines de mansiones impactantes. Pura fantasía pop.

Solo una noticia de la revista Semana nos saca de la burbuja : muchos colombianos se preguntan por qué estas dos estrellas no apoyaron explícitamente el paro nacional (huelga) de los últimos días, que muestra el rechazo popular por una reforma fiscal que encarece la cesta de la compra, favorece las importaciones e incrementa el IVA de productos agrícolas, combustibles, internet, móviles, ordenadores y servicios públicos (entre otras medidas que han escocido a las clases medias y bajas). ¿Puede existir una música popular desconectada de los problemas del pueblo? Estrellas de Medellín como Karol G. o el puertorriqueño Residente han criticado la reforma, pero los grandes nombres de la música colombiana se han mostrado reacios (también Sebastián Yatra).

La posición de Balvin y Maluma frente a este conflicto es tibia. Cuestionados por su indiferencia, han llegado a apoyar las movilizaciones, pero mostrando su rechazo a los destrozos ocasionales. “A toda la gente que salió ayer e hizo su protesta pacífica, quiero felicitarlos, aplaudirlos, pero por otro lado, la gente que salió a cometer vandalismo, ese es el mensaje claro: lo hicieron mal y no son ejemplo para el país”, escribió Maluma en su cuenta de Instagram. J. Balvin compartió un texto casi calcado: “Yo digo no a la reforma tributaria, pero no al vandalismo de quienes se aprovechan de la situación para hacer daño, robar a personas o destruir con la excusa de la marcha. Hoy la prioridad debe ser la salud de todos, estamos en pandemia, necesitamos es salvar vidas”, escribió, según ha podido comprobar Vozpópuli.

La pobreza aumentó un 42,5% en Colombia y muchos músicos se han quedado sin nada

21 millones de pobres

Ambos superventas globales viven desconectados de los conflictos del país, mientras la clase media y baja de los músicos colombianos sufren los peores momentos de su existencia. Mario Galeano, del Frente Cumbiero, participa en las manifestaciones poniéndoles música en vivo. También comparte en sus redes un artículo de El Tiempo que explica que la pobreza subió un 42,5% en Colombia durante 2020, afectando ya a 21 millones de personas. La popular cantautora Adriana Lucía arremete claramente contra el gobierno de Iván Duque: “El ministro dice que 'hoy es un día triste para la cultura', ¿conoce el ministro la crisis de la cultura de este país? ¿Sabe de los días tristes que la gente valiente de pueblos y ciudades padece por tener la ‘osadía’ de vivir del arte en un país que no lo valora?”, pregunta. Los rockeros Diamante Eléctrico la secundan, opinando que las protestas no solo tienen que ver con la reforma tributaria, sino con un gobierno “absolutamente desconectado y arribista”.

La situación en Colombia es la de una acumulación creciente de problemas. A los altos niveles de pobreza se sumó el virus, el débil sistema de protección laboral y ahora la subida de impuestos directos. Galeano nos explicó la situación previa el pasado diciembre: "El gobierno ha ofrecido unas soluciones muy ridículas de subsidios de 40 euros por músico, solo para los mayores de cincuenta años. No hay trabajo, así que muchos se han metido en ‘call-centers’. La vida nocturna del país se terminó y nosotros somos de los pocos que han tenido invitaciones de festivales virtuales, es poquito el trabajo pero sigue saliendo. Hay otro tipo de músicos sin contactos internacionales que lo pasan mal: muchos están tocando en calles vacías, enfrente de edificios de apartamentos con un parlante (altavoz), a ver si alguien le tira un billetico o les baja algo de comida. Los músicos callejeros ya no son cosa del centro de las ciudades, sino que piden en todos sitios". Hoy los músicos se tienen que acercar a los barrios con la esperanza de recibir unas pocas monedas para subsistir.

Hambre y migración

Otro conflicto sobrevenido es el aumento de emigrantes venezolanos, que contiene un gran número de músicos, tan hambrientos que rompen las reglas del mercado. Así nos contaba el origen del problema el veterano saxofonista Michi Sarmiento: "Ahora tenemos una invasión de músicos venezolanos, que vienen huyendo de la situación de su país. La cosa no está muy elegante que digamos, ya que han tirado los precios de la música. Si un hotel pagaba 120 euros por noche por tocar, ellos le ofrecen hacerlo por 40. No tenemos sindicatos ni un Estado que defienda un mínimo en los precios. Falta quien ponga orden. Están haciendo un daño tremendo. Hay raperos que van persiguiendo a los turistas por la calle, aunque ellos no quieran. Estamos matando a la gallina de los huevos de oro”, advertía antes de la pandemia. ¿Cómo ha cambiado la situación desde entonces?

La llegada de músicos venezolanos abarca un amplio abanico, desde virtuosos de la clásica hasta grupos de salsa de once miembros. En los últimos años, 1,8 millones de venezolanos cruzaron la frontera del país vecino. Posiblemente Bogotá sea ahora mismo la capital del mundo con mayor calidad y diversidad de músicos callejeros del planeta. Igual que en las últimas décadas hemos asistido a una fragilización de la clase media global, también ha ocurrido con la clase media musical. La cultura se ha convertido en un mercado de "el ganador se lo lleva todo", con unos pocos superventas y los monopolios de Silicon Valley ingresando beneficios astronómicos mientras otros no tiene para vivir dignamente.

A mediados de febrero, el gobierno de Iván Duque regularizó la situación de los migrantes venezolanos, muchos de ellos subsistiendo en condiciones de pobreza extrema, durmiendo en 'cambuches', construcciones informales en parques. Estrellas como Shakira, J. Balvin y Maluma pasan la mayor parte de su tiempo fuera del país o en espacios exclusivos para millonarios, alejados de este tipo de problemas. Sin contacto cotidiano con la gente de la calle es complicado que sus problemas lleguen a tus canciones.

Posdata: Desde que terminamos la redacción de este artículo, se han disparado las protestas callejeras, masivamente seguidas en el suroccidente del país. Se han registrado al menos dos muertos en Cali. El presidente se vió obligado a anunciar el viernes que la reforma no afectará a la cesta de la compra, pero aún así continuaron las protestas, hasta el punto de que Duque decidió retirar la reforma el domingo por la noche (hora española). A pesar de este triunfo, Colombia sigue siendo el país con más distancia entre sus superventas globales y su comunidad de música popular.

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