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Opinión

Ucrania: postura oficial del gobierno

Primera reunión del Consejo de Ministros de la actual legislatura. Moncloa

Hay gente que ignora qué opina el ala comunista del gobierno acerca de la invasión. Aquí lo dejamos claro.

Al habla con un portavoz gubernamental de las dos mitades del gobierno, que actúa dando voz a una por la mañana y a la otra por la tarde siempre en horario comercial, hemos obtenido jugosas precisiones sobre qué piensa el consorcio aliado de Sánchez sobre Ucrania. Los ministros comunistas no están en contra del país agredido -a alguno se le ha debido explicar que va sin hache- pero tampoco en contra de Rusia, a pesar de considerar que la OTAN debería sustituirse por un tren de la bruja que diese mucho miedo. Proponen a Ada Colau para asumir tal cometido, pero algunas voces han dicho que tampoco hay que ser tan crueles. Por otra parte, Irene Montero ha dicho que los ministros camaradas que dispongan de niñera pagada por el estado pueden manifestarse en contra de la guerra, aunque no especifiquen cuál, siempre y cuando también lo hagan en contra de los Estados Unidos, los ejércitos en general y la fabricación del pan de pistola, por falócrata y defensor de la industria armamentística. Por lo que sea, a Tania y a Lilith se les ha denegado ese derecho.

"Los ministros, ministras, ministres, meniscos y meniscas pueden decidir si están a favor o en contra de enviar armas a Ucrania, siempre que no lo digan o lo digan muy bajito, teniendo en cuenta que el camarada Pisarello ha dicho que a Putin se le combate con feminismo y ecologismo"

Por otra parte, los ministros, ministras, ministres, meniscos y meniscas pueden decidir si están a favor o en contra de enviar armas a Ucrania, siempre que no lo digan o lo digan muy bajito, teniendo en cuenta que el camarada Pisarello ha dicho que a Putin se le combate con feminismo y ecologismo. Si el unicornio rosa debe ser considerado como arma de destrucción masiva o no se discutirá más adelante en una conferencia del partido. O no. Y si bien Putin no será considerado como agresor por parte de los socios comunistas de Sánchez, tampoco deberá verse al presidente ruso como un defensor, siempre y cuando los misiles lo dispare como defensa en ataque desde fuera del área de penalti y no haga pasos con la pelota sin salirse del carril de incorporación a la autopista o, en su defecto, no conecte el intermitente para avisar.

El gobierno, deseando dejar clara de una vez y para siempre la posición de los ministros, ministras, etc. comunistas, ha añadido que la guerra siempre es mala, salvo si se le añade un picadillo de jamón, y que entonces deja de ser mala para convertirse en pasable a condición de que el jamón sea bueno siempre que el ministro Garzón no considere mejor el tofu o el seitán, en cuyo caso la guerra pasaría a ser de género fluido y tendría derecho a disponer de una carroza propia el día del orgullo, a condición de que las ministras comunistas la acompañasen cantando la zarzuela “Las corsarias” o la conocida canción “Batallón de modistillas”, ya saben, la que dice que son de lo más reque bonito y lo más jacarandoso que pasea por Madrid.

Y perdonen ustedes, y que me perdonen mis hermanos ucranianos, el surrealismo, pero más surreal es ver sentados en el consejo de ministros a individuos que, en caso de que Putin hubiera agredido a España, se pondrían de su parte.

Ni que decir tiene que el ala comunista niega estar tocada de la ídem y que la otra ala, la socialista, entiende, comprende y apoya esas inteligentísimas precisiones que hacen del actual ejecutivo un ejemplo de coordinación, armonía, unidad y sincronía que ríanse ustedes de Helmuth Zacharias y sus violines maravillosos o de Ray Conniff y sus coros. Esperamos estas aclaraciones hayan definido la opinión de quienes repican y están en misa, es un decir, a la vez.

Y perdonen ustedes, y que me perdonen mis hermanos ucranianos, el surrealismo, pero más surreal es ver sentados en el consejo de ministros a individuos que, en caso de que Putin hubiera agredido a España, se pondrían de su parte. Es lo que tiene partir del erróneo punto de vista que indicaba que, sin la legalización del partido comunista, no se podría decir que España fuese una democracia. Eso si que fue un acto surrealista. Y suicida.

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