Opinión

Y si lo del Constitucional es solo un paripé para la amnistía…

El Constitucional, preparado para avalar la reforma del CGPJ que prohíbe los nombramientos en funciones
Fachada del Tribunal Constitucional Alejandro Martínez Vélez / Europa Press

En poco más de una hora de reunión, el pleno de la Sala Segunda del Tribunal Constitucional rechazaba por unanimidad la pretensión del PSOE de recontar los 30.000 votos nulos de las pasadas generales en Madrid. Una decisión ‘cantada’ tras la ¿sorpresiva? decisión de la ponente, Laura Díez, la ‘progresista’ y extrabajadora de la Moncloa de Pedro Sánchez, de hacer caso al criterio de la Fiscalía del propio Tribunal de Garantías y proponer el rechazo de la medida.

¿Qué ha sucedido para que, en poco menos de una semana, la vocal nombrada a propuesta de Pedro Sánchez y estrecha colaboradora en el pasado reciente del núcleo duro de Moncloa -fue directora general de Asuntos Constitucionales en el Ministerio de Bolaños- haya pasado de rechazar un primer informe contrario a la admisión y encargar otro ‘ad hoc’ y ahora asuma la tesis de la Fiscalía –y del propio Supremo- de que “no existe el derecho constitucional a la revisión del voto nulo”?

En otras circunstancias, es decir, con otro inquilino en Moncloa y con otro presidente en el Tribunal Constitucional, la lógica indicaría que –en un rapto final de cordura- tanto la vocal Laura Díez como el resto de la Sala habían acabado por entender que la pretensión del PSOE de recontar los 30.000 votos es, como el mismo partido decía hace pocos meses, una práctica “trumpista” que acabaría por abrir una caja de Pandora capaz de bloquear cualquier recuento electoral siempre que el interesado necesitara un escaño para sus intereses y pactos.

Tanto la vocal Laura Díez como el resto de la Sala habían acabado por entender que la pretensión del PSOE de recontar los 30.000 votos es, como el mismo partido decía hace pocos meses, una práctica “trumpista”

Pero precisamente como la lógica –ahí está la hemeroteca- es enemiga de lo que está sucediendo en este país en los últimos cinco años, en el propio Tribunal Constitucional y en la oposición a Pedro Sánchez se ha instalado una sospecha permanente sobre lo que ha ocurrido en el Constitucional. Y no es precisamente halagüeño.

Para unos, fuentes internas del propio Tribunal, todo es un paripé para dar “imagen de independencia e imparcialidad” hacia lo que viene ahora, lo que de verdad importa a Pedro Sánchez para su investidura: avalar la constitucionalidad de la Amnistía o el “Alivio Penal” para Puigdemont y sus secuaces del 1-0. Tras tumbar el recurso del PSOE, cuando se estaba criticando la sumisión del TC a los dictados de Sánchez, la mayoría progresista, el presidente Pumpido y Moncloa pueden vender tras tumbar el recuento la “independencia” del órgano cuando tengan que avalar –como están anticipando sus juristas de cabecera- la constitucionalidad del perdón a Puigdemont.

Para unos, fuentes internas del propio Tribunal, todo es un paripé para dar “imagen de independencia e imparcialidad” hacia lo que viene ahora, lo que de verdad importa a Pedro Sánchez para su investidura: avalar la constitucionalidad de la Amnistía

Y aquí es donde entra también la sospecha de la oposición. ¿Es que ya no es esencial el escaño en Madrid, ese que abarataría el precio a pagar a los independentistas de Junts por sus escaños en la investidura de Sánchez al cambiar el ‘sí’ por la simple abstención? “Nos tememos lo peor”, asegura una fuente de la dirección del PP. “Pese a los mensajes oficiales del PSOE de que no está nada cerrado para rebajar las críticas de la vieja guardia; pese al ruido de la Diada, con declaraciones de máximos para no ser llamados ‘botiflers’ como a los de ERC, es más que probable que Moncloa tenga atado ya el sí de Puigdemont a la investidura de Sánchez a cambio de la amnistía. Por eso ya no le hace falta recontar los votos”, insiste la fuente.

Veremos. Pero, lo dicho. Desde que Pedro Sánchez ‘el Renacido’ llegó a Moncloa, en este país la lógica no es buena consejera para predecir lo que puede suceder en el corto plazo. Más bien hay que regirse por otra máxima: piensa mal y acertarás.