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DualSense Edge, el mando definitivo de PS5 solo apto para los jugadores y bolsillos más exigentes

Analizamos el exquisito periférico que Sony ha diseñado para que los jugadores de PlayStation lleguen a un nuevo y desafiante nivel de experiencia con la consola de sobremesa japonesa

Imagen del DualSense Edge de PS5. PlayStation

PlayStation sigue apostando por ampliar y mejorar los periféricos que ofrecen a los jugadores para sacar el máximo rendimiento a la PS5. Y buena prueba de ello es el DualSense Edge, que eleva el arte del gaming a un nuevo y desafiante escalón. En Vozpópuli hemos probado unas semanas el ansiado mando de la compañía nipona, y te contamos si merece la pena o no el elevado precio que cuesta el DualSense Edge en función a sus opciones y características.

El DualSense Edge se presenta en un estuche de forma ovalada, en cuyo interior encontramos el mando. A nivel de diseño, un primer vistazo basta para comprobar las enormes similitudes que guarda con el DualSense original de PS5.

Ciertos detalles innovadores llaman la atención, tales como la superficie rugosa que rodea los gatillos, creada para mejorar el agarre de los mismos, el rediseño del panel táctil y un aspecto más brillante. Pero lo fundamental se encuentra en los botones añadidos para extraer la carcasa de los sticks, los huecos para las palancas traseras y el tope regulador de los gatillos.

Sony ha apostado por un mando polivalente y claramente superior al original, pero cuyas mejoras necesitan de unas manos expertas para amortizar el precio que este tiene, que es de 239,99 euros. Algo excesivo si tenemos en cuenta que son solo 160 euros menos que una PS5 a estrenar en su edición digital. No obstante, un uso continuado del mando nos hace entender por qué Sony ha tenido a bien rediseñar la idea primigenia de su controlador.

DualSense Edge, un dechado de virtudes

La labor de Sony con este DualSense ha quedado claramente dividida en dos vertientes: lo exterior y lo interior. El hecho de poder extraer sin problemas los sticks presionando un botón que expulsa la carcasa facilita y mucho la permutabilidad de estos. Algo muy importante si somos jugadores que buscan el máximo rendimiento y fiabilidad, pudiendo remover los sticks cuando detectemos desgaste. Dentro del estuche encontramos cuatro tapas intercambiables para los mencionados sticks.

Antes de pasar a ver qué funciones internas integra este DualSense Edge, destacar los topes de los gatillos, que nos da la opción de elegir qué recorrido queremos darle al L2 y al R2. Por ejemplo, un recorrido muy corto para juegos de acción tipo Call Of Duty, Fortnite o cualquier otro shooter. Además, la opción de colocar dos palancas o dos medias bóvedas mediante un mecanismo magnética de forma sencilla en la parte trasera del mando. El jugador decide cómo quiere jugar a sus juegos favoritos.

Un sinfín de posibilidades

Si eres de esos jugadores que primero enchufa el mando a la consola y luego trastea con él, atento. Cuando conectamos el DualSense Edge a la PS5 nos ofrece un tutorial de uso muy interesante para guiar a los jugadores más inexpertos o que no han leído nada anteriormente sobre su funcionamiento interno. Podremos tocar todos los ajustes, desde la sensibilidad a la iluminación.

Sony ha decidido que si tenemos que usar una palabra para definir a su nuevo periférico, que esta sea personalizable. Porque es, por encima de todo, lo que más destaca del DualSense Edge, su sinfín de posibilidades. Por fin, un mando que se adapta al jugador y no al revés.

Podremos guardar nuestra configuración en perfiles. Esto nos permite que, en función del videojuego que queramos disfrutar o del usuario que maneje el DualSense Edge, tengamos nuestros propios ajustes en la curva de sensibilidad, la zona muerta y/o asignación de botones.

PS5 tuvo una cosa bastante mejor que PS4, y es que la batería de sus mandos es infinitamente superior. El DualSense Edge aquí flaquea bastante, ya que yo esperaba una vida útil de unas 15 horas. Jugando a todo trapo a videojuegos muy dispares como Warzone, God Of War, Resident Evil 4 o Diablo IV, el máximo que me ha durado la batería es de ocho horas. Algo escaso, en mi opinión. Claro que todo depende del uso y desgaste que haga de funciones específicas como los gatillos adaptativos, entre otras. El sistema para cargarlo es el mismo que con el DualSense original, mediante un cable USB.

En definitiva, creo que es un mando altamente cualificado y de sobra preparado para los deseos de un jugador experto que deseé sacarle todo el partido al enorme potencial de la PS5. Pese a todos los añadidos, Sony ha sabido hilar muy fino para incrustarlos de una forma fácil y sencilla para todos los usuarios. El precio y la batería son sus únicos hándicaps, pero el DualSense Edge es, sin lugar a dudas, una apuesta segura para hacer de nuestras tardes pegadas a la pantalla un auténtico disfrute.

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