Opinión

Sánchez resucita el golpe de 2017

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno en funciones
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno en funciones. Europa Press.

Ayer fue un día triste para los constitucionalistas catalanes, otro más, y para la verdad en política. PSOE y ERC anunciaron, en sus respectivas sedes de Barcelona, su acuerdo para la investidura de Pedro Sánchez. El documento conjunto lleva la rúbrica de ambos partidos, pero podría perfectamente ser un manifiesto programático de ERC, porque el lenguaje utilizado y los objetivos fijados son producto inequívoco de la factoría propagandística del separatismo. Hablan abiertamente de “conflicto político”, de “desjudicializar la política”, de “choque de legitimidades y soberanías”, es decir, toda la morralla intelectual con la que el separatismo lleva décadas envenenando la convivencia en Cataluña.

Supongo que en el PSOE deben de tener la esperanza de que absolutamente ningún votante socialista del resto de España lea el texto del acuerdo, porque estoy convencido de que se llevarían las manos a la cabeza y puede que hasta se arrepintieran de haber votado al PSOE. Me gustaría saber qué opina el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, de un acuerdo que da la razón a los separatistas y humilla a los constitucionalistas catalanes que queremos ver un halo de esperanza en figuras como la de Javier Lambán o el propio Page.

Supongo que en el PSOE deben de tener la esperanza de que absolutamente ningún votante socialista del resto de España lea el texto del acuerdo, porque estoy convencido de que se llevarían las manos a la cabeza y puede que hasta se arrepintieran de haber votado al PSOE

El PSOE no solo suscribe un acuerdo para aprobar una ley de amnistía en el Congreso, sino que además se compromete con ERC a la celebración de un referéndum sobre el futuro político de Cataluña. Así, no sorprende que ayer Pere Aragonès dijera que “una vez alcanzada la amnistía es el momento de avanzar hacia el referéndum”. El PSOE lo ha firmado y Junqueras -que hace unos días se reunía con dirigentes históricos del Sinn Féin y del IRA- ya hablaba ayer de los “Acuerdos de Viernes Santo” como ominoso ejemplo para la “resolución del conflicto entre el Estado y la sociedad catalana”. Tal es el estropicio moral de Sánchez y sus socios.

Seis años después del golpe de Estado perpetrado por el separatismo desde el Parlamento catalán y de su subsiguiente derrota a manos del Estado democrático de Derecho, ayer el PSOE de Sánchez dio la vuelta a la historia y otorgó el triunfo al separatismo, a cambio de que ERC y Junts le den los votos que necesita para su investidura.

El ministro Bolaños agradecía ayer “el compromiso de ERC con la gobernabilidad de España” (sic), casi al mismo tiempo que Junqueras comparecía para recordarnos que “España nos roba” y reivindicar la amnistía como antesala de la autodeterminación. ¿Cómo va a estar comprometido, Sr. Bolaños, con la gobernabilidad de España un político que hace cuatro días intentó derogar la Constitución y que ahora amenaza a todas horas con volverlo a hacer? ¿Cómo pueden insultar de esta manera a la inteligencia de sus votantes?

Ayer, mientras escuchábamos a Bolaños, Illa, Junqueras y Aragonès, retumbaba en la cabeza de los constitucionalistas catalanes la voz de Forcadell proclamando la aprobación de las leyes de desconexión los días 6 y 7 de septiembre de 2017.

La ucronía distópica de Sánchez nos dice que nada de eso ocurrió; que nadie pisoteó nuestros derechos y que no se intentó derogar la Constitución; que todo lo que ha ocurrido en Cataluña en la última década -insinuaba Illa- es culpa del PP y que gracias al “compromiso” de los partidos separatistas lo superaremos.

Y todavía falta el acuerdo con Junts, supuestamente la facción más extremista de la panoplia de socios “comprometidos” con España, según Bolaños. Sánchez ha cruzado, definitivamente, el Rubicón, arrastrando con él al PSOE, y a partir de aquí cualquier cosa es posible. Parafraseando a la madre de mi querida Maite Pagazaurtundúa, estoy seguro de que aún veremos más cosas que nos helarán la sangre.

Sánchez ha cruzado, definitivamente, el Rubicón, arrastrando con él al PSOE, y a partir de aquí cualquier cosa es posible

Ayer fue un día triste para los constitucionalistas catalanes; Sánchez se ha aprovechado del hartazgo de muchos catalanes constitucionalistas, y de sus ganas de pasar página, para revitalizar a los separatistas con un acuerdo a todas luces perjudicial para la estabilidad de España. Pero no hay tiempo para el ensimismamiento ni la melancolía. Es la hora de la responsabilidad y del compromiso cívico con España como Nación de ciudadanos libres e iguales; el momento de defender la democracia constitucional y la sociedad abierta frente a sus enemigos, por desgracia envalentonados por la megalomanía y el afán de poder de Sánchez. Los constitucionalistas tenemos la obligación de dar la batalla en defensa de la libertad y la igualdad de los españoles; y el Partido Popular, como primer partido de España, la responsabilidad de liderar esa respuesta cívica, política e institucional a la deriva iliberal y autocrática de Sánchez.