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Opinión

Putin frente al mundo ‘happy’ de Occidente

¿Qué han hecho los gobernantes estadounidenses y europeos? Inculcar en sus ciudadanos un espíritu buenista, cercano a la estupidez, la imagen de un mundo feliz que olvidamos se forjó después de una guerra mundial

Varios soldados del ejercito ucraniano observan el vehículo militar de su ejército calcinado en Kiev

Hoy me he levantado pensando nuevamente que somos “el país de la sorpresa”. Todo, absolutamente todo, nos pilla por sorpresa. Nos pilló por sorpresa la pandemia, y todas sus olas, nos pilló por sorpresa Filomena y, por supuesto, nos ha pillado por sorpresa la Guerra de Ucrania.

Jorge Dezcallar, persona con una dilatada experiencia profesional como diplomático, y que dirigió nuestro Servicio de Inteligencia (CESID/CNI), escribió hace unos días un artículo que tituló “Pero, ¿qué locura es esta?”. De este artículo extraigo una frase que dice así: “Rusia tiene sus razones, pero no tiene razón”.

Pues resulta que el asunto era solamente pensar si Putin, a pesar de no tener razón, atacaría Ucrania, el país soberano al que habíamos puesto la miel en la boca, convenciendo a sus ciudadanos de que serían miembros de la OTAN y de la Unión Europea. Ellos solamente tienen una culpa y es la de haberse creído las promesas de los caganet estadounidenses y europeos, que ya veníamos de salir corriendo de Afganistán.

Pero ¿por qué tantos analistas y expertos se han equivocado y han pregonado que esto no ocurriría nunca? Pues porque la mayoría de lo que tenemos son comentaristas, opinólogos y no analistas. Este tipo de personajes convierten sus deseos, sus posiciones ideológicas o los intereses propios, o de sus amos, en comentario, en opinión, pero en ningún caso es fruto de un análisis racional de los hechos.

Si algunos hubiesen estudiado la trayectoria profesional y vital de Putin, no podría pasársele que nuestro Nuevo Zar de Todas las Rusias, salido del vientre del KGB, obedece a la personalidad típica del ruso imperialista. Pero también deberán haberse dado cuenta de que cuando llegó al poder se topó con una nación arruinada, herida de muerte en su orgullo, e incapaz de ganar la Guerra de Chechenia. Su posición en el mundo pasó a ser irrelevante y tuvo que ver cómo Estados Unidos se convertía en potencia hegemónica en el mundo. 

Putin no desesperó, aplicó la paciencia oriental, porque allí estaba su amigo chino para enseñarle cómo lo había hecho el. Todas las noches tenía un mismo sueño: “Yanki, volveré y te haré arrodillarte”. Comenzó un trabajo callado, eliminó todo lo que le estorbaba (oligarcas, mafiosos no afines, opositores políticos) y aumentó el poder de todos los organismos que le interesaban (Policía, Iglesia Ortodoxa, Servicios de Inteligencia). Pero sobre todo se dedicó a reforzar sus Fuerzas Armadas, porque sabía que las acciones híbridas y la tecnología le aportarían valor en su camino pero que al final, cuando llegase la hora, tendría que utilizar la fuerza.

Si algunos se hubiesen fijado, habrían observado que Putin sigue el modelo doctrinal de Brezhnev, que establece que cada potencia debe mantener su zona de influencia. Y mientras tanto, ¿qué hacían los distintos gobernantes estadounidenses y europeos?. Dedicarse a inculcar en sus ciudadanos un espíritu buenista, cercano a la estupidez, la imagen de un mundo feliz que olvidamos se forjó después de una guerra mundial. Nos han creado un mundo happy, un mundo de poca reflexión y mucha diversión.

Si algunos se hubiesen fijado, hubiesen podido observar que Rusia o China, con sistemas dictatoriales, avanzaban hacia un objetivo común, variar el orden mundial. China con la supremacía de la economía y tecnología, aunque también ha iniciado un camino de reforzamiento de sus Fuerzas Armadas, y su socio ruso aportando un poder militar que se necesitaba para debilitar al yanki.

