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El Buscón

Cebrián junto a su nueva y joven novia, ¿a la caza de inversores árabes en la entrega de los Premios Ondas?

Juan Luis Cebrián parece tener bastante claro que “a la vejez, viruelas”.  Al menos, así se deduce al ver a este septuagenario acompañado de su nueva y jovencísima novia, una despampanante rubia de rasgos eslavos a la que se llevó el pasado martes a la entrega de los Premios Ondas. Eso sí, quizá la bella muchacha se aburrió mientras su acompañante mantenía una misteriosa conversación con un jeque árabe.

Los buenos informadores que acuden a este Buscón afirman que la pareja cubrió el trayecto entre Madrid y Barcelona en AVE, en un viaje en el que se dedicaron todo tipo de lisonjas, halagos y carantoñas, incluido algún inocente ósculo. Tal es así que alguno de los presentes, que reconoció al siempre mediático Cebrián, no pudo ocultar su cara de sorpresa al observar la ternura que derrochó alguien tan influyente como el presidente Ejecutivo del Grupo Prisa.

Ahora bien, quien piense que un hombre del sueldo y la condición de Juan Luis Cebrián desconectó de su trabajo durante toda una tarde y una noche se equivoca, pues según le consta a este humilde informador, se reunió con uno de esos jeques árabes que tan proclives son a invertir en Europa los réditos que obtienen de sus explotaciones petrolíferas. En la charla, estuvo presente Antonio Caño, su primer espada de El País. ¿Estarían tratando de convencer a ese misterioso régulo de que entre a formar parte de la gran familia de Prisa, con sus petrodólares por delante?

Este medio ha podido saber que alguna de las entidades financieras que conforman el accionariado de Prisa parece tener mucha “ídem” por vender sus títulos, dada la angustiosa situación económica que vive el grupo. Esto podría haber obligado a su líder a apresurarse a buscar nuevos socios que aporten capital contante y sonante. ¿Y qué mejor candidato para esquivar este problema que uno de esos jeques árabes que parecen tener el dinero por castigo?

Este Buscón desconoce si Cebrián le hizo al ínclito jeque una de esas propuestas que no se pueden rechazar. Pero lo que está claro es que, mientras capitanea el maltrecho barco de Prisa y achica las fugas que se desatan, parece haber encontrado un desahogo en su vida personal, en forma de mujer de brillante melena rubia, formas de infarto y, supuestamente, una conversación tan calurosa que le hace olvidar los 30.000 euros al mes que la justicia ha dictaminado que debe abonar mensualmente a su exmujer, Teresa Aranda.

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