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Política

La unidad se cuartea: el esprint del 1-O abre grietas en todos los frentes

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, junto al vicepresidente, Oriol Junqueras, en la reunión semanal del Govern.

Las tensiones por el referéndum ponen a prueba la unidad en los dos frentes. Aparecen las primeras grietas en el bloque secesionista y ya no se disimulan los encontronazos entre los partidos democráticos. A algo más de diez días del 1-O, la aparente fortaleza en ambos bloques muestra los primeros signos de debilidad.

La comisión territorial propuesta por el PSOE para estudiar una modernización de la estructura autonómica ha sido el detonante de los reproches. Pedro Sánchez lanzó este plan como coartada para justificar su firme apoyo al Gobierno para hacer frente a la ofensiva separatista. El PP admitió la idea con la condición de que el calendario de las sesiones arranque después del 1-O. Rajoy no quiere que nada interfiera en la atención del aparato del Estado para plantarle cara al golpe impulsado por Carles Puigdemont.

El zigzag del PSOE

A Ciudadanos no le agradó la idea y planteó una alternativa en forma de moción de apoyo 'sin complejos' al Gobierno de cara al órdago separatista. El PSOE votó este martes en contra del apoyo al Gobierno, en una decisión en la que se registró la defección de cuatro de sus diputados. Hay marejada interna en las filas socialistas por el zigzagueo de su secretario general. Una estampa de división en los momentos dramáticos que vive España no es bien recibida por una parte importante del PSOE.

Hay marejada interna en las filas socialistas por el zigzagueo de su secretario general. Una estampa de división en los momentos dramáticos que vive España no es bien recibida por una parte importante del PSOE

Rajoy persigue mantener la unidad en las filas de los demócratas. De ahí su generosa transigencia con la idea de Sánchez. Y su empeño en conseguir que Rivera no se desmarque del bloque constitucional. Es preciso atajar estas grietas, que no se agrande de aquí al 1-O, comentan en las filas populares. A Ciudadanos le molesta aparecer como un mero comparsa del bipartidismo. De ahí que proteste y haga oír su voz. No puede desmarcarse de las posiciones antiseparatistas, pero hará notar sus diferencias ostensibles con el PSOE. Tampoco le entusiasma la idea de que Podemos se haya incorporado sin trabas a esta mesa parlamentaria.

Podemos se hace oír

La formación de Iglesias ha aceptado la comisión socialista pero ha lanzado al mismo tiempo una asamblea parlamentaria  de todas las fuerzas excepto PP y Ciudadanos, para contrarrestar también el protagonismo de Pedro Sánchez en este terreno. Una sugerencia tachada de estrambótica por el PP, que la considera tan sólo una nueva edición del 'cordón sanitario' diseñado en Cataluña en tiempos de de Maragall.

En el frente secesionista han saltado también las primeras chispas. ERC se ha negado a sumarse a la "Comisión de Cataluña", en tanto que el PDeCat, su socio en el Gobierno de Cataluña, se ha sumado animosamente a esta vía, al igual que los nacionalistas vascos. "Estamos hartos de pagar las fantas", ha comentado Gabriel Rufián al justificar el voto de los republicanos. En la antigua Convergencia no ven con malos ojos el que sea el PSOE quien lidere un debate sobre el futuro ordenamiento territorial, no porque confíen en sus conclusiones sino para mantener en pie la falsa imagen de partido dialogante.

PDeCat y ERC mantienen además su particular pulso soterrado de cara al escenario del post 1-O. El Partido de Junqueras aspira a convertirse en la primera fuerza política de Cataluña. Junqueras tiene aspiraciones de cambiar de pareja, y no dudaría en formar gobierno con Podemos y aún con el PSC. La antigua Convergencia es consciente de que su horizonte político languidece y de que pasará a la oposición, ya sin Puigdemont, tras las próximas elecciones autonómicas.

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