Y con estas condiciones, simplificadas al máximo, Putin comenzó a percibir que su trabajo daba frutos, comenzó a sentir que ya tenía el poder que necesitaba. Además, tenía el poder de poseer la mayoría de los recursos energéticos (petróleo y gas) del mundo, y algunos otros recursos, algo que se convertía en un elemento de control y presión sobre la filosófica Vieja Europa, que ahora se llamaba Unión Europea, pero que seguía siendo la Vieja Europa, mucho discurso, mucha palabrería, pero poca fuerza y poca unión. Además, contando con la colaboración de unos alemanes que se sienten más próximos a ellos y muy dependientes.

Y un día observó que los americanos huían de Afganistán, como conejos, sin orden ni concierto, como si hubiesen perdido la guerra, aunque la realidad es que los talibanes avanzaban lo que los americanos retrocedían. Observó que su eterno enemigo se mostraba débil y comenzó a pensar que había llegado el momento. Antes ya había elegido que aniquilaría un país soberano, Ucrania, utilizando aquello de que si no te convenzo te venzo. El destino de Ucrania, el país que les había alimentado con sus cosechas y en el que dejaron morir de hambre a millones de ucranianos, no sería de nadie más que de ellos. El primer zarpazo del oso ruso estaba preparado.

Si algunos se hubiesen fijado, hubiesen podido valorar que, en una maniobra a la vista de todos, sin ocultarse, comenzó a desplazar fuerzas y material bélico a las fronteras de Ucrania, pero no era cualquier desplazamiento, era el mayor despliegue de fuerzas militares después de la Segunda Guerra Mundial. ¿Alguna persona podía dudar de que estaba decidido a utilizar la fuerza?, ¿alguien podía pensar que un personaje de estas características iba a retroceder o le iba a temblar el pulso? 

Y aquí comenzó el drama, aquí comenzaron a salir los voceros voluntarios, a divulgar su propaganda, la de Putin, a propagar sus discursos inauditos. El meollo de la cuestión era informarnos a todos de que la culpa era de los americanos, que todo esto se producía porque el americano tenía interés, que nos desinformaban y nunca se produciría un ataque. Los malos de la película los yankis, los buenos los rusos. Los pobres rusos se obligaban a defenderse del avance de la OTAN. Comenzamos a padecer el síndrome de algunas mujeres maltratadas que llegan a pensar que las pegan porque algo están haciendo mal. El ruso iba a atacar a Ucrania, pero era porque se habían portado mal y no los querían. Los buenos eran los rusos y los cañonazos también serían rusos.

Nuestro Putin estaba a las puertas de la gloria, estaba almacenando fuerzas y logística para poder atacar, estaba preparando a conciencia su gran día, estaba preparando argumentos, aunque tampoco le preocupaba mucho. Por fin había llegado el momento de hacen hincar el píe en tierra al yanki y ante eso no escucharía a nadie. Ya estaba preparado para hacer resurgir la Gran Rusia. Y nosotros con nuestra idiotez a por uvas. 

Si algunos se hubiesen fijado hubiesen podido observar que sus discursos comenzaron a ser más enérgicos, más agresivos, incluso con los suyos, y si no que se lo pregunten al director del SVR. Y a pesar de todas estas señales nadie pensó que esto podía ocurrir, que este psicópata podía decidir atacar Ucrania y anexionarla. Como dijo el señor Dezcallar, pero ¿qué locura es esta?

¿Y saben lo peor?, salvo honrosas excepciones, algunos de los que no se han fijado en nada, en vez de avergonzarse y mantener silencio, serán los que ahora nos expliquen por qué ha atacado Putin Ucrania. Yo, que me mojé hace meses me voy a volver a mojar, volverán a engañarnos con sus análisis y nos dirán que Rusia consolidará el poder en Ucrania y ya está. Yo les digo que creo que no será así y que este es el primer paso. Veremos cuáles serán los siguientes, pero creo que ninguno de los países que estén cercanos a sus fronteras, y no pertenezcan a la OTAN, deben estar muy seguros. La verdad es que nos hemos despertado de un bofetón.

Jorge Gómez

CEO de la Consultora HIGH STRATEGIES INTELLIGENCE

@YURI_HSI

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