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Opinión

Virar y cambiar el rumbo

EiTB y TV3 mencionan 30 veces 'extrema derecha' frente a solo una vez 'extrema izquierda', según un informe
Vista general del Congreso de los Diputados Europa Press.

Cuando Vox emergió en la política española, lo hizo ante una situación en la cual se había consolidado un escenario donde la derecha clásica o, lo que en términos de espacio político se cataloga como tal, se había convertido en santificadora de la acción gubernamental de la izquierda, limitándose y no siempre a corregir algunos de sus excesos sin revertir la tendencia hacia un control creciente del Estado sobre la economía, sobre las personas, sobre las familias, sobre la sociedad; a un deterioro constante de las bases del Estado de Derecho y a la inacción frente a quienes ponían en cuestión y en riesgo la unidad nacional, consagrada en la Constitución, resultado de un proyecto común desplegado a lo largo de los siglos. 

La derecha tradicional, por seguir empleando un término comprensible, asumió y asume no sólo partes sustanciales del ideario de la izquierda, sino también la agenda establecida por sus adversarios por resignación o por miedo. Incapaz de hacer frente al colectivismo, se contentó con moderarle mostrando su impotencia o su falta de voluntad para plantear un programa real de cambio, dando por sentado que el viento de la historia soplaba a favor de la doctrina de sus rivales. Vox se negó a aceptar esa visión fatalista; creyó y cree no sólo posible, sino necesario combatir a la izquierda y revertir buena parte de lo logrado por ella. La alternativa al socialismo de izquierdas no es el socialismo de derechas.

La derecha tradicional, por seguir empleando un término comprensible, asumió y asume no sólo partes sustanciales del ideario de la izquierda, sino también la agenda establecida por sus adversarios por resignación o por miedo

Esta tarea ha cobrado una urgencia extraordinaria en esta hora de España. En estos últimos años se ha asistido a un asalto frontal desde el Gobierno a todos los mecanismos institucionales establecidos para controlar el poder; se han impulsado un sinfín de medidas destinadas a reducir la libertad de los individuos y a imponerles por decreto la concepción moral deseada por el Gobierno. Se ha producido una expansión inédita del Estado sobre la economía en todas sus expresiones: gasto público, impuestos, regulaciones. Se han erosionado de manera consciente los derechos de propiedad. Se ha acentuado la concepción del sistema educativo como un mecanismo de adoctrinamiento.

Ante ese escenario no cabe plantear un programa destinado a gestionar mejor lo que existe, sino que resulta imprescindible plantear una clara y nítida oferta alternativa que invierta una tendencia cuyo único objetivo es usar el aparato del Estado para reducir la cada vez más mermada independencia de los españoles para desarrollar su proyecto vital de acuerdo con sus valores y no con los que la izquierda quiere forzarles a aceptar, lo que muestra sus claras tendencias totalitarias. Es, pues, imprescindible no sólo tener las respuestas correctas a los problemas que encara España, sino asentarlas sobre una base doctrinal sólida. Desde esta óptica es importante hacer referencia a algunos asuntos centrales de este momento que reflejan el ideario que se plantea en esta nota.

Es básico restaurar la división de poderes, garantizando que el judicial no sea elegido por aquellos a quienes ha de controlar. Es vital restaurar el principio de igualdad ante la ley y acabar con las llamadas discriminaciones “positivas” que rompen cualquier criterio de justicia, privilegian a unos españoles sobre otros y dividen a la sociedad en colectivos enfrentados entre sí. Es esencial revisar un modelo de organización territorial del Estado ineficiente, que además constituye una patente de corso no sólo para ejercer el poder sin responsabilidad, sino para incentivar y premiar a quienes pretenden destruir la unidad nacional.  

Es básico restaurar la división de poderes, garantizando que el judicial no sea elegido por aquellos a quienes ha de controlar

Las familias españolas han de tener la capacidad de elegir el tipo de educación que desean para sus hijos, lo que implica sacar la política de ese ámbito no sólo para evitar el adoctrinamiento de los niños sino para generar una enseñanza de calidad que haga funcionar de nuevo el ascensor social. Y la mejor forma de lograr esa meta es introducir el cheque escolar que combina financiación pública, libertad de elección y competencia. El sistema educativo español no proporciona el capital humano que permite aumentar su productividad, el nivel de vida de las generaciones futuras y la movilidad social. 

Cualquier sociedad civilizada ha de garantizar el acceso de todos los ciudadanos a una serie de servicios básicos, los denominados bienes de mérito. Ahora bien, eso no implica la monopolización de su suministro por el Gobierno, lo que además es insostenible desde una óptica financiera a causa de la evolución demográfica española. Desde esta perspectiva es imprescindible incentivar el ahorro privado, lo que supone bajar la carga tributaria que recae sobre él y sobre las rentas del trabajo, y establecer mecanismos automáticos que eviten un crecimiento explosivo y exponencial del gasto público en esos programas. 

España necesita, pues, una nueva agenda, radicalmente opuesta a la de la izquierda. Las sociedades sólo prosperan cuando el Estado crea un marco institucional que permite a las personas ser libres e independientes para desplegar su iniciativa, su esfuerzo y su talento. El devolver poder a los españoles sobre sus vidas exige quitárselo a la clase política. Y eso demanda generar un nuevo clima de aspiraciones y rechazar la falsa creencia de que el Estado debe tomar las decisiones en nombre de los ciudadanos. No cabe tratar a los españoles como menores de edad sometidos a la tutela de un Gobierno que quiere decirles como han de vivir y de pensar.

