Aforismos: Trabajo en equipo

En nuestra sociedad victimista, en vez de decir al fanfarrón: «Menos lobos, Caperucita», tendremos que empezar a decir al que lloriquea: «Menos corderitos, lobo feroz».

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¡Oxímoron estentóreo: los predicadores del silencio!

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El Purgatorio es una fe de erratas. El privilegio sabatino será la segunda edición en la que todo quede definitivamente limpio.

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Cristo no sólo pasó haciendo el bien, sino que pasó pasándoselo bien, entre otras cosas, porque sin disfrutarlo de corazón es prácticamente imposible hacer bien el bien.

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Con la técnica de un judoka, el aforista aprovecha la fuerza centrífuga de las distracciones contemporáneas, y concentra su atención intensamente en cada punto fugaz. Le da una voltereta y un costalazo a la dispersión contemporánea.

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Si te fastidia la vanidad de otro, es tu vanidad.

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De estar muerto, lo duro va a ser morirse; como de ser funcionario lo duro fue sacar las oposiciones

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Estar triste sin motivo es un impagable recordatorio de que no tienes motivos de estar triste.

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Hacienda somos todos: unos somos y los otros todo.

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El misántropo disfruta como nadie los tremendos madrugones. Oh, esas calles apocalípticamente vacías, esos juegos de luces, esas pocas sombras silenciosas, esa ciudad de cuadro de Antonio López…

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El enamoramiento es el único «efecto cámara de eco» legítimo.

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La originalidad que vale es sin querer.

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Saber perder es menos difícil que saber ganar porque perdiendo se aprende.

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Si te fastidia la vanidad de otro, es tu vanidad

Borrar tres o cuatro aforismos: no porque a mí no me valgan, sino porque no están a la altura de mis lectores.

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La inagotable belleza del mundo es un trabajo en equipo y el arte y la literatura sirven para que todos disfrutemos de la hermosura que cada uno tiene una especial disposición para apreciar más intensamente.

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No les gusta hablar de «valores» porque les recuerdan a los bursátiles. Lo entiendo, pero a mí, en principio, me recuerdan a la valentía.

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En la admiración se descansa.

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Los laureles tendrían que aprender de las rosas y venir con espinas, para que nadie se durmiese en ellos.

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La muerte no es el final del partido. El míster simplemente te mete en el banquillo, pero el juego sigue hasta el pitido final de las trompetas del Juicio. Por eso los goles por la escuadra de la Divina comedia de Dante u de Ortodoxia de Chesterton aún son decisivos.

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Casi de cada escolio de Nicolás Gómez Dávila es fácil encontrar un exacto precedente ideológico, pero expresado peor y más prolijamente. Pensador, lo fue; pero, sobre todo, fue un escritor incomparable.

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La anglofobia es el mismo complejo de inferioridad que la anglofilia, sólo que amargo, que empalaga menos.

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No puedo ser anglófilo porque tengo mal acento ni puedo ser anglófobo porque tengo buen humor.

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El mejor falso amigo del mundo es que «aborrecido» en portugués signifique «aburrido».

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La verosimilitud es el homenaje que la literatura rinde a la verdad.

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Diálogo con mi conciencia. Yo: «Tengo la sensación de que no quiero a mi mujer tal y como ella se merece ser querida». Conciencia: «¿Sólo la sensación…?». Yo: «Ay». Conciencia: «Ese cargo de mí es parte de tu amor por ella: su sombra».

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La gente que se da importancia se la quita al de enfrente, porque nadie da lo que no tiene.

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La gente que se da importancia se la quita al de enfrente, porque nadie da lo que no tiene

El nihilismo es la pena de muerte que se aplica la posmodernidad con estricta justicia, porque no cree ni en el perdón ni en la redención.

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Lo más irritante de nuestras inseguridades es lo seguros que estamos de ellas.

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Escribir un diario no consiste en contar intimidades, sino en construir tu intimidad. Aunque desde fuera cueste ver la diferencia.

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Los sueños en la literatura son una redundancia.

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Lo peor de las prisas: cada uno las tiene para lo suyo.

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