Quantcast

Política

Santamaría rompe el silencio sobre Aznar y desprecia a Cospedal

Soraya Sáenz de Santamaría, durante un momento de su discurso

Gancho de derecha a Pablo Casado en la quijada de Dolores Cospedal. No mencionó Santamaría a la número dos del PP durante diez años al mencionar a las mujeres del partido. Como si no hubiera existido. Mencionó, eso sí, a Fraga, a Fernandez Albor, a Hernández Mancha, a Rajoy y, sorprendentemente, a Aznar, pese al vapuleo que le dio su "Toda España nos está mirando", afirmó Soraya Sáenz de Santamaría al abrir su mensaje de presentación de su candidatura. Los tres mil compromisarios decidirán quien es el presidente del partido. "Hoy vais a demostrar que este partido está a la altura de sus afiliados", arrancó Soraya Sáenz de Santamaría, reivindicando su victoria en la primera vuelta. "Soy la más votada por nuestras bases", recordó. Una muletilla recurrente en su campaña.

 Todo su mensaje antes de las urnas se centró en seducir al PP, del que siempre se ha mostrado alejada. "Quiero un partido grande, en el que cabemos todos, no sobra nadie, sólo los corruptos", subrayó, con un guiño a la anterior etapa. "Un partido abierto, que incorpore gente a nuestro proyecto", y mostró su abanico con los colores de España. 

"Somos un partido honrado, que hemos perdido votos por razones que tienen nombre y apellidos, por la corrupción. No por motivos ideológicos. No tenemos más que otros partidos, pero nos ha pesado más que al resto". Nadie había apenas hablado de la corrupción en el congreso. "No puedo cambiar el pasado pero sí comprometerme a que no vuelva". Tolerancia, ni una, pero inquisición de los demás, menos. 

"Los afiliados me han visto como uno de los nuestros, me han votado para ganar el congreso y todas las elecciones que nuestro partido tiene por delante. Las andaluzas, las autonómicas, las europeas". Recordó su vínculo con Rajoy, los años de trabajo, haciendo papeles, en el congreso, en la Moncloa. "Siempre he estado donde me habéis pedido, donde puedo ser más útil". Le doró la píldora a los compromisarios, a la gente del PP, incluso mencionó a Rita Barberá, a Teófila Martínez, Luisa Fernanda Rudi, Ana Pastor y Loyola de Palacio... No mencionó a Cospedal, un gesto que chirrió entre la mitad de la concurrencia. Es la candidata mujer y no despreció la posibilidad de ponerse al frente de todas las mujeres que han escrito la historia "de la igualdad en España".

"He defendido la unidad de España con firmeza y por eso el señor Torra me llevó a los tribunales. A mucha honra", mencionó, para borrar la imagen de su muy censurada gestión en la denominada "Operación diálogo" con Cataluña

Derrotar a Pedro Sánchez

También se presentó como la candidatura a la presidencia del gobierno. "Me han votado para ganar al PSOE y a Pedro Sánchez y para derrotar a los populistas y a quien quiere romper España". Primer mensaje claro de sus aspiraciones ala Moncloa, compensado con enormes gestos de cariño a la militancia, "soy vuestra compañera". La imagen de Soraya alejada del PP es su punto débil. De ahí que centrar su mensaje en atraerse a sus seguidores. "Soy Soraya la del PP y mi partido es el PP", y recordaba que no ha hecho campaña en contra de nadie, sólo a favor del PP. 

También se recordó adalid de la integración, "para que nuestro partido sea más fuerte. "Sólo pediré dos cosas, lealtad por el partido y que trabajen por él y por España. Yo también soy leal". Y una confidencia: "Yo no estaría en esta lista si no fuera la más votada, estaría en tu lista, Pablo, si me lo hubieras pedido". Anunció que contará con los barones, los municipales, los provinciales, los regionales, "el anclaje de nuestro partido en la piel de España". Elogio incluso a la 'España rural', que siempre se ha mostrado poco sensible hacia la exvicepresidente. "El único partido que está presente en todos los municipios de España". Allí donde hay una sede del PP, allí "hay una bandera de España". 

Había entrado en la sala pisando firme, con sonrisa de ganadora, saludando con euforia a los compromisarios. Se escucho un coro de "presidenta, presidenta", lo que no había ocurrido en la jornada inaugural. Pablo Casado  ingresó en la sala con más discreción, con su aire americano y abrazos por doquier.  "Pablo, Pablo", fue la respuesta desde sus filas. Los cánticos se sucedieron como en una cancha de baloncesto.

La noche ha sido intensa, con la búsqueda desesperada de los últimos votos, los dudosos que pueden decidir el resultado final de la contienda. Arenas y Ayllón, al frente de la maquinaria de reclutamiento de papeletas. Hay dudosos o afiliados que se niegan a reconocer su intención de voto. El efecto del discurso de Rajoy, de su emotiva despedida, su defensa de la política hacia Cataluña, del 155, su cariñoso beso a Santamaría, han sido vistos como gesto de apoyo.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.