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Opinión

Post hoc ergo propter hoc

El origen del cambio no está ni en Murcia ni en Madrid ni en Ceuta sino que tenemos que remontarnos a hace más de un año, al inicio de la pandemia

El PP y Vox lograrían mayoría absoluta y Ciudadanos se quedaría con un escaño, según una encuesta
El líder del PP, Pablo Casado. Europa Press

Post hoc ergo propter hoc es una expresión romana que significa “tras esto; luego, por causa de esto»” y se refiere a una falacia lógica que hace que los seres humanos, en muchas ocasiones, asumamos que si un acontecimiento sucede tras producirse otro determinado evento, el segundo sucede necesariamente por causa del primero.

El muy romano Post hoc ergo propter hoc es un automatismo que se produce en nuestro cerebro, que como sabemos es una máquina tremendamente dotada para encontrar patrones que nos faciliten la comprensión de la realidad y además es un error particularmente tentador, porque la secuencia temporal es algo integral a la causalidad: es verdad que una causa se produce antes de un efecto. La falacia viene de sacar una conclusión basándose sólo en el orden de los acontecimientos, lo cual no es siempre el indicador más fiable.

Brutal crecimiento en las encuestas

O dicho de otra forma, aunque así lo parezca por el orden de los hechos, no siempre es verdad que el primer acontecimiento produjo el segundo acontecimiento.

No, no estoy impartiendo una clase de lógica latina (aunque a lo mejor debería hacerlo), lo que estoy tratando de hacer es cuestionar una de las falacias que comienzan a extenderse por nuestro país, que podríamos enunciar de la siguiente manera:

“Como el brutal crecimiento en las encuestas de Pablo Casado se produjo tras la apabullante victoria del PP en Madrid, lo segundo sucede necesariamente a causa de lo primero”. Y miren, esto no es así, de hecho un estudio desapasionado de los datos de los que disponemos hasta este momento lo que nos indica es que la ola que se llevó por delante a PSOE y Podemos en la Comunidad de Madrid no es la causa del tsunami nacional que estamos comenzando a ver en todos los sondeos de opinión, sino que simplemente forma parte del mismo maremoto, ya que está producido por las mismas causas.

Lectura errónea de Sánchez

Y las causas que están llevando a millones de electores que en las pasadas elecciones votaron a Ciudadanos, a Vox e incluso al PSOE a cambiar su voto hacia el Partido Popular de Pablo Casado no podemos encontrarlas en las pasadas semanas, ni siquiera en los últimos meses. El origen no está ni en Murcia ni en Madrid ni en Ceuta aunque todo haya contribuido a ello, sino que tenemos que remontarnos a hace más de un año, al inicio de la pandemia y con ella a la lectura errónea que hizo el gobierno Sánchez de la misma, priorizando su supervivencia política personal a base de tácticas marketinianas cortoplacistas sobre una verdadera política de estado que pensase en el bien de la ciudadanía.

Han terminado produciendo el cambio sociológico más significativo en nuestro país desde 1996, una explosión que ha roto los diques ideológicos que contenían a millones de españoles

Ese es el magma en el que se inició todo, una lluvia fina de medias verdades, mentiras y trolas olímpicas acompañadas de centenares de errores estratégicos, políticas de garrafón y una gestión cuestionable de la pandemia que han terminado produciendo el cambio sociológico más significativo en nuestro país desde 1996, una explosión que ha roto los diques ideológicos que contenían a millones de españoles progresistas, centristas y liberales en el llamado “bloque de progreso” que apoyaba a Sánchez frente a la “foto de Colón” y que ahora parecen dispuestos a formar parte de un cambio político que se intuye cercano gracias a la inteligente estrategia catch all que Casado está propiciando en el Partido Popular.

Un cambio sociológico y político de alto voltaje que el entorno de Sánchez ni siquiera será capaz de intuir mientras