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Messi hace las paces con Tello

Valencia asistió a la reconciliación. El Barcelona goleó con remontada al Levante (1-4) con un idilio inesperado. Cuatro goles que reprodujeron la misma asociación todas las veces. El pase profundo de Messi a la espalda de la defensa rival y el desmarque y la definición de Tello (el primero con la colaboración en carambola de Vyntra y Tello). Con simlitud incluso geográfica, el argentino levantando la cabeza por la zona de entrelíneas y el catalán dibujando la diagonal desde el costado izquierdo. Dos veces con la asistencia por abajo, una a media altura y otra por arriba. El día de la marmota. Cuatro fotocopias (con Nagore y Vyntra retratados siempre) en sólo 34 minutos. Messi escenificó en cuatro ocasiones las paces con Tello. 

La relación entre ambos pasaba hasta ahora por material inflamable. Todo lo que había trascendido de la misma se basaba en malas caras y broncas acaloradas del argentino porque el extremo canterano no le pasaba la pelota. Porque entraba en el área por cualquiera de los dos costados y escogía salidas que su compañero jefe no soportaba. Un tiro, un regate, soluciones que no consistían en el pase a Messi. No fue el único jugador azulgrana que se llevó el rapapolvo del mejor jugador del mundo por resolver en contra de su parecer: Villa, Cuenca... Pero sí el caso más llamativo. Con reiteración y alevosía. Lo mismo en Milán que en Granada.

Hasta ayer. Es verdad que las últimas veces que habían llegado a coincidir sobre el campo, poco, Tello ya había aprendido a encontrar al argentino, a buscarle como primera y casi única opción. Hasta le había dado alguna una entrega con valor gol. Pero el romance de Valencia no se había visto jamás. La compenetración, los abrazos, hasta la declaración de amor del más joven: "Es espectacular jugar en el mismo equipo que Messi". Y sobre todo la generosidad desconocida del mayor, el ansia por la asistencia en vez de por el gol en primera persona. Y hasta cuatro veces. Para irse de vacío individualmente a costa de homenajear a su íntimo enemigo.

Cuatro goles iguales. Exactamente iguales. Un suceso que posiblemente nunca había ocurrido. Y encima con Messi y Tello conectados y abrazados. Ya se llevan bien.

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