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La medicación para la enfermedad de Parkinson provoca adicción al sexo o el juego

El neurólogo Ignacio Obeso Martín

La enfermedad de Parkinson va mucho más allá de la lentitud de movimiento, el temblor en reposo o la rigidez y alteraciones de la marcha. Uno de los efectos no deseados de la dolencia se produce por los fármacos indicados para tratarla. Adicción al sexo, a las compras o al juego son conductas compulsivas que desarrollan algunos pacientes. Un estudio del Centro Integral de Neurociencias AC HM CINAC, en Madrid, profundizará en uno de los aspectos más dramáticos de la dolencia.

El neuropsicólogo Ignacio Obeso Martín ha logrado la concesión de una ayuda pública de Acción Estratégica en Salud (AES) 2019, concedida por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), orientada a descubrir los mecanismos conductuales y cerebrales de las alteraciones motoras y emocionales en la enfermedad de Parkinson. Su centro, ubicado en el Hospital Universitario HM Puerta del Sur, es uno de los referentes mundiales en la investigación y tratamiento de esta patología. 

La enfermedad de Parkinson, describe el investigador, produce lentitud de movimiento, temblor de reposo, rigidez y alteraciones de la marcha. “Además, algunos subcomponentes del movimiento como la escritura, braceo, expresión facial o el habla se ven comprometidos. Estos son movimientos altamente automáticos y habituales en la conducta humana, pues se aprenden desde muy pequeños”.

Conductas adictivas

En su investigación, titulada ‘Reducción vs. incremento del uso de conductas habituales: revelando el origen de la lentitud motora e impulsividad en la enfermedad de Parkinson’, el neuropsicólogo pretende conocer los motivos por los que, debido al abordaje terapéutico, algunos pacientes desarrollan comportamientos compulsivos.

“La conducta impulsiva atiende a un efecto no deseado del fármaco", señala el doctor Obeso Martín.

“La conducta impulsiva atiende a un efecto no deseado del fármaco. Algunos pacientes desarrollan un deseo aumentado y conducta incontrolada hacia las compras compulsivas, el sexo, la ingesta, el juego o el 'hobbismo' (la realización compulsiva de una afición u hobby), entre otras. Es complicado pues muchos pacientes lo hacen de manera exagerada y la situación puede acabar en divorcios, peligro personal o arruinar a sus familias”.

Técnicas de neuroimagen

En España se diagnostican al año unos 10.000 casos nuevos de una dolencia que, según el investigador, está infradiagnosticada. “Un número alto de pacientes pasa años hasta recibir su diagnóstico”, advierte. El estudio de Obeso Martín, se centrará en el uso de técnicas comportamentales, de neuroimagen y de neuromodulación para conocer el origen de los cambios en conductas habituales en la enfermedad.

Aportará, avanza el especialista, datos relevantes, para conocer con mayor profundidad la enfermedad "en la medida que sabremos caracterizar los mecanismos de la falta de hábitos motores, así como el trastorno de control de impulsos". El neuropsicólogo espera obtener conclusiones preliminares en dos años y, en cuatro, tener las definitivas.

El uso de métodos de neuroimagen ayudará a entender qué regiones y circuitos son los responsables del cambio en las conductas habituales

El uso de métodos de neuroimagen, detalla el investigador, ayudará a entender qué regiones y circuitos son los responsables del cambio en las conductas habituales. "Posiblemente, mediante la neuromodulación, podremos recuperar alguna de esas conductas que ha cambiado", precisa.

Las técnicas del proyecto son complementarias, abunda el médico sobre un estudio cuya ayuda a la investigación se canaliza a través de la Fundación de Investigación HM Hospitales. Dentro del campo de la psicofisiología “registramos señales neurales de manera no invasiva con resonancia magnética funcional. Nos aporta qué regiones se activan o desactivan, su conectividad durante una conducta en concreto o su estado en reposo o de base”.

La neuromodulación, añade, incluye varias técnicas, como campos magnéticos que atraviesan de manera no invasiva el cráneo hasta impactar sobre la corteza, pudiendo inhibir (disminuir actividad) o excitar (incrementar actividad) la región de interés para un estudio. 

Células que producen dopamina

La investigación toma como punto de partida la pérdida de funciones automáticas de los pacientes como debut en la patología. “La clave del proyecto es entender por qué son estos movimientos los primeros en sufrir cambios tras la muerte de neuronas dopaminérgicas en la enfermedad de Parkinson”, señala en alusión a las células nerviosas del cerebro que producen dopamina y cuya degeneración provoca la enfermedad.

El origen de por qué mueren estas neuronas "es ampliamente desconocido. Se cree que es en parte genético, pero también debido a sustancias por tanto ambiental. Es en esta segunda parte donde nosotros trabajaremos con la hipótesis de estudiar la relación con el uso de hábitos motores y no motores”, señala Obeso Martín.

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