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Opinión

El PSOE, sólo una franquicia

Es que Sánchez sea desahuciado de La Moncloa y también lo sea de la secretaría general de su partido

La presencia de Page anuncia más debate del esperado por Sánchez en el comité federal
El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. EUROPA PRESS/Fernando Sánchez.

Es curiosa la asimétrica situación que se vive en los dos grandes partidos nacionales en relación con el ascendente que tienen sus respectivos líderes dentro de cada organización. En el PP es patente la unidad del partido en torno a Alberto Núñez Feijóo, no se le discuta ni a él, ni a sus decisiones, ni a su línea de actuación. Por el contrario, en el PSOE llueven disensiones de todo tipo y en cualquier lugar. Para empezar, la relación de los líderes históricos y emblemáticos del partido que han manifestado su desafección a Pedro Sánchez y a su política es tan numerosa que no cabe en este artículo. A su vez, son varios los presidentes socialistas de Comunidades Autónomas -especialmente Lambán y García Page- que persiguen casi a diario desmarcarse públicamente de Sánchez, y algún otro -Ximo Puig- hasta ha recurrido judicialmente decisiones del Gobierno de la nación. Por último, no pocos de los candidatos que pugnan por obtener gobiernos locales o regionales el 28-M se afanan en realizar propuestas electorales que contradicen varias de las políticas aplicadas por Sánchez.

Pero es que, además, la asimetría reseñada en el párrafo anterior se produce a la inversa de lo que suele ocurrir. Habitualmente, el partido que ocupa La Moncloa es el que ofrece una mayor unidad interna haciendo honor al dicho popular: “El poder une mucho”, en tanto que el que ocupa la oposición suele sufrir la existencia de posturas divergentes en su seno. Como hemos señalado, aquí y ahora es al revés, Alberto Núñez Feijóo tiene a su tropa unida y cohesionada mientras que la de Sánchez anda en desbandada, cada uno por su lado. En realidad, si se observa con detenimiento, los diversos desbandados solo guardan un pequeño conjunto de cosas en común.

Hay rectores del PSOE que optan por subir los impuestos -los más-, pero hay otros -los menos- que sin duda presionados por las circunstancias optan por reducirlos

La primera, el nombre, pues todos ellos lucen la denominación partidaria común. La segunda, la marca histórica, PSOE. La tercera, los símbolos como el color rojo de la bandera o la conocida rosa. La cuarta, las instalaciones, sedes y locales, que en cada territorio utilizan los respectivos líderes territoriales. Y poco más, o incluso nada más. En el resto de las cuestiones, cada líder local socialista camina por su lado. Sea en discurso ideológico, sea en estrategia política, sea en propuestas electorales, sea en aliados y/o socios de gobierno… Hay rectores del PSOE que optan por subir los impuestos -los más-, pero hay otros -los menos- que sin duda presionados por las circunstancias optan por reducirlos. Hay socialistas que abominan de los pactos de Sánchez con Bildu, ERC y Podemos, y otros que los apoyan. Hay militantes del partido que ondean públicamente la bandera republicana, otros son respetuosos con la monarquía. Hay dirigentes del PSOE que se han manifestado a favor de la rebaja de las penas en el delito de malversación y otros la han criticado. Existen líderes socialistas que se coaligan con partidos que defienden privilegios territoriales para sus regiones -nacionalistas vascos y catalanes-, otros defienden a las regiones perjudicadas por las citadas prebendas. Hay miembros del PSOE partidarios de restringir la caza y la tauromaquia, otros son contrarios a restringirlos. También hubo socialistas a favor y en contra del indulto a los golpistas, como los hay a favor y en contra de la política hidráulica del Gobierno de Sánchez, o de sus concesiones al radicalismo ecologista.

