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Opinión

¿Qué hacemos con los pederastas?

Montero gasta 100.000 euros en una campaña de diversidad que muestre "una nueva España"
La ministra de Igualdad, Irene Montero (i), y la secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez 'Pam' Europa Press

A veces la familia es un infierno del que sólo la policía puede rescatarte. Lo ilustran bien las dos noticias espeluznantes que hemos conocido esta semana, aunque una ha tenido más repercusión que la otra, pues todos los medios nos han informado de la detención de una pareja acusada de abusar sexualmente de su bebé. El padre (25) y la madre (22) compartían contenido pedófilo; él, además, violaba a su hija de pocos meses y la ofrecía en las redes sociales para hacer tríos. Del otro caso se ha hablado menos: un hombre ha sido condenado a 16 años de prisión y a 6 de retirada de la patria potestad por violar repetidamente a su hijo de 4 años. Me pregunto qué más habría tenido que hacerle al niño para que le quitaran la patria potestad definitivamente.

Malnacidos ha habido siempre, el fenómeno de los padres que violan o prostituyen a sus hijos no es nuevo. Pero ahora el violador graba su depravación o le pide a su pareja que lo haga, ya sea esta la propia madre de la criatura o un señor que ha conocido haciendo cruising; así podrá compartir sus hazañas en las redes sociales para solaz de otros degenerados como él. Se diría que las nuevas tecnologías son un acelerante para esas personalidades enfermas que para excitarse necesitan salvajadas cada vez más fuertes. La mala bestia que violaba a su bebé había llegado a romper uno de sus móviles en su desesperación por no poder controlar su adicción a la pedofilia de gran violencia. Y al otro, el monstruo que violaba a su niño de cuatro años, ya no le saciaba su pareja masculina ni el sexo fugaz del cruising ni masturbarse delante de sus hijos: tenía que jugar al perrito con el pequeño.

Andan buscando nuevos nichos de mercado para sus redes clientelares, y están muy atareadas con los dos últimos agravios imaginarios que se han sacado de la manga: la gordofobia y la violencia obstétrica

¿Qué hacemos con esta gente? Los lectores más clementes pedirán, como mínimo, la permanente no revisable. Muchos abusadores fueron, a su vez, niños que sufrieron abusos; luego cada vez que se encarcela a uno, estamos ahorrándonos futuros pederastas. Además, la reinserción es prácticamente imposible, pues no pueden evitar sentirse atraídos por los niños y el 90% de ellos reincide. Pero el feminismo oficial considera que encerrarlos de por vida es justicia punitiva y de ultraderecha; por eso el energúmeno que abusaba de su bebé estaba en la calle a pesar de que en los dos últimos años había sido detenido varias veces por distribución de pornografía infantil. Y parece que, si no fuera por la Homeland Security Investigations (EEUU) —que puso sobre aviso a la policía española—, el tipo todavía estaría violando a su hija. El otro, el que jugaba al perrito con su hijo allá por 2015, ya ha sido condenado; pero no tardará mucho en recobrar la libertad, y lo hará con la patria potestad restituida. Muchos estaríamos de acuerdo en que las penas para estos delitos son insultantemente bajas.

Nos mostraron hasta la saciedad las caras de los miembros de la Manada de Pamplona; sin embargo, nos pixelan las de violadores de niños y bebés. Por suerte, todavía tenemos fresca la histeria que Irene Montero y sus amigas desplegaron por el pico de Rubiales a Jenni Hermoso, aquella agresión sexual intolerable, y no entendemos su silencio ante estos estos nauseabundos crímenes pederastas. En las redes sociales de Montero, Belarra y Pam no hay una sola palabra al respecto. Y mientras el número de mujeres asesinadas y el de violadores que ven rebajadas sus penas no para de aumentar, Pam culpa de estos asesinatos a los negacionistas; es decir, a quienes cuestionamos la ideología de género. En los últimos estertores del gobierno en funciones, ellas andan buscando nuevos nichos de mercado para sus redes clientelares, y están muy atareadas con los dos últimos agravios imaginarios que se han sacado de la manga: la gordofobia y la violencia obstétrica. Igualdad acaba de financiar un anuncio del Gobierno Canario —al PP ya le vale— en el que una bisexual nos intenta convencer de que los ginecólogos son violadores y nos anima a denunciarlos.

Todos ellos pertenecen a las castas protegidas —y subvencionadas— por la izquierda. Si los violadores hubieran sido heterosexuales vulgaris, la propia Irene les habría prendido fuego en un auto de fe

Todo es violencia machista. Excepto si eres una bebé y te viola tu padre o si eres una niña de 8 años y ves a tu padre violando a tu hermano de 4. ¿Cómo pueden callar sobre estos abusos? ¿Son todos los hombres culpables de violación menos estos pederastas? ¿Por qué ellos se libran de la ira feminista? Irene Montero ha dicho en más de una ocasión que los niños, las niñas y les niñes tienen derecho a amar y a tener relaciones sexuales con quien ellos quieran, pero no quiero abonar la conspiranoia pedófila. Quizá la explicación a este silencio ministerial sea más sencilla: la madre del bebé violado está en tratamiento para cambiar de sexo, el padre es un inmigrante nacionalizado de argolla en la nariz y el hombre que violaba a su hijo de cuatro años es homosexual. Todos ellos pertenecen a las castas protegidas —y subvencionadas— por la izquierda. Si los violadores hubieran sido heterosexuales vulgaris, la propia Irene les habría prendido fuego en un auto de fe.

