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ARCO 2024: ¿Conseguirá Madrid convertirse en el Miami del arte contemporáneo?

La feria se debate entre su naturaleza segundona del circuito global y las tremendas oportunidades que propicia que Madrid es una capital segura, destino predilecto de millonarios de Hispanoamérica

Una de las disciplinas emblemáticas del arte contemporáneo es la ‘performance’, que la RAE define como “actividad artística que tiene como principio básico la improvisación y el contacto directo con el espectador”. Un día antes de la inauguración de Arco, que se celebra en el recinto de Ifema de Madrid, el ministro Urtasun eclipsó el encuentro con una ‘performance’ involuntaria ante los medios, donde anunció una bajada del IVA al arte contemporáneo justo después de que el Gobierno disparase el IVA de la electricidad al 21% (provocación digna de los dadaístas, del colectivo The Yes Men o de los metafascistas Laibach). La burbuja de clase alta donde vive la izquierda patinete madrileña pasa factura en forma de disfunciones deluxe que les separan del agobio cotidiano de las familias de a pie.

La edición número 43 de la gran feria española del arte contemporáneo cuenta con 205 galerías procedentes de 36 países. Además, fuera de Ifema, existen nueve ferias paralelas distribuidas por distintas zonas de la capital de España. La sección central de Ifema se titula El Caribe oceánico, comisariada por Carla Acevedo-Yates y Sara Hermann Morera. Será la primera edición que se celebra sin Juana de Aizpuru, directora fundacional del certamen y creadora de una galería emblemática que acaba de cerrar después de cincuenta años de éxito.

La actual directora es Maribel López, que tomó el mando en 2020, capeó la pandemia como pudo y ahora se enfrenta al verdadero reto de mantener Arco vivo. “La percepción del arte contemporáneo mejoraría si lo consideramos un bien de interés cultural a nivel fiscal. Y la compra de una obra de arte podrá ser una de las opciones del bono de los jóvenes”, explicaba en una reciente entrevista. No parece que vaya a chocar mucho con las tesis corporativas de Urtasun.

Por supuesto, esta edición de Arco no se libra de un alto porcentaje de obras que no pasan de chistecitos, topicazos y bagatelas, pero también encontramos proyectos estimulantes. Uno de los mejores es Banned Words (2024), que se exhibe en el espacio T20, firmada por Daniel G. Andújar , seguramente nuestro artista má atento a las relaciones de poder que limitan y dirigen el discurso público. Se trata de una serie de siete listados que compilan 300 términos que las aplicaciones de Inteligencia Artificial generativa catalogan como inapropiadas, previniendo la creación de representaciones audiovisuales. Sus principales tabúes son la violencia extrema y las lesiones perturbadoras.

Arco contra la Inteligencia Artificial

Este tipo de control que denuncia Andújar atenta contra la naturaleza misma del arte. ”¿Habría sido posible para Goya concebir obras como los Caprichos, los Desastres de la guerra, la Tauromaquia o los Disparates bajo estas restricciones?”, explica en un texto reciente del suplemento El Cultural. Se trata, por supuesto de una pregunta retórica, formulada por alguien que conoce el paño. Nos distraemos demasiado con las batallas culturales de los partidos españoles y olvidamos que los grandes oligopolios de Silicon Valley nos censuran mucho más que cualquier partido woke o cualquier organización a la que se le cuelgue la etiqueta de 'extrema derecha'.

Hay un choque divertido entre la realidad y la florida cháchara de los comisarios de Arco. Por ejemplo, las encargadas de la parte caribeña hablan en la prensa de “la noción de los oceánico que se enuncia en nuestro título refuerza la idea de lo inalcanzable. Es imposible atrapar lo que, incluso conceptualmente, es inaprensible. Este trance nos condujo a aproximarnos a la efusividad de este ‘lugar’ cambiante utilizando las ideas de huida o el escape como medios para intentar aprehenderlo. Quizá el lugar compartido por los artistas seleccionados es el que traza el trasiego”, explican a quien sea capaz de comprenderlo.

¿Logrará la feria, como ha conseguido la ciudad, convertirse en alternativa a Miami?

Se capta todo mucho mejor cuando se atiende a las palabras del curtido crítico Fernando Castro, que explica en las páginas de ABC que de las 19 galerías del espacio dedicado al Caribe solo cuatro están situadas en esa zona geográfica, el resto son de otros lugares del planeta tan lejanos como Francia, Suiza y Argentina (además de algunas de Estados Unidos, actor dominante de la región). También denuncia Castro que el Reina Sofía puede estar cayendo en el antiimperialismo de postal, ya que “en este museo descolonizador y afectuoso, los artistas caribeños no han sido hasta ahora apenas coleccionados. El ‘conceptualismo del sur’ tenía querencias argentinas y daba la impresión, si uno seguía el catecismo curatorial imperante, de que en Cuba , por ejemplo, solamente ironizaban con el juego de la pelota”, denuncia.

Cerramos con lo que importa, que es el cochino dinero. La coleccionista cubana Ella Fontanals-Cisneros elogia a España por sus altos niveles de seguridad, estabilidad política y solidez del sistema de museos. Nos recuerda que Madrid es la ciudad que recoge más visitantes latinoamericanos en toda España, en parte por su contraste con la agitación sociopolítica del los países latinoamericanos. El problema, según explica, son una administraciones públicas lentas, burocratizadas y a veces poco profesionales. Fernando Castro señala que la apuesta por América Latina es solo una estrategia geopolítica para minimizar el hecho de que, para Arco, “jugar en las grandes ligas era una tarea imposible”. Se ha intentado hacer de la necesidad, virtud. ¿Logrará la feria, como ha conseguido la ciudad, convertirse en alternativa a Miami?

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