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Política

Iglesias se erige como abanderado de la moderación y logra que Sánchez rechace el pacto con Ciudadanos

Pablo Iglesias saliendo de un taxi a su llegada a las instalaciones de Atresmedia

El líder de la formación morada, Pablo Iglesias, no se ha desprendido del todo de la vestimenta rupturista, pero sí ha dejado a un lado los proclamas contra el sistema. Así lo ha demostrado en el primer debate del lunes por la noche, y también en el debate de este martes, donde se esperaba un estilo más rápido (“pasamos de un campo seco a uno mojado”, comentaban miembros de la dirección del partido) pero que ha acabado en un tono muy medido, sin golpes de espada, entre lo académico y lo místico.

Iglesias ha tenido más libertad de acción que los otros candidatos, empeñados en el triple enfrentamiento. Y la ha aprovechado para lanzar su mensaje y capitalizar el único anuncio de la noche: el rechazo de Pedro Sánchez a pactos con Ciudadanos"No entra en mis planes el intentar pactar con un partido que ha puesto un cordón sanitario al PSOE", ha afirmado el socialista.  

"¿Es usted el moderado?"

Si en el primer debate Iglesias evitó enzarzarse en una pelea con Sánchez y los otros candidatos, esta noche el líder de Podemos ha colocado en su diana a Rivera, y ha actuado casi como moderador del debate, pidiendo más de una vez “respeto” por los electores a sus contrincantes. “Estoy sintiendo mucha vergüenza por la forma en la que está discurriendo este debate”. “¿Es usted el moderador?”, le ha lanzado irónicamente Albert Rivera. “Es usted muy maleducado, no sea tan impertinente”, ha relanzado el candidato de Podemos. 

Iglesias ha corregido, además, algunos errores de la noche del lunes. Ha evitado sacar la Constitución más de una vez, aunque ha recitado algunos artículos durante el debate. Ha llegado en taxi, ha sido el único candidato acompañado por una asesora y ha evitado la camisa remangada de mitin de plaza, pero poco eficaz en televisión.

Plurinacionalidad

Hay un episodio que refleja el cambio de postura de Iglesias ante los comicios del 28 de abril. Para comprobarlo hace falta remontarse a uno de los hechos más relevantes de esta campaña: concretamente al pasado 11 de abril, cuando la candidata del PP por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo, sufrió en la Universidad Autónoma de Barcelona un ataque por un grupo de estudiantes separatistas. Iglesias, quien en 2008 respaldó el escrache a Rosa Díez en la Complutense de manera “épica” (tal y como recoge el escritor Ricardo Dudda en La verdad de la tribu), ahora ha llegado a defender a la popular.  “Es terrible que una candidata no pueda intervenir en una universidad”, llegó a decir.

Iglesias quiere llegar al gobierno y se ve. Su plan pasa por compartir la dirección de todos los ministerios con Sánchez en caso de gobierno, como adelantó Vozpópuli. Su campaña electoral, poco personalista con respecto a la de 2014, en la que su cara ocupó el logo de partido en la papeleta, ha ido enfocada a las propuestas: pocas nuevas, cabe decirlo, ya que mucho del ideario del nuevo Podemos se asemeja al de Izquierda Unida. Pero con una diferencia: la apuesta por la plurinacionalidad, concepto todavía más filosófico que jurídico, que sigue atrapando a Podemos a sus fantasmas.

“Nuestro país es plurinacional”, ha reiterado Iglesias, antes de sacar a colación al ex líder de la UCD, Adolfo Suarez, por su negociación con Tarradellas preguntado sobre el artículo dos de la Constitución, que reza la “indisoluble unidad de la Nación español”. “Suárez negoció con el señor Tarradellas”, ha citado Iglesias para hablar de la “necesidad” de la búsqueda de “diálogo” en Cataluña. Un diálogo que pasa por la convocatoria de un referéndum en el que se pueda incluir la propuesta de la autodeterminación. “Muchos españoles hablan lenguas diferentes, y a mi me gusta esta España. España es muy plural y tiene muchas identidades”, ha afirmado.

Gobierno de coalición

Todo el engranaje de la máquina electoral de Podemos está enfocado a alcanzar el Consejo de ministros. Es una manera de llegar a la Moncloa, aunque no desde la presidencia. Las negociaciones con Sánchez avanzan, pero en Podemos no confían del todo en el líder socialista (tampoco lo hacen muchos dirigentes del PSOE). Temen que el autor del libro Manual de Resistencia acabe haciendo a Rivera una oferta de gobierno que no pueda rechazar. Y aplicando la estrategia más clásica de la ajedrez: atacar para defenderse.

“¿Se está armando un pacto Sánchez-Rivera?”, se preguntan los militantes de Podemos en los chats internos del partido. “Sánchez no respondió cuando le pregunté tres veces si pactaría con Ciudadanos. Nosotros sí hablamos claro de la España que queremos y de cómo cambiaremos las cosas”, escribió Iglesias en las redes sociales. Entre lunes y martes, volvió Iglesias a ese guion. “¿Pactará usted con Rivera?”, preguntó y repreguntó Iglesias. Sánchez evitó contestar en el primer round de la confrontación, pero este martes ha asegurado que no está entre sus planes pactar con Ciudadanos.

El Iglesias moderado ha alcanzado su objetivo: asegurarse públicamente una sustancial promesa de Sánchez de gobierno de coalición con el PSOE y un alejamiento de Ciudadanos. Ahora solo falta que salgan los números en las urnas el próximo domingo.

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