Opinión

Sánchez, el pábulo y los debates

Pedro Sánchez y Miquel Iceta celebrarían en clave catalana una investidura apoyada por Puigdemont

Que dice Borja Sémper que el PP no va a dar pábulo a las excentricidades de Sánchez a propósito de la propuesta del Figura para hacer seis debates con Feijoó. Y tiene razón don Borja, porque a Sánchez, por no darle, no hay que darle ni pábulo, ni réspice ni correlaciones estratosféricas. Lo que pasa es que Sánchez quiere debatir en la tele por razones inconfesables. Como lo oyen. Parece mentira que un hombre tan despegado, tan generoso, tan presto siempre a sacrificarse por España y por los españoles, incluso por los socialistas del Colectivo Fernando de los Ríos, haya cedido en a sus ambiciones personales. Porque, hora es ya, sépanlo, Sánchez desea salir en televisión con Feijoó porque, conocedor de la retirada de Jorge Javier Vázquez, quiere sustituirlo. Sánchez lleva semanas ensayando en el complejo de Las Semillas, en Moncloa City, con varios coach para desempeñar el papel de sustituto de Jorge Javier con holgura y poderío.

“Es la ilusión de su vida”, nos ha dicho en voz baja, off the record y un “No se lo digas a nadie” uno de sus más cercanos preparadores, Miquel Iceta, que le enseña la siempre difícil disciplina del bailoteo sandunguero y sabrosón. Con aprovechamiento, nos indica. Obvio es decir que Mónica García, médico, madre y perdedora nata, se ha reservado iniciar al presidente en la técnica del perreo. “¡Y como perrea este hombre!”, nos decía la médica y madre arrobada de admiración. Tenemos que darle la razón. Perrea como nadie.

Obvio es decir que Mónica García, médico, madre y perdedora nata, se ha reservado iniciar al presidente en la técnica del perreo

Ustedes se preguntarán con lógica cartesiana qué pinta en este lío el candidato popular. Ah, es que Sánchez sabe que debe tener un sparring. El papel de Feijoó sería, en la práctica, el de Belén Esteban, aunque fuentes de Génova nos indican que al candidato le apetece más ser Terelu. Así las cosas, las negociaciones entre ambas formaciones están en punto muerto, como los sondeos de intención de voto al PSOE. Se rumorea también que Meritxell Batet, la coach de Sánchez en miraditas de cordero degollao, habría diseñado el formato: todos los del Frankenstein alrededor de Sánchez gritando, acusándose unos a los otros y éste, impávido, en medio de la algazara dejándoles hacer hasta que con gesto enérgico dijera con voz tronante “Callarsus, este es un programa de rojos y diversidad de género: lírico, de punto, dramático, satírico, epigramático y tres números más”. Según algunos directivos de televisión el éxito del programa que podría llamarse “Salvemos a Pedro” está tan garantizado como las posibilidades de que Rufián abandone el Congreso.

Las negociaciones entre ambas formaciones están en punto muerto, como los sondeos de intención de voto al PSOE.

Ahora bien, si a Sánchez le interesa salir mucho por la tele poniendo cara de bonico ¿le interesa a Feijoó? Es más, ¿sería adecuado a sus expectativas? ¿Tienen algo en común Terelu y Feijoó? Algunos semióticos dicen que al líder popular lo sacas de dar el parte meteorológico, el tránsito, bien intestinal, bien motorizado, o el número de los ciegos y perdería más que ganaría. O sea, Semper obra santamente cuando dice que de los debates, nanay que se ha muerto pichi. De momento, Santiago Abascal no ha hecho ninguna propuesta al respecto aunque voces cercanas al dirigente de VOX dicen que contempla retar a Sánchez y a Feijoó a participar junto a él en un programa similar a “Aventura en pelotas”, en el que expertos en supervivencia se enfrentan a una experiencia extrema tal y como Dios los trajo al mundo, o sea en porretas. Por sus partes, Irene Montero e Ione Belarra han anunciado que retan a Feijoó a ver quién aguanta más tiempo poniendo cara de rabieta sin respirar, Puigdemont a ver quién se mete más rápido en un maletero, y así todos en ese patio de Monipodio que llamamos piadosamente Congreso. Según últimas noticias, Macarena Olona ya está esperando en el plató con los tacones puestos a ver si se hace el programa. El que sea, qué más da.