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Política

Iglesias corre el riesgo de quedarse sin poder territorial tras su irrupción hace cuatro años

Ada Colau y Pablo Iglesias.

Podemos dio un salto hacia el poder en 2015. Logró las alcaldías de Barcelona, Madrid, Cádiz, Zaragoza y La Coruña, entre otras, y convirtió esa conquista en el primer escalón del "asalto a los cielos". Pero ahora la situación ha cambiado. Las encuestas vaticinan una caída de los morados en muchos de esos consistorios y las elecciones municipales y autonómicas del próximo domingo podrían dejar a Pablo Iglesias en una situación complicada: la pérdida de las alcaldías, sumada a la caída en las generales, puede abrir las puertas a una revuelta interna

En las principales ciudades gobernadas por los morados se han registrados pugnas y luchas internas. En casos como Zaragoza los sondeos hablan incluso de sorpasso del PSOE al regidor Pedro Santisteve. En Madrid, Cádiz y La Coruña los alcaldes se han alejado de Iglesias y queda por ver si la suma de los partidos de izquierdas aguanta y cómo quedará la relación de fuerzas entre morados y socialistas.

Solo queda Barcelona, donde Ada Colau mantiene los lazos con el secretario general y cuya victoria podría permitir al líder morado salvar los muebles. Iglesias se ha involucrado mucho en la ciudad condal en la campaña, aunque Podemos en Cataluña es residual y son los comunes los que llevan las riendas de la izquierda alternativa al PSOE. Pero la subida de ERC y del PSC asusta.

El verdadero oasis para los morados es Valencia. Aquí el pacto del Botànic con el PSOE y Compromís permitirá revalidar el control del ejecutivo regional. Y también en el Ayuntamiento la esperanza es que el regidor Joan Ribó (Compromís) siga al mando del consistorio. El gobierno valenciano es, de hecho, el modelo a seguir por los de Iglesias. En esa región los dirigentes morados comparten carteras con los del PSOE y Compromís y la esperanza es reeditar el esquema a nivel nacional.

Trampolín para el gobierno

Entre Pedro Sánchez e Iglesias hay contactos frecuentes. La cúpula morada se muestra optimista por el acercamiento de algunos sectores del PSOE a la opción del gobierno de coalición, como el estratega Iván Redondo, como adelantó Vozpópuli. Pero saben que persisten los escépticos. Es el caso de José Luis Ábalos, muy influyente en Ferraz, donde siguen pensando que el modelo valenciano no es extrapolable al gobierno nacional.  

Podemos espera darle la vuelta a la situación el domingo y que el PSOE necesite a los diputados morados en Comunidades como Madrid, Baleares y Canarias. De ser así, Iglesias podrá poner toda la carne en el asador y supeditar los pactos locales a su entrada en el Ejecutivo.

Pero los márgenes son estrechos. Los dos bloques –el de centro-derecha y de centro-izquierda—están muy igualados y fuentes socialistas alertan de que los barones del PSOE prefieren pactar con Ciudadanos. Esto frenaría el plan de Iglesias de convertir los gobiernos locales en trampolín para llegar al Consejo de Ministros. Y añadiría leña al fuego de la crítica interna alimentada por la pérdida de poder territorial, con todo lo que esto significa en términos de salario y empleo para los cuadros del partido.

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