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Política

Negociaciones secretas del 9-N: el primer descalabro de Rajoy

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, junto al presidente en funciones de la Generalitat, Artur Mas

Artur Mas ha recordado ante el juez Pablo Llarena las reuniones de emisarios del PSOE y el PP con la extinta  CiU para intentar dar con una salida a las tensiones independentistas antes de la convocatoria del referéndum del 9-N. Pedro Arriola y José Enrique Serrano actuaron como los embajadores de Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, respectivamente, en una larga serie de reuniones, desveladas en su día por 'El Periódico', y que se celebraron tanto en Madrid como en Barcelona. No tuvieron éxito. 

Mas, por entonces presidente de la Generalitat, delegó en Joan Rigol, dirigente de Unió y en su día presidente del Parlament, quien tenía buenos contactos con algunos dirigentes políticos nacionales. Rigol dirigía entonces el denominado Pacto por el Derecho a Decidir y era asimismo un hombre de confianza de Josep Duran Lleida, líder de la formación democristiana coaligada con Convergencia. 

Meses de encuentros

Las negociaciones, se prolongaron durante meses, fueron intensas, e incluso se formularon algunos acuerdos mínimos entre el Estado y la Generalitat. Estos contactos tuvieron un tratamiento secreto tanto que algunos de los avances que se filtraban en medios políticos y periodísticos eran drásticamente desmentidos.

Artur Mas decidió convocar el referéndum del 9-N de 2014 casi un año antes, en diciembre  de 2013, sin darle aviso previo a la Moncloa. Tanto irritó esta 'traición' del 'president', que Mariano Rajoy, al ser preguntado en la tradicional copa de navidad con la prensa si no le daba 'vértigo' la deriva que tomaban los acontecimientos, respondió con una frase que se hizo famosa: "A ver a quién le da más vértigo". 

La cuerda se tensó, pero no hubo ruptura total. Rigol y Arriola seguían conversando, y se sumó luego José Enrique Serrano, en nombre del PSOE, quien en su día fue jefe de Gabinete de Felipe González y que actuaba en nombre de Rubalcaba, muy pendiente de estas reuniones.

La Generalitat seguía adelante con su proyecto de referéndum, que denominaron 'proceso participativo' para evitar problemas con la Justicia. Los tres emisarios avanzaron en distintas cuestiones, como un referéndum pactado, con sus preguntas incluidas, una posible reforma de la Constitución, acuerdos de financiación, y otros puntos genéricos.

Hasta horas antes del 9-N, el trío negociador mantuvo abiertas las líneas de diálogo. Tanto que los informes que Arriola le pasaba a Rajoy apuntaban a que la consulta no tendría lugar

No hubo posibilidad de acuerdo alguno. Artur Mas cabalgaba a lomos del tigre del secesionismo y las asociaciones de agitación ACN y Òmnium habían tensado la situación en las calles. La Diada del 11 de Septiembre de 2014 fue una de las más masivas de cuantas se habían vivido hasta ese momento. El referéndum fue el lema único de la masiva manifestación. Finalmente, el plebiscito se celebró, con una participación de apenas un 37 por ciento en el que los 'síes' vencieron por un 80 por ciento. Mas fue procesado y finalmente inhabilitado.

Hasta horas antes del 9-N, el trío negociador mantuvo abiertas las líneas de diálogo. Tanto que los informes que Arriola le pasaba a Rajoy apuntaban a que la consulta no tendría lugar, serían tan sólo 'urnas de cartón' colocadas en pueblos minúsculos diseminados por la región. No fue así y Rajoy vivió una de sus primeros grandes fracasos frente el desafío secesionista catalán. 

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