Opinión

Lo útil es votar a Vox

El líder de Vox, Santiago Abascal, participa en un mitin electoral en la plaza del seminario de Teruel
El líder de Vox, Santiago Abascal, participa en un mitin electoral en la plaza del seminario de Teruel EFE

Comencemos por lo obvio: en España no ha habido nunca verdadero bipartidismo. Lo que hemos tenido es alternancia en el acceso y uso partidista del cofre del tesoro de los contribuyentes. El bipartidismo es, o debe ser, la rivalidad constructiva de dos ideologías o formas de ver el mundo. Una vez conocido el resultado de las elecciones, ese bipartidismo se pondría de acuerdo para pactar y trabajar unido por el bien de los ciudadanos. Tal bipartidismo nunca ha existido en España. En España lo que ha existido son dos partidos practicando la guerra fratricida y el hoy por ti y mañana por mi clientelar y económico. Velando siempre, eso sí, por la fortaleza del entramado que les permite crecer y medrar. En coalición, lo de las llamadas coaliciones no es nuevo, con los tribales catalanes o vascos. Enemigos declarados de los españoles libres e iguales.

Esta situación, con el correr de los años, ha convertido la política española en una feria mafiosa donde se subastan y negocian las formas de acceso al botín del cofre del tesoro público. No hagan caso a los llamativos payasos que recorren la feria: sólo quieren desviar nuestra atención. A pesar de las diferencias, reales o tácticas, los partidos políticos españoles gestionan la existencia de un hábitat compartido que se cuidan mucho de mantener saludable.

Me entero, por poner un ejemplo, de que Bildu ha recibido, desde su fundación, 50 millones de euros de los contribuyentes. Repito, los partidos cuando están en el poder, se cuidan mucho de asegurar el buen vivir de su especie. Lo que incluye privilegios y copiosas prebendas e incluso estructuras de gobierno innecesarias (el Senado español, digamos) cuyo único propósito es asegurar un boyante status a fieles retirados por diversas razones, de la primera línea del partido. Y miles de asesores bien pagados, gran nivel de impunidad y el dinero necesario  para crear una red parasitaria de apoyo a los partidos. Ese orden, creado y bien alimentado por los partidos,  permanece inamovible no importa qué partido gobierne. Es decir, quien controle el acceso al cofre del tesoro de los contribuyentes.

El partido PP lleva décadas en la primera línea política española sin atreverse a entablar la imprescindible batalla contra los tribales

Pero. Lo que quería decir, es que de los nuevos partidos que han irrumpido en el paisaje político español, el único de rango nacional que parece dispuesto a desafiar el sistema mafioso de vasos comunicantes que describo arriba, es Vox. Podemos y sus tribales, comunistas o castro-chavistas aledaños, han demostrado ser tan adictos a las maravillas de la feria mafiosa como el que más. Y qué decir de sus líderes, gañanes y  pelanduscas de pequeños cerebros infectados de lo más siniestro y analfabeto que parieron las ideologías anticapitalistas (léase antihumanas), socialistas, eurocomunistas y en general izquierdo-populistas. Ideologías criminales que abrevaban y abrevan en un mar de sangre, miseria, esclavitud y hambre.      

Las encuestas indican que, en las elecciones del próximo domingo, el PP obtendrá excelentes resultados. Pero. Sin Vox posado en la nuca, el PP de Feijóo no es más que lo que ha sido siempre, un partido cobarde, desnortado por décadas de contubernio con el PSOE y la izquierda encanallada. Otro partido de la bazofia de la España plurinacional. Un partido cómplice, desde Aznar hasta hoy, de los caciques tribales y, lo más grave, un partido en completa simbiosis con la corruptela socialista y sindical.

¿Bildu sí es admisible y asimilable, pero no Vox? ¿ERC y no Vox? ¿Podemos y no Vox? ¿Sumar (que incluye a partidos promarroquíes en Melilla y no Vox?

Acusan a Vox de nacionalista. ¿Y? ¡Va a ser que el único nacionalismo en España que no puede existir es el español! Un partido político que ponga en primer lugar los intereses de los españoles libres e iguales debería ser lo más normal en España. Qué intereses ha de representar y defender un partido como Vox ¿los intereses chinos? ¿Bildu sí es admisible y asimilable, pero no Vox? ¿ERC y no Vox? ¿Podemos y no Vox? ¿Sumar (que incluye a partidos promarroquíes en Melilla y no Vox? Permítanme una carcajada.

El próximo domingo, si aspiramos a una España de ciudadanos libres e iguales, lo verdaderamente útil es votar a Vox. Sé que Vox no puede gobernar por sí solo. Pero. Lo importante de votar a Vox es obligar al partido PP a gobernar con Vox. Si no lo necesita, el PP no tomará las medidas que urgen a una España de ciudadanos libres e iguales. La primera de ellas, hacer posible la ilegalización de partidos como Bildu.  Recuperar las competencias educativas, cedidas estúpidamente a las comunidades autónomas, y acabar con la financiación de los sindicatos. Entre otras muchas medidas de capital importancia. La única forma de que el PP asuma un papel activo en la batalla cultural e ideológica que plantea la ascensión de ETA al gobierno de España, el fortalecido tribalismo xenófobo catalán y vasco, y la izquierda castro-chavista y chochocrática de Podemos y sus excrecencias, es que necesite a Vox para gobernar.

El partido PP lleva décadas en la primera línea política española sin atreverse a entablar la imprescindible batalla contra los tribales, por una España de ciudadanos libres e iguales. Tal vez ha llegado el momento de que un partido de derecha, verdaderamente de derecha, encabece la lucha por esa España natural y armónicamente española tantas veces traicionada.