Opinión

He visto cosas que vosotros no creeríais

Manifestación Comisión 8M 25N
Manifestación Comisión 8M EP

He visto cosas que no creeríais. A mujeres protestando y rebelándose porque dicen que el mundo machista en el que vivimos les obliga a quedarse en casa a cuidar de los hijos, a dejar de trabajar, mientras los hombres avanzan profesionalmente... Y a continuación afirmar que jamás dejarían a sus hijos en una guardería donde solo trabajaran hombres, porque son agresores sexuales en potencia, solo por ser hombres. Cuando la gente se harta de incongruencias, dicen que hay un sector de la población que cree que la igualdad llegó demasiado lejos. Si se refieren a que las mujeres conseguimos la igualdad, pero no paramos ahí, que continuamos exaltándonos hasta perder la cordura y excarcelar violadores, porque lo importante es si consentimos o no tener sexo con nuestros maridos o si nuestros novios nos hacen la cena, pero no nos dicen piropos los obreros, porque eso es lo que dicta la secta del feminismo... Sí, estoy de acuerdo, todo esto se nos fue de las manos y nunca tuvo que llegar tan lejos.

No vais a creerme, pero conozco a mujeres que vienen de otros países a vivir al mío y consideran que un hombre que las quiere y las merece es el que les paga todo, incluso la peluquería. Jamás accederían a salir con un señor que no tenga un buen coche y nunca tendrían una segunda cita con quien en la primera les propuso pagar la cena a medias. Estas mismas señoritas se quejan de que en España los hombres son muy machistas y, en cuanto te descuidas, te hablan de nuestro sistema patriarcal, mientras les esculpen unas uñas de kilómetro y medio en el salón de manicura.

He visto a chavales en la veintena que, con suerte, habrán vivido ese enamoramiento intenso e inolvidable del primer amor adolescente, hacer vídeos para explicarnos al resto de los mortales, los siete trucos infalibles para conquistar a un hombre o a una mujer.

También los insultos a quienes osaran usar las palabras “obesidad mórbida”, en lugar de “gordita”, o ataques a los médicos que se atrevieron a decir a sus pacientes que la obesidad no es saludable

Incluso he escuchado a jóvenes que ni siquiera tienen edad para haber terminado unos estudios universitarios, que no saben lo que es cotizar a la seguridad social o hacer una declaración de la renta, tratando de vender su maravilloso curso para obtener la ansiada libertad financiera, al insensato que quiera escucharles.

Sé que no lo vais a creer, pero he visto a mujeres someter su cuerpo y su rostro a multitud de operaciones, para poder competir por el título de la mujer más hermosa del mundo... Y aun así otorgarle el premio a alguien que nació siendo hombre, pero se operó más que su competencia.

He vivido los aplausos póstumos a una mujer por defender en vida la enfermedad que la mató. Y también los insultos a quienes osaran usar las palabras “obesidad mórbida”, en lugar de “gordita”, o ataques a los médicos que se atrevieron a decir a sus pacientes que la obesidad no es saludable.

De verdad que no miento si os digo que he visto a un señor negro llamarnos racistas a todos los españoles, mientras cobra un sueldo que le pagamos con nuestros impuestos, todos esos españoles tan racistas y tratamos de olvidar que reside en nuestro país por cometer un delito tras otro, incluso con violencia y agresión hacia ciudadanos españoles.

También he visto un sindicato formado para defender a gente extranjera y sin papeles que se dedica a vender imitaciones de grandes marcas, traídas de contrabando, sin pagar impuestos ni declarar ingresos, de manera totalmente ilegal, mientras se sube una y otra vez la cuota a los que deciden hacer las cosas por la vía legal y pagar para poder trabajar siendo autónomos, sin tener sindicato ni defensa alguna.

He escuchado a un país entero llenando las calles con las manos pintadas de blanco y gritando al unísono “¡Basta ya!”, para, unos años después, ver declaraciones de faranduleros que se hacen llamar la “cultura” de este país, ponerse del lado de los asesinos

He escuchado a individuos decir que no van a trabajar toda su vida para dejarse el sueldo en pagar una casa, porque es más sencillo ocupar una que no es suya y dejar en la calle a sus propietarios, mientras agentes de policía en la puerta de la vivienda dicen que no pueden hacer nada más que defender a los delincuentes, para que nadie los saque de allí por la fuerza. Y he visto a jueces y a políticos decir que esto es falso, que no sucede y que es un problema inventado.

No lloréis si os digo que he visto coches volar por los aires con personas dentro, centros comerciales explotando, matando a mujeres y niños, monstruos cobardes pegando tiros en la nuca por la calle a quien no se deja extorsionar o les combate. He escuchado a un país entero llenando las calles con las manos pintadas de blanco y gritando al unísono “¡Basta ya!”, para, unos años después, ver declaraciones de faranduleros que se hacen llamar la “cultura” de este país, ponerse del lado de los asesinos y olvidar a las víctimas, mientras el Gobierno regala ayuntamientos y privilegios a los mismos miserables que hace una década ponían en sus hombros el ataúd de compañeros de partido. Es más, incluso he tenido que escuchar a uno de esos asesinos, no sé si buscando una oportuna y fantasiosa compasión, decir que gobiernos anteriores estaban en contra de una banda terrorista porque no querían que la violencia armada desapareciera. Aquí está mi compasión: pobrecito monstruo, que quería dejar de asesinar y no le dejaba el Estado.

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir... Aunque tal vez ya estamos muertos.