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Política

Susana Díaz prevé adelantar las elecciones andaluzas a otoño para desmarcarse de Sánchez

Pedro Sánchez y Susana Díaz

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, prevé adelantar las elecciones andaluzas a otoño para desmarcarse de Pedro Sánchez. La lectura que hace Díaz es que pasada la euforia inicial en las filas socialistas por el regreso a la Moncloa, que la hay, Podemos y los separatistas someterán al Gobierno a un enorme desgaste que amenaza con debilitar al PSOE en las urnas. Díaz no quiere verse arrastrada por la minoría parlamentaria de Sánchez. El anticipo evitaría también una probable coincidencia de la sentencia de la trama de corrupción de los ERE con los comicios.

La legislatura andaluza finaliza en marzo del 2019, pero la victoria del PSOE en la moción de censura ha encogido el calendario, según dicen fuentes de la Junta a Vozpópuli. Si algo tenían claro Díaz y su equipo es que con Sánchez en la presidencia, las elecciones había que adelantarlas. La fecha más probable, según cálculos de los principales partidos, es noviembre de este año. El adelanto no responde a un capricho o a la evidente enemistad personal y política que separa a ambos dirigentes, que también. Se trata sobre todo de supervivencia política. 

Apoyo separatista a Sánchez

Las encuestas que maneja Díaz auguran un victoria holgada del socialismo en Andalucía. Sin embargo, la sopa de siglas con la que Sánchez ha llegado a la Moncloa es una munición política potente para el PP y Ciudadanos. Díaz lo sabe y quiere neutralizar el riesgo lo antes posibles, explican estas fuentes. La presidenta de la Junta siempre ha situado a los partidos separatistas como una línea roja para cualquier acuerdo. 

El PSOE de Sánchez ha rebasado esa línea. Es cierto que el presidente del Gobierno ha prometido un Ejecutivo socialista y que, más allá de la mano tendida al independentismo, ha dicho que la Constitución es el límite. Pero la debilidad parlamentaria del PSOE -con apenas 84 diputados- es un caramelo para que Podemos y los nacionalistas desgasten sistemáticamente al Gobierno de Sánchez con propuestas inasumibles. 

El socialismo andaluz cree que la euforia del poder y la luna de miel con Pablo Iglesias durará lo que dure el verano. A partir de ahí, la presión de la izquierda y del ala derecha del hemiciclo harán inviable la gobernabilidad del país. Díaz no quiere verse atrapada en ese fuego cruzado, que alimenta con gasolina la cercanía de las elecciones autonómicas, municipales y europeas de mayo del 2019. 

La solución, dicen desde el Palacio de San Telmo en Sevilla, es el adelanto. Díaz marca su propio perfil, minimiza el contagio del Gobierno Sánchez y esquiva la sentencia de los ERE. Pero la presidenta necesita una excusa para dar por acabada la legislatura antes de tiempo. Díaz gobierna con el apoyo parlamentario de Ciudadanos. El pacto de investidura que suscribieron ambos partidos hace tres años sigue vigente y su grado de cumplimiento es alto.

Romper el pacto con Cs

El acuerdo está sometido a las tensiones propias del inminente ciclo electoral. La última polémica fue la entrevista de la juez instructora de los ERE Mercedes Alaya, que denunció presiones de Díaz en una entrevista. Fuentes de Ciudadanos dan por hecho el adelanto a los meses de otoño. El partido está preparado para ir a las urnas. La cuestión es quién carga con la responsabilidad de romper un pacto que ha funcionado.

Si no hay ruptura antes del verano, es posible que la negociación de los Presupuestos autonómicos del 2019 tense la cuerda los suficiente como para que las dos partes lo den por terminado. Díaz podría esgrimir entonces la inestabilidad como motivo para disolver el Parlamento y llamar a las urnas. Las elecciones serían casi con toda seguridad en noviembre.

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