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Política

Iglesias, dispuesto a ceder ante Sánchez pero un sector de Podemos le pide que no se “humille”

Pablo Iglesias después de su reunión con Pedro Sánchez

Podemos atraviesa otra crisis interna, esta vez por el pacto de gobierno con el PSOE. Pablo Iglesias quiere llegar a toda costa a un acuerdo con Pedro Sánchez, quien en los últimos compases de la negociación se ha abierto a conceder altos cargos pero no ministerios para los morados. Iglesias está dispuesto a “aceptar cualquier cosa”, aseguran fuentes de su partido en exclusiva a Vozpópuli, pero añaden que sectores internos se niegan a asumir lo que consideran una “humillación”.

La fractura tiene su epicentro en el eje Andalucía-Madrid, pero afecta a todo el partido. La federación de Podemos de Andalucía, liderada por los anticapitalistas de Teresa Rodríguez y José María González Kichi, exigen a Iglesias que no ceda y no acepte cargos intermedios, tal y como le propuso Sánchez el pasado lunes.

Advierten de que no respaldarán acuerdos a la baja, manteniéndose fieles a su apuesta de apoyo externo según el modelo portugués: “A la luz de las experiencias de gobiernos con el PSOE, así como la trayectoria de incumplimientos del propio Sánchez, entendemos que esta opción no es la mejor”, dijeron hace un mes.

Apoyo de Garzón y cansancio de Iglesias

Iglesias sin embargo está cansado y no quiere tensar más la cuerda. Después de aparcar el término “coalición” y aceptar el de “cooperación”, abre ahora a no estar él en el Consejo de ministros. Eso significa que miembros de Podemos podrán ocupar secretarías de Estado, direcciones generales y posiblemente algunas empresas públicas. La vía más razonable para llegar al poder, según Iglesias, y evitar nuevas elecciones.

Tiene el apoyo de su aliado de Izquierda Unida, Alberto Garzón. El coordinador nacional de IU ha pedido a los suyos que acepten formar parte del Ejecutivo de Sánchez, aunque sin tener puestos de responsabilidad en el Consejo de Ministros. Pero también en su formación hay sectores críticos con ese planteamiento. 

Nuevos críticos

La tensión va in crescendo. La dimensión de la crisis se refleja por el hecho de que también hay figuras como Alberto Rodríguez, el flamante secretario de Organización que proviene de los comunistas de Canarias y a quien Iglesias entregó la llave del partido después de alejar del cargo a Pablo Echenique, que no ve asumible un pacto de gobierno sin ministros.

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Según varias fuentes, Sánchez habló claro el lunes en la reunión con Iglesias. Supeditó todo tipo de acuerdo a que ni él ni nadie de Podemos esté en el Consejo de Ministros. Antes, se había abierto a independientes de prestigio afines a Podemos, pero Iglesias no quiere que sean los socialistas que decidan los nombres. Y teme que Sánchez fiche a personas de relevo de la izquierda para forzar su apoyo.

A lo largo de todo el pasado miércoles hubo rabia y frustración en Podemos. Sus dirigentes reprochaban a Moncloa la filtración de la reunión entre Sánchez e Iglesias. Echenique le pidió a Carmen Calvo que "no se negocie a través de los medios de comunicación" y mantener la discreción mientras se "habla muchas veces con la otra parte". Pero dijo que en Podemos están "preparados para considerar todas las posiciones".

Evitar las elecciones

El presidente en funciones necesita el voto de los morados (42 diputados) para crear la base de una mayoría que le permita ser investido presidente. Eso pasaría por sumar Compromís (1), PRC (1) y el PNV (6), y lograr la abstención de ERC. Gabriel Rufián, líder en el Congreso de ERC, ha afirmado en su reunión con Adriana Lastra la disposición de su grupo a no bloquear la investidura.

Por todo ello, Iglesias considera ahora conveniente ceder y aceptar la oferta del socialista. A cambio, obtendría que Podemos elija sus altos cargos. En opinión de Iglesias esa condición es suficiente para sellar una alianza, aunque asimétrica, con el PSOE.

Esto permitiría evitar que se repitan las elecciones y que su liderazgo se vea definitivamente afectado por un mayor desgaste. Entre la muerte y mal menor, Iglesias lo tiene claro. Pero no todo el partido está de su lado. Una vez más se acercan nubarrones en la casa morada.

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