En definitiva, en la actualidad el PSOE no es más que una franquicia en la que el titular de la calle Ferraz es el franquiciador que accede a conceder el derecho de explotación de un nombre, una marca, unos símbolos y unas instalaciones a los franquiciados que son los líderes socialistas locales. Concedido el derecho, cada franquiciado lo explota para su propia estrategia según su propia conveniencia, siendo ilimitada la diferencia que puede existir, y de hecho existe, entre las adoptadas por unos y otros de los concesionarios de la franquicia y entre ellos y el franquiciador.

Finiquitar un mandato

En una perspectiva de partido, poco o nada me importa lo que quiera y pueda hacer el PSOE en su vida y funcionamiento internos, allá ellos. Pero sí me importa y mucho el daño que ello pueda comportar a España, pues no resulta conveniente que uno de los dos partidos que conforman el modelo de alternancia de nuestro sistema democrático haya derivado hasta el punto de convertirse en una mera franquicia política. Solo por eso, en realidad por muchas cosas más, es necesario y urgente que sucedan dos hechos. Uno es que Sánchez sea desahuciado de La Moncloa, y el otro que también lo sea de la secretaría general de su partido. Lo cierto es que logrado el primero, el segundo se producirá de modo casi automático, de manera que basta con que los españoles nos encarguemos de dar por terminada la estancia de Sánchez en el Gobierno de la nación para que sean los propios socialistas los que inmediatamente, y con no poco alivio, se encarguen de finiquitar su mandato en Ferraz. Será curioso conocer el epitafio que le dedicarán sus militantes y franquiciados. Yo les propongo uno nada imaginativo, pero sí muy descriptivo: Aquí yace el liderazgo de Sánchez, él destrozó a nuestro partido y a España.

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  • C
    CORIOLANO1

    Sánchez no es ni mejor ni peor que quienes le precedieron. Es un tipo sin escrúpulos, que se abrió camino dentro de su partido porque daba el perfil distópico que necesitaban para rematar la labor de asalto al poder sin ganar unas elecciones cuya urdimbre fáctica ya antes había diseñado otro mucho mas listo que atendía por Rubalcaba, un sutil alquimista que estaba convencido que para detentar el poder hay que asaltarlo primero infiltrando a sus agentes y comisarios en donde hace falta, el espionaje, la policia, las fuerzas de seguridad, la judicatura, la enseñanza la sanidad, la prensa, en fin copar toda la sala de mandos desde se cuecen la habas y luego que gane las elecciones quien quiera, porque el poder no cambia de manos, o sea, las suyas.
    Las alianzas que se ha buscado estaban desde hace tiempo atadas y bien atadas, solo a la espera de de la inmensamente, sideralmente torpe derecha se acuchillara entre ella para una vez hecha pedazos, fagocitarla sin mover una ceja. Fácil hasta para un tipo que sabe leer y escribir y poco mas, sin otro atributo que no sea un narcisismo patológico. O sea el franquiciado español de la progresía tardomarxista bolovariana.

  • S
    Sor Intrepida

    ¿Pero el gobierna a la P$O€ tienen política hidráulica?¿O cualquier otra que no sea mantener el sillón...?.

  • D
    DANIROCIO

    esta claro que los tres presidentes de estas comunidades haran siempre lo que diga su amo,no tienen autonomia ninguna siempre a lo que diga su amo ,cuando hay elecciones hacen un simulacro como que son libres para hacer y deshacer en su comunidad,pues va ser que no,solo hay que verlo despues de dichas elecciones,lo volveran hacer al tiempo

  • N
    Norne Gaest

    Propongo otro epitafio de sus militantes y franquiciados:
    "Aquí yace el liderazgo de Sánchez, el oportunista al que pusimos y sostuvimos hasta que un voto cabreado lo dejó fuera y bien colocado"

  • S
    Situ

    Cuando el sátrapa se hizo con la SG del PSOE fue mediante votación de militantes quitando poder a la ejecutiva y así modifico de tal forma que deberán ser los militantes que lo echen