Quantcast

Cultura

Albert Pla: "Yo sólo dije que me daba asco ser español ¿Y qué? ¿Acaso eso es ser anti españolista?"

El cantante Albert Pla

Albert Plá (Sabadell, 1966) tiene su propia teoría. Mariano Rajoy ganará las elecciones del 20 de diciembre con la ayuda de Ciudadanos. Ya lo ha contado a otros medios, es cierto. Y acaso porque no cree mucho en esa hipótesis, no se desvive por defenderla; y puede incluso que ni recuerde haberla formulado. Tampoco pierde mucha saliva en hablar de Artur Mas. Él, el hombre que se jactaba de sentir asco de ser español, parece no llevar ninguna lanza en ristre para esta conversación y hasta pensaría quien lo escucha que se divierte cambiando de pica según convenga. "Yo sólo dije que me daba asco ser español ¿Y qué? ¿Acaso eso es ser anti españolista?", asegura refiriéndose a sus polémicas declaraciones de este verano.

Él, el hombre que se jactaba de sentir asco de ser español, parece no llevar ninguna lanza en ristre para esta conversación y hasta pensaría quien lo escucha que se divierte cambiando de pica según convenga

Es temprano y hace frío, mucho pero mucho frío. Faltan dos días para que arranque la campaña electoral y el cantante, escritor y actor catalán ofrece entrevistas en Madrid. Llega puntual, envuelto en un forro polar y una nube de perfume con olor a loción de afeitar. Mirándolo bien, Albert Plá tiene un aire a Michel Houellebecq -el parecido proviene de la juventud literaria y física del francés-, como si la provocación fuera un aire de familia… por aquello de dios los cría y ellos se juntan. Pasadas las nueve de una mañana casi de invierno, Plá se sienta en un sofá blanco para hablar de España de mierda (Roca Editorial), su primera novela.

Blindada con una portada que muestra la estelada rodeada de pequeñas porciones de caca de perro que componen las letras del título (sí, España de mierda escrito con deposiciones de chucho), la historia que relata este libro nada tiene que ver con su provocadora cubierta. Se trata de un libro hermoso, escrito con talentosa torpeza y lleno de imágenes potentes: desde Andrés Calamaro transformado en pez hasta Leonardo Da Vinci cual inhumano asesino.

Estas páginas narran un viaje cervantino, quijotesco, en el que Raúl, cantautor uruguayo, y Tito, su representante español, se embarcan en un recorrido por una España llena de contrastes. Ambos recorren Santiago de Compostela, Salamanca, Burgos, Madrid, Zaragoza, Cataluña, Valencia, Murcia, Granada, Sevilla, Extremadura. A lo largo del recorrido hay, sí, alusiones irónicas e implacables contra la monarquía, la iglesia, los españoles, los músicos, los curas, los managers… Nadie se libra. Sin embargo, lo verdaderamente bello radica en lo irracional, en las trazas de aquel Houellebecq que no se caía aún a pedazos o de un Tristan Tzara pasado por el largo laboratorio del postureo. En dos platos: merece la pena leer la novela.

"Yo sólo dije que me daba asco ser español ¿Y qué? ¿Acaso eso es ser anti españolista?", asegura refiriéndose a sus polémicas declaraciones de este verano

Y es en justamente lo magnífico del libro la razón por la que chirría su título, su vocación provocadora, esas ganas de liarla, tan parecidas a aquellas declaraciones en las que aseguró que "mataría a los de Podemos" o que le "importaba un rábano" sentir asco por ser español. Y aunque quien lo entrevista no sabe si Albert Plá se aburre de quien le da palique o si sólo se aburre, toca hablar de todo lo que ese título promete... en época electoral. Un rosario de monosílabos en el que algo queda muy claro: él sabe perfectamente qué dice y cuándo. Incluso cuando no dice nada.

-Deberíamos hablar de literatura y no de política, pero usted me lo pone en bandeja de plata. Su novela, que un gustazo del absurdo (es realmente buena), nada tiene que ver su título con la trama. ¿Por qué?

-Bueno, no sé.

-Algo sabrá, usted escribió el libro.

-Te digo que no sé. Lo hice porque se me ocurrió, como todo lo que hay dentro.

-Raúl y Tito, sus personajes, dos músicos, realizan un viaje a través de España, de concierto en concierto. Sin embargo, no es la aprehensión lo que sostiene su mirada. De ahí que insista.

-Yo a España le tengo mucho cariño la verdad y también a todas las ciudades que aparecen en el libro.

-¿Qué buscaba? ¿Se sentó a trabajar en el libro con una idea preconcebida de provocar? ¿Es un manuscrito que retomó?

-No me acuerdo.

-Imagino que detrás del libro habría una intención.

-Vale.

