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País Vasco

El adelanto electoral en Cataluña trastoca el plan de Urkullu sobre las elecciones vascas

Quim Torra e Íñigo Urkullu, en una reunión en Ajuria Enea.

El terremoto político desatado en Cataluña tiene su réplica, menor pero importante, en el País Vasco. Porque la decisión del presidente de la Generalitat, Quim Torra, de adelantar las elecciones catalanas influye en los planes del lehendakari, Íñigo Urkullu, cuya previsión es convocar los comicios vascos para finales de mayo. El adelanto catalán trastoca y deja en el aire la hoja de ruta del Gobierno vasco. 

Torra desvelaba este miércoles que rompe con ERC y que convocará elecciones catalanas en cuanto el Parlament apruebe los presupuestos autonómicos. Es decir, no hay fecha para la cita con las urnas y pasarán varias semanas hasta que se confirme cuándo se votará en Cataluña.

Incertidumbre en Cataluña. E incertidumbre en Euskadi. El clima político en la comunidad es más que preelectoral. En las últimas semanas todos los partidos se han puesto manos a la obra para preparar los comicios con la idea extendida de que se celebrarán a finales de mayo o principios de junio. Las fechas del 24 y el 31 de mayo son las que manejan unos y otros

Desligarse del 'procés'

La decisión sobre la fecha de las elecciones vascas, en principio previstas para otoño, depende única y exclusivamente del lehendakari. Este diario ya publicó que habrá adelanto antes del verano y posiblemente la fecha elegida será el 24 de mayo. Así lo creen fuentes muy cercanas a su Ejecutivo. Pero si algo ha defendido siempre en los últimos años Urkullu, eso ha sido desligar la política vasca del procés catalán. 

El Gobierno vasco quiere seguir la senda soberanista, sí, pero mediante un acuerdo con el Estado. En Sabin Etxea, sede del PNV, no quieren ni escuchar la posibilidad de seguir las vías unilaterales. Entre otras cosas, porque ya salieron escaldados con el fallido Plan Ibarretxe. El Plan Urkullu para aprobar un nuevo Estatuto es parecido en el fondo pero distinto en las formas

Un ambiente electoral marcado por el debate independentista, con la aspiración del "derecho a decidir" en el horizonte, puede beneficiar en Euskadi a Bildu, que defiende las vías unilaterales. Al PNV, que rompió sus vínculos con la antigua Convergencia por no pocas diferencias, no le convienen unas elecciones vascas junto a unas catalanas. 

La sartén por el mango

Lo positivo para Urkullu es que tiene la sartén por el mango. Puede hacer lo que le venga en gana, con independencia de lo que pase en Cataluña. En el seno del Gobierno vasco hay división de opiniones respecto a cuándo deben celebrarse las elecciones autonómicas. Mientras sus consejeros debaten, "el lehendakari toma nota", como suele decir el portavoz, Josu Erkoreka.

Una vez aprobadas las cuentas de 2020 con el apoyo de Podemos, Urkullu tiene garantizada la estabilidad de su Gobierno. O, dicho de otra manera, puede manejar el calendario a su antojo. Tiene en su mano adelantar las elecciones, como parecía obvio y ya se daba por hecho, o dejarlas para después del verano, como corresponde legalmente. En su decisión se antoja clave lo que haga Torra, que tarde o temprano tendrá que elegir fecha.

Los cálculos de un adelanto en Euskadi pasaban por convocar elecciones pasado el 31 de marzo, día en que se celebra el 40º aniversario del Parlamento vasco. Lo único seguro es que solo cuando haya fecha para las elecciones de Cataluña, Urkullu decidirá la fecha para las del País Vasco.

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