Opinión

El 'rojo' de Davos y la tregua de Puigdemont

Pedro Sánchez en el Foro de Davos
El presidente del Gobierno Pedro Sánchez en el Foro de Davos

¿Qué está pasando? Como hizo en 2023, Pedro Sánchez, el 'rojo' de Davos, les ha vuelto a leer la cartilla social a las ‘élites neoliberales’ en ese foro económico mundial, con directo señalamiento a quienes no tienen corazón para defender el ‘Estado del bienestar’ y sí una abultada cartera de beneficios y la mano larga y oculta -le faltó hablar de ‘la mano negra’- para enriquecerse sin piedad.   

Sánchez fustiga primero e interviene después a los empresarios españoles (a los que ha hipnotizado y luego sentado junto a él en Davos), y a los que pide que se ‘impliquen’ con su Gobierno radical y que ‘defiendan la democracia’ que el propio Sánchez hace y deshace como el tapiz en el telar de Penélope.  

 Y, un tanto alarmado, ahora que ha perdido a Miguel Barroso, su guardián en la propaganda y la estrategia mediática de Moncloa, Sánchez avisa sobre los peligros del mercado y la Inteligencia Artificial y dice: "Los que aprendimos a no creer en la mano invisible del mercado no podemos profesar ahora una fe ciega en la mano invisible de la Inteligencia Artificial.’   

Las aguas están revueltas y crecen las tormentas en este país (y en la escena internacional) a gran velocidad. Lo que zarandea el ‘cayuco’ en el que Pedro Sánchez, y sus pasajeros de la investidura (Puigdemont, Otegui, Junqueras, Ortuzar, Díaz e Iglesias), esperan llegar indemnes a la orilla (‘Tierra Firme’) salvadora de esta tan azarosa travesía de la legislatura.   

González habló de ‘ataque despiadado y brutal’ a la Constitución y de ‘sería amenaza’ a la independencia del Poder Judicial tras escuchar los ‘ecos insoportables’ que, según González, manaron de chantajes nacionalistas

En la que Sánchez va a por todas y a por todos. Y que se cuide, y mucho, Felipe González con lo que dice de Sánchez -que acaba de abrir la caza de Rajoy para embarrar al PP-, porque el presidente es capaz, personalmente o utilizando a su aguerrido Óscar Puente, de echarle en cara al ex presidente los crímenes del GAL para decirle que este Gobierno no acepta lecciones sobre la moralidad política, democrática y constitucional.   

Reproches como los que el pasado martes hizo el ex secretario general del PSOE en la Sala CaixaForum de Madrid, en un acto sobre el 45 aniversario de la Constitución y en homenaje a Gregorio Peces Barba, en el que González habló de ‘ataque despiadado y brutal’ a la Constitución y de ‘seria amenaza’ a la independencia del Poder Judicial tras escuchar los ‘ecos insoportables’ que, según González, manaron de chantajes nacionalistas sobre el decreto ‘ómnibus’ del Gobierno.   

El que en parte ‘mutiló’ Pablo Iglesias en venganza contra Yolanda Díaz y en coincidencia con el X aniversario del nacimiento de Podemos en 2014. El que impulsaron sus 30 ‘padres fundadores’. Con los que Podemos tocó el ‘cielo’ de 71 escaños y cinco millones de votos en los comicios 2016. Proeza que se ha quedado en seis dirigentes fundadores y cinco diputados en el Grupo Mixto del Congreso, que tienen igual capacidad de chantaje que los siete de Junts.   

Sánchez, de momento, no se atreve a lanzar un órdago a Puigdemont y continúa buscando una tregua (como la que parecen negociar Cerdán y Turull) con enmiendas que permitan una amnistía, también ‘ómnibus’, que alcance a Puigdemont, Mas y Pujol

La cuestión que sobrevuela La Moncloa y la mansión de Waterloo es: ¿cabe imaginar una ruptura de Junts y PSOE? Para disuadir a Puigdemont de esa tentación, Tezanos nos acaba de regalar una encuesta donde anuncia que el PSOE ganaría las elecciones con el 34% de los votos, frente al 32,1 % del PP, con Sumar y Podemos en el 12,4 % y con caída de Vox al 8,3 %.   

De lo que se deduce que: Vox habría perdido un millón de votos que nadie sabe dónde están porque también baja un punto el PP; y que Sánchez no debe temer el adelanto electoral porque lograría un 46,4 % de los votos entre PSOE y Sumar, frente al 40,4 % de PP y Vox, lo que dejaría fuera de juego a Puigdemont.   

Pero Sánchez, de momento, no se atreve a lanzar un órdago a Puigdemont y continúa con los pactos de la investidura buscando una tregua (como la que parecen negociar Cerdán y Turull) con enmiendas que permitan una amnistía, también ‘ómnibus’, que alcance a Puigdemont, Mas y Pujol.   

Una Ley calificada de ‘inconstitucional’ por los letrados de la Comisión de Justicia del Congreso, en un informe sobre esta norma (muy pro delincuentes y muy anti magistrados) donde se advierte que difícilmente podrá pasar el filtro del Tribunal de la UE por incluir medidas de gracia para los autores de delitos de terrorismo y de malversación.   

Aunque a Sánchez siempre le quedará la carta de Conde Pumpido y sus mal llamados ‘magistrados progresistas’ del TC (7 contra 4). Los que puede que, como si de un ensayo se tratara, acaban de anular dos sentencias del Tribunal Supremo, sobre el exdiputado de Podemos inhabilitado Alberto Rodríguez y sobre Batasuna y Arnaldo Otegui, ‘socio’ de Sánchez en la investidura.  

 Y ¿qué hace la Oposición? Pues Alberto N. Feijóo acaba de entregar el mando de la unificación de los mensajes del PP y la coordinación de los ‘inquietos’ barones regionales del PP al ‘general’ Miguel Tellado. El está poniendo el Partido en modo electoral para los comicios del 18 de febrero en Galicia donde están en juego el gobierno autonómico y el liderazgo de Feijóo en la Oposición.   

Mientras Santiago Abascal, con Vox en crisis, continúa dando muestras de su alborotadora ‘incapacidad’ política votando, como lo ha hecho Vox, en contra de una reforma constitucional que pone fin, y con acierto, al término de ‘disminuidos’ en la Constitución.