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Política

'Guerra' en la derecha: Vox clama venganza contra PP y Cs tras el fiasco en el Congreso

Santiago Abascal y Pablo Casado en el Congreso, este martes.

Los de Santiago Abascal lo tenían claro desde el lunes por la noche, cuando ya barruntaban que la propuesta del PP de pedir a Vox que renunciara a tener el secretario cuarto de la Mesa del Congreso para dar entrada a Ciudadanos en ese órgano podía salir mal: "Si lo hacen, tomaremos nota y tendrá consecuencias", señalaban fuentes de esa formación, en alusión a la posibilidad de pedir consejerías o más cuota de poder en comunidades como Madrid, Andalucía o Murcia, y en ayuntamientos como Madrid.

Dicho y hecho. Este martes, nada más consumarse el fiasco, por el cual el PP conserva sus dos puestos, sí, pero se refuerza la mayoría de la izquierda de seis contra tres, en lugar de cinco contra cuatro que hubiera sido de haber pactado en solitario populares y Vox. Santiago Abascal colgó un significativo tuit que termina con una amenazador: "Tomamos nota".

Vox no comprende el "capricho infantil" de Pablo Casado por el cual, para permitir que los de Inés Arrimadas entraran en el órgano de Gobierno de la Cámara Baja, los tres partidos de la oposición han acabado dando a PSOE y Unidas Podemos una mayoría estratégica que, en la práctica, impide en términos aritméticos que pierdan votación alguna.

Por eso, a partir de ahora la formación de ultraderecha va a ser "más exigente" en los pactos que tiene en autonomías y ayuntamientos con sus socios PP y Ciudadanos, dijo el portavoz del grupo parlamentario, Iván Espinosa de los Monteros. "Estar o no estar en la Mesa es cosa de importancia relativa", recalcó; "lo que es significativo es cómo el PP ha preferido que entren los comunistas a que entre Vox".

Lo cierto es que este episodio vivido el martes en el Congreso va a dejar huella en las relaciones entre los dos partidos de la derecha; "no son de fiar", sostiene Vox, mientras que el PP repite machaconamente que los de Abascal y el PSOE han acabado haciéndoles una pinza para que continúe la desunión de la derecha de la que solo hay un beneficiario: Pedro Sánchez.

Pese a este cruce de acusaciones en público, los de Abascal están convencidos de que Casado y su equipo son conscientes del "error" que han cometido, aunque solo sea porque los "comunistas" de Podemos hayan logrado hacerse con tres puestos en la mesa (y tienen solo 35 diputados), más que los dos logrados por el PP con 91 escaños, si se suman a sus 89 los dos de Navarra suma.

Sea o no verdad esto último, la realidad es que el presidente del PP ofreció al término del pleno de constitución del Congreso una rueda de prensa en la que dio en todo momento sensación, no de saborear victoria alguna, sino de intentar que pasemos página cuanto antes. Para abrir boca, un recurso ante el Tribunal Constitucional contra las variopintas fórmulas de acatamiento de la Constitución que usaron este martes su señorías nacionalistas y de partidos a la izquierda del PSOE. 

Casado desea pasar página cuanto antes y empezar la oposición a Sánchez: quiere que explique los ERE y si va a reformar el Código Penal para que convocar referéndum ilegal sea delito

Casado ha empezado a hacer oposición a Pedro Sánchez, sin dilación, pidiendo su comparecencia para que explique cómo va a depurar su responsabilidad política tras la sentencia del caso de los ERE, y además intenta poner contra las cuerdas al candidato socialista para que confirme, ahora que está negociando con ERC su investidura, si va a mantener el compromiso que contrajo en la campaña electoral de reformar el Código Penal para volver a considerar delito la convocatoria ilegal de un referéndum.

El gran damnificado por esa lucha sin cuartel en la derecha fue Ciudadanos, que se quedó sin un puesto en la Mesa pese a que tenía un pacto con PP que cumplió a rajatabla durante las diferentes votaciones que hubo en la Cámara baja.

En la formación naranja creen que tanto el PSOE como Vox "se aliaron" con sus movimientos para marginar a Ciudadanos. "Nos quieren dejar en la indiferencia", constató un diputado de Cs a Vozpópuli. Y el temor que barruntan es que esa "alianza circunstancial" de PSOE y Vox, a los que conviene "retroalimentarse" en palabras de José María Espejo-Saavedra, se traslade a otras cuestiones que afectan a Cs.

La frialdad de Vox

Las más inmediatas son la ubicación de los 10 escaños naranjas en el hemiciclo y la distribución de los despachos dentro de los edificios de la Cámara baja. Sobre lo primero, Ciudadanos asume que puede acabar en el gallinero como le ocurrió a Vox la pasada legislatura con 24 escaños. El margen de maniobra para Arrimadas y los suyos es mínimo porque no tiene voz ni voto en la Mesa y se ha topado con la frialdad del partido de Santiago Abascal.

Sólo hubo una reunión entre Iván Espinosa de los Monteros y José María Espejo-Saavedra, en la víspera de la constitución de las Cortes, y únicamente sirvió para que Vox se negase en redondo a entrar en la ecuación que le proponían PP y Cs con el reparto de los cuatro puestos que, en teoría, le tocaban a la oposición de centro-derecha.

La actitud distante de Vox con Ciudadanos fue interpretada en las filas naranjas como una venganza servida en plato frío por las reiteradas negativas naranjas en el pasado a sentarse a negociar pactos tripartitos en comunidades autónomas como Andalucía, Madrid o Murcia.

Ese ajuste de cuentas se puede trasladar, igualmente, al reparto de despachos oficiales dentro de la Cámara baja. Ciudadanos ocupó en mayo dos plantas enteras -la 5ª y la 6ª- del edificio de ampliación gracias a sus 57 escaños, mientras que Vox denunció que estaba hacinado en la 7ª con sus 24 diputados. Ahora se podrían intercambiar el orden de las plantas, pero en la formación naranja se temen que el castigo sea aún peor y queden ubicados en un sitio distinto y más pequeño.

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