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  • L
    lacolmena7

    Buen artículo Marisol Oviaño. Mordaz como siempre y especialmente lúcida.

  • P
    Petrarca

    Gracias por tu artículo, Marisol. Siempre das en la diana. El peligro es que estamos gobernados por lo más infecto de la sociedad. Gentuza que, en una sociedad normal, estarían en la cárcel de por vida. La zafiedad y la basura que hoy manda en nuestro país, no tiene límite. No sé qué educación habrán recibido, pero estoy casi seguro de que sus progenitores son parecidos. Contra todos ellos y ellas no puedo contemplar ni el perdón ni la conmiseración de ser absolutamente idiotas. Son simples reencarnaciones de la maldad más intrínseca. O Ley, Orden y Seguridad, o las Pams, Monteros, okupas, comunistas, sánchezes, mentirosos, violadores, terroristas callejeros, inmigrantes inútiles y violentos, separatistas de una incultura rayana en la radicalidad, y un largo etcétera, no tendrían que vivir. La mugre y la basura, se limpian, se tiran, o no habrá quien viva con tranquilidad. Igual, un día cualquiera, nos levantamos la gente de bien, y como la ira de Dios, los arrasamos.

  • C
    costilladeadan

    En líneas generales, nuestra legislación siempre parece preocuparse más por el delincuente que por sus víctimas, y no iba a ser diferente en el caso de los delincuentes sexuales, que tanto parecen gustarle a la izquierda. Desde luego, la parejita que violaba a su bebé tienen aspecto de "activistas" de Podemos, por eso las feministas están calladas esperando que el siguiente escándalo nos haga olvidar este.

  • S
    Susanam

    Gracias por este artículo tan necesario

  • V
    vallecas

    La Ley "sueltavioladores" es inasumible. Si fuera una ley del PP, hubiese sido un escándalo social, nacional y mundial. La gente hubiera tomado las calles de TODAS la ciudades Españolas y hubiera provocado la caída de todo el Gobierno. Y con toda la RAZON , es una ley insoportable.

    ¿Cómo es posible que la sociedad soporte esta aberración?
    Bazofia humana es Podemos, Irene el PSOE y Sánchez a la cabeza, Acomplejados y pusilánimes los del PP.

    Pero aún más enfadado estoy con mis vecinos.
    No solo no se revuelven contra esta Ley indecente sino que le dan 10 millones de votos.
    Más que enfadado. Asqueado.

  • J
    JaimeRuiz

    También viene muy a cuento la alusión al PP. Ese partido no puede superar su origen en el funcionariado franquista, de modo que todo lo que sean ideas o valores los pilla lejísimos, dado que sólo están pendientes de los cargos y las rentas que los acompañan (es lo que llaman gestión): como un tendero que sólo está pendiente de sus ventas, ellos se ponen a la moda de lo que crea la propaganda pagada por los totalitarios con dinero público, es lo que demanda el votante, ellos se lo ofrecen. Realmente son un lastre.

  • J
    JaimeRuiz

    Me hizo acordar de Albert Rivera que allá por 2015 decía "Podemos es la venganza, Ciudadanos es la justicia", cosa que le he vuelto a oír (la oposición entre justicia y venganza) a Macarena Olona. Pues bien, los ciudadanos domados de la distopía vigente no pueden permitirse pensar en la venganza y ésta es lo contrario de la justicia, y desde luego nadie se pone a pensar por qué las víctimas de crímenes creen justo que se castigue al agresor: si no es la venganza como un derecho que se tiene, la justicia es cualquier cosa.

    No me he olvidado del tema de la columna, es que la misma barbaridad está presente en la noción de "justicia punitiva". ¿Cómo pueden los distopianos admitir una noción como la de castigo? No, no y no, eso es de fachas, hay que denunciar la justicia punitiva.

    En general los europeos heredaron de su autodestrucción en 1914 y de otras derrotas, como el 98, un rencor enfermizo hacia Estados Unidos. Expresión de ese rencor es el orgullo de no tener pena de muerte (como antaño endiosaron a Josephine Baker los parisinos que no tenían población negra y que unos años después estarían departiendo encantados con los nazis). ¿Quién va a tener algo tan bárbaro como la pena de muerte sino esos salvajes? Pues bien, no es sólo la pena de muerte, también la severidad de las penas de prisión, un homicidio en primer grado da para cadena perpetua en los estados en que no hay pena de muerte, mientras que en España sería muy raro que el autor pasara realmente más de 15 años en prisión. No hay justicia punitiva sino impunidad.

    Excelente la comparación entre el beso de Rubiales y el silencio gubernamental ante esos monstruos, los políticos deberían tomar nota. Felicitaciones a la autora.