-Oiga, yo no estoy yendo a pillarle. Sólo intento hacer una entrevista.

-Y yo no estoy yendo a escaquearme. Sobre el título… pues creo que siempre fue así. Este es un librito que no me ha dado mucho tiempo a la reflexión, lo escribí de sopetón.

-Después de leer el libro, y ahora escuchándolo, el título se percibe sólo como una provocación.

-Es que en el mundo del rock somos más contundentes que en el mundo editorial. Ya sabes, las portadas y eso.

-Este verano sus pronunciamientos anti españolistas dieron de qué hablar. ¿Fue un arrebato, una postura personal, una circunstancia? ¿Realmente cree o no cree en el asunto?

-Yo no he hecho ninguna declaración anti españolista, ni pro catalanista, ni anti catalanista. A mí me la suda.

-Perdone, pero si no me equivoco fue durante una gira. Se armó una polémica.

-Yo sólo dije que me daba asco ser español ¿Y qué? ¿Acaso eso es ser anti españolista?

- Aclarémonos. Usted publica un libro titulado España de mierda, a pocos días de las elecciones. Afirma que le da asco ser español… ¿Qué pretende que le preguntemos?

-Mientras me sigan preguntando estupideces, seguiré respondiendo estupideces…

-Muy bien, adelante. 

-Esa frase de me da asco ser español no la dije en un concierto, la dije en una entrevista, mientras intentaba explicar que mi concierto era a las nueve del día siguiente. Los titulares que salen de mis entrevistas son cosas como 'Odio a Shakira', 'Me da asco ser español', cuando en realidad sólo estaba intentando explicar que tocaba al día siguiente.

-Así que como que de preguntarle qué piensa de Pablo Iglesias y matar a Podemos, como que no…

-No sé… Es que los medios… Te chocas con ellos de vez en cuando, les dices cosas y después ponen frases con las que tú ni siquiera estás de acuerdo y después la tienes que ir defendiendo entrevista por entrevista. Y yo no estoy dispuesto. Me la suda.

-¿Qué exactamente?

- Hay cuestiones a las que la gente le da importancia y a mí me dan absolutamente igual. Y lo peor es que es imposible de evitar. Vas a hacer una entrevista y te dicen: ‘Oye, ¿verdad que el rey es un hijo de puta?’. ‘¿Y la casa Real?, ¿verdad que roba?' ‘¿Verdad que Cataluña viviría mejor independiente?’ ‘¿Te sientes catalán?’ El otro día salió publicado un titular en el que yo decía: ‘Odio ser catalán, depende de la sardana que oiga’. ¿Cómo alguien se puede creer que yo haya dicho una frase tan larga y tan complicada como ésa? Me parece totalmente absurdo... pero soy del oficio, sé completamente de qué va esto.

-Cambiemos de tema, que nos ponemos espesos. Por algo decide usted incursionar en la narrativa. ¿Cuánto de autobiográfico tiene este libro?

-Tal vez un poco. Las giras que hacen los personajes en el libro las he hecho dos veces al año desde hace veinte, es decir, conozco bien bastante los lugares. Aunque tampoco quería escribir un libro sobre bolos por ciudades. Me parecía mejor inventar disparates.

-Y salieron muy bien. ¿Por qué transformó a Calamaro en un pez?

-La verdad estas cosas no tienen explicación, pienso. ¡Ah, ja ja ja! Entonces voy y lo escribo. En realidad hago cosas distintas para seguir siendo el mismo`.

-Voy a insistir. Un cantante tiene una puesta en escena, un autor elabora un relato. ¿Qué propósito tenía este libro?

-Cuando empecé a escribirlo no era un libro. A la mitad me di cuenta de que había mucho texto y a la segunda mitad me dije: voy a acabarlo. Supongo que acabó en novela y ni en cuento, ni en canción porque descubrí los guioncitos del diálogo, que nunca había hecho. Me pareció divertidísimo.

-En los diálogos es donde más carga, contra todo y contra todos. El rector de la Universidad de Salamanca contrata a su personaje pensando que es Jorge Drexler sólo porque es uruguayo.

-Es irónico, pero no es mentira. A mí me han contratado en sitio pensando que era Lluís Llach.

-¿Por qué la idea del road trip, de atravesar España como tema para una novela? Es a su manera una campaña… estética, muy a su modo.

-Yo quería hacer una escrito acerca de hacer el Camino de Santiago al revés. Tengo una canción en catalán, que se llama juerga catalana, que recorren Cataluña emborrachándose y acaban completando el recorrido sin darse cuenta. Siempre pensé: tengo que hacer una de Santiago. Algo que pase por varias ciudades, el Camino de Santiago al revés, de unos que intentan escapar de España y no pueden. Fue torciéndose y se me fue de las manos.

-Y vaya que sí. Pero valió la pena.

-No sé.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.