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Política

Casado frena en seco el golpe de mano interno de Santamaría

Pablo Casado.

Toda una larga jornada de negociaciones entre los equipos de Pablo Casado y Soraya Sáenz de Santamaría para organizar la nueva cúpula de poder del PP. Nombres y números. No hubo acuerdo por la actitud intransigente de la derrotada en las primarias, que exige el control sobre casi la mitad del 'aparato'. Pretende Santamaría que el 43 por ciento del respaldo que tuvo en las primarias se vea reflejado en los órganos de dirección. Casado le dice que no. Le ofrece que se integre ella misma en la Ejecutiva con algunos de sus fieles. José Luis Ayllón y Fátima Báñez rechazaron integrarse finalmente en la nueva dirección. Tampoco aceptó el exministro Íñigo de la Serna.

La negociación se truncó porque Santamaría consideró "poco digna" la oferta de tan solo a dos secretarios de área. Los 'pablistas' trasladaban otra versión de los hechos. Aseguran que otros miembros del grupo de la exvicepresidenta sí aceptó el acuerdo. Mari Mar Blanco, Sergio Ramos, Iñaki Oyarzábal y Alberto Nadal serían algunos de los que dieron el visto nuevo a sumarse a la nueva dirección. La ruptura fue telefónica, ya que el diálogo presencial se había levantado sin acuerdo. La negociación se convertía en un laberinto sin salida. Reconducir el actual escenario se antoja sumamente complicado da lo apurado de los tiempos.

Arrancó la jornada con un encuentro en dos tandas entre los dirigentes de los dos bloques. No hubo entendimiento. Soraya pretende convertirse en una especie de jefa de una potente oposición interna para, más adelante, según como evoluciones los acontecimientos, dar el salto hacia la cúspide. "Prepara una especie de implosión, un golpe de mano", apuntan en las filas ganadoras. No se pude pasar de la integración a la proporción en 48 horas", le había respondido con firmeza Casado, quien recordaba que fue él quien venció en las elecciones internas. Frenazo en seco al desafío abierto de Santamaría,, que ha intentado un choque frontal con el presidente electo de consecuencias aún impredecibles.

Los barones, intocables

A lo largo de la jornada, Soraya no daba su brazo a torcer. Se ha mostrado dispuesta a todo. Los lugartenientes de ambas partes, Ayllón y Teodoro García, se encerraron en el Congreso, junto a Báñez y Javier Maroto. Cuatro espíritus dialogantes para reconducir una situación muy ríspida. Se trataba de conformar el nuevo Comité Ejecutivo que celebra este jueves su primera reunión en Barcelona. Pocos avances, según los trascendidos, aunque se van desbrozando algunos aspectos clave. Casado respetará a los líderes regionales, los barones que optaron por ir en la candidatura de Santamaría. Baleares, Canarias, Andalucía, Ceuta y Melilla. No habrá cambios. El problema estriba en los nombres que se situarán en el vértice de Génova.

Los negociadores salían del despacho, telefonean a sus jefes y conversaban entre cigarrillos. "Esto es un disparate", se escuchaba en el bloque 'pablista'. Esto nada tiene que ver con la 'integración'. Casado, a esas horas, era recibido en Zarzuela en audiencia por el Rey. De Soraya poco se sabe. Dolores Cospedal dirige en la distancia la marcha de las conversaciones. Una mujer, posiblemente Dolors Montserrat, será la designada secretaria general. Nadie confirma oficialmente nada. 

También están bajo análisis los nombres de quienes ejercerán de portavoces en los grupos parlamentarios. Tanto Rafael Hernando como José Manuel Barreiro se inclinaron por la candidatura derrotada. Maroto es uno de los nombres que más suenan para este papel. Teodoro García, por su parte, podría asumir la coordinación general del partido, en sustitución de Fernando Maíllo, quien dejaría sus galones plenipotenciarios. 

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