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Las grandes 'farmas' tiemblan ante el plan de Trump para bajar los precios de los medicamentos

Imagen de medicamentos

Una de las promesas electorales del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, siempre ha sido la de bajar los precios de los medicamentos en todo el territorio. El país, que es el mayor mercado farmacéutico del mundo, carece de sistema sanitario público centralizado y cuenta con una laxa regulación en lo que respecta a los precios de los medicamentos, que se regulan en función de la demanda por parte de las aseguradoras privadas, que son la base del sistema.

De hecho, es tan raro que bajen los precios, que hace unos días se conoció que habían bajado por primera vez en 45 años. La bajada es minúscula, de un 1%, pero sigue siendo un dato relevante en un país con Estados Unidos.

De esta manera, el sistema permite que un medicamento huérfano -es decir, un fármaco contra las enfermedades raras- único en su especie como lo es Zolgensma, un tratamiento para niños con Atrofia Muscular Espinal (AME) cueste la friolera de 2,1 millones de dólares por dosis. Un coste que por supuesto corre a cargo individual del paciente y no del Estado.

Este tipo de sistema deja a millones de personas en todo el país sin acceso a medicamentos básicos, como el tratamiento para la diabetes, que se ha convertido en una suerte de epidemia para los estadounidenses. Es por ello que hace algo más de un año, el magnate neoyorquino reconvertido en inquilino de la Casa Blanca comenzó a anunciar la puesta en marcha de un plan para recortar los precios de los medicamentos.

El plan ha vuelto a reactivarse esta semana, en pleno proceso de impeachment contra el presidente. Este miércoles, la agencia estadounidense de medicamentos y alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) anunciaba la puesta en marcha de un proyecto de ley bajo el cual aspira a bajar los precios de los fármacos en EEUU a base de comenzar a importarlos desde Canadá.

De acuerdo con el Ejecutivo de Trump, el hecho de que los norteamericanos puedan acceder a medicamentos más baratos procedentes de Canadá provocará que las farmacéuticas que distribuyen medicamentos dentro de Estados Unidos tengan que bajar sus precios. A su modo de ver, es una manera de regular el mercado sin intervenir demasiado.

Escepticismo y temor en el sector 

Son muy pocos los expertos que creen que el plan de Trump vaya a funcionar. Por un lado, es probable que el Gobierno de Canadá oponga cierto tipo de resistencia, al mismo tiempo que muy pocas farmacéuticas verán interés en vender más medicamentos a bajo precio en Canadá para que puedan acabar en Estados Unidos. También son muchos los analistas que estiman que es probable que las farmacéuticas intenten subir los precios en Canadá, en detrimento de la población canadiense. 

La industria farmacéutica, por supuesto, se opone de manera radical al plan. Desde el equivalente norteamericano a Farmaindustria, la patronal PhRMA, han acusado a la Administración Trump de poner "la política por encima de los pacientes". También aseguran que esta medida podría empeorar la crisis de los opioides que asola el país, ya que aumentaría el acceso a la medicación.

La promesa electoral de Trump de mejorar el acceso a los medicamentos para la población norteamericana fue uno de los pocos puntos en común que ha llegado a tener con los demócratas en Estados Unidos. No obstante, con el paso de los meses, republicanos y demócratas han terminado por distanciarse en lo que respecta a cómo lograr que bajen los precios.

La semana pasada, la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi -que también es la líder del movimiento que ha impulsado el impeachment de Trump- logró contar con la aprobación de otra proposición de ley alternativa con la que pretende dotar de más herramientas al Gobierno norteamericano para que pueda negociar los precios.

Esta propuesta ha sido rechazada por los republicanos por lo que es muy poco probable que siga adelante. Por otro lado, si el plan de Trump ha levantado ampollas en el sector, desde PhRMA aseguraban que la bautizada como 'ley Pelosi' podría provocar que hasta 56 medicamentos de última generación ni siquiera lleguen a comercializarse en EEUU.

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