Y quienes nos dedicamos a la cosa pública tenemos otro deber que cumplir. Nunca debemos olvidar de dónde venimos como nación. La izquierda busca no solo manipular el presente, sino reescribir el pasado. Como país, no debemos tener miedo de mirar hacia atrás y aprender de nuestra historia, de lo malo, pero también de lo mucho de bueno que hay en ella, y recordar a aquellos, muchos españoles, que eligieron ampliar sus horizontes y llevaron los valores de España a los más remotos confines de la Tierra. 

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  • P
    Petrarca

    Totalmente de acuerdo contigo, Víctor. Te sigo, eres una persona razonable y estás donde estás-como yo a nivel privado estoy con vosotros. Pero no quieren escuchar y nos demonizan los amante de la Agenda 2030, que son casi todos. Hasta que entiendan qué es esa trama que aspira a eliminar la Nación, es decir, al pueblo, será el suicidio colectivo que impera desde los separatistas (con un solo objetivo en sus neuronas), pasando por socialistas, comunistas y muchos peperos débiles en sus creencias. Cada vez sois más necesarios y por eso os seguimos.

  • W
    Wesly

    Lo que dice el Sr. Víctor González en esta columna suena bastante razonable, o así me lo parece. De todos modos, como vivimos en una democracia (o eso dicen), sería bueno que todos aquellos que no estén de acuerdo con lo expresado en el escrito lo pusieran de manifiesto y justificaran con razonamientos objetivos el motivo de su desacuerdo. Se trata de debatir, que es lo contrario de imponer. E imponer su visión es lo que (a mi juicio) la izquierda radical y sectaria está pretendiendo, limitando la libertad individual, la libertad de expresión, ordenando lo que hemos de hacer y pensar, okupando las instituciones teóricamente independientes del Estado, reescribiendo la historia a su gusto, adoctrinando a nuestros hijos en la escuela, criminalizando a los emprendedores que arriesgan su patrimonio para competir en el mercado y ofrecer a los consumidores el producto de su esfuerzo. En definitiva, a mi juicio se trata de decidir si queremos un sistema de convivencia basado en la libertad (limitada por la libertad de los demás), la responsabilidad (las consecuencias de las decisiones recaen en quien las toma, no en los demás) e igualdad (ausencia de privilegios para individuos, colectivos y territorios) o queremos y aceptamos estar sometidos a una dictadura arbitraria y opresora.

  • E
    el paciente irlandes

    Poco que añadir a lo aquí bien expresado (Gracias Vozpopuli) por González Coello.
    Sólo un elemento más , que es parte del ideario de VOX y que es por el que muchos militamos en esta opción.
    El rediseño del Estado de las autonomías, sólo posible desde un cambio de la ley electoral primero, sacando, al estilo de Portugal, a los partidos
    regionalistas/ nacionalistas del campo de juego político nacional..

  • T
    Talleyrand

    Hacen falta aires nuevos.
    Debemos arriesgarnos a cambiar porque asi no podemos seguir.
    Esta columna es una muestra de lo que debemos intentar.
    mas que virar lo que necesitamos es una trasluchada importante.

    Virar: cambiar el rumbo de un barco son el viento en contra (el viento pasa por la proa)
    Trasluchar: cambiar ese rumbo haciendo pasar el viento por la popa (mas peligrosa)

  • N
    Norne Gaest

    Es casi un milagro ver una columna en un medio de comunicación tradicional (prensa, radio y tv) que refleje fielmente el ideario de Vox. Si a muchos españoles les llegara directamente, sin deformaciones, y lo escuchasen sin prejuicios, tal vez los resultados electorales variarían notablemente. Un saludo a don Víctor. Felicitación a Voz Populi por incluirlo.

  • V
    vallecas

    Completamente de acuerdo D. Víctor, pero todo eso el PP no lo va a hacer. Ni Vox tampoco. La Izquierda lleva 40 años dividiendo con mucho "éxito" a los Españoles en dos. Los buenos, el PSOE y todo a su izquierda, y los malos, todos los demás, "trifachito", Inés Arrimadas "fascista". En PP ha tenido mayorías absolutas en este periodo y no ha hecho nada en este sentido. Por qué deberíamos pensar que ahora va a hacer algo diferente. Un primer paso sería pedirles a los componentes de VOX que se expliquen mejor, que sean más didácticos. Para empezar podrían cambiar de nombre para que la gente les conozcan mejor. Partido Demócrata, Constitucionalista, Español, cumplidor de la Leyes y de la Monarquía Parlamentaria,

    • T
      Tony010

      Hombre es una visión un poco simplista de VOX. En cualquier caso, VOX es aún un partido bisoño en el que se está aprendiendo todos los días. Y que no deja de ser español, para lo bueno y para lo malo. No somos británicos desafortunadamente en esto de gestionar la democracia. Ya lo dijo Maura.

    • N
      Nafasy

      El problema de que no llegeun las propuestas d Vox al gran publico, no es cuestion de cambiar de nombre, si no que un gran muro de propaganda pepero, o de la Pseota. Los silencia, los ha ceiminalizado, tergiversan y manipulan su mensaje verdadro, y traspasar eso es casi imposible! Y apesar de ello ha tenido cuatro millones de votantes, y ha duplicado votos en las municipales, imagenese, si los medios de propaganda, no ya los apoyaran, si no que dieran su mensaje tal cual es, sin silenciarlos, bueno arrasaban!

    • N
      Nafasy

      Por cierto en una democracia de verdad, deberia ser ilegal, lo que los medios en connivencia con otros partidos, y cobrando de nuestro dinero, tb de los votantes de Vox, están haciendo con Vox. Los cordones sanitarios hacia la derecha, deberian ser ilegales!

  • S
    Stephen Dedalus

    ¡Bravo!
    Efectivamente, la alternativa al socialismo de izquierdas no es el socialismo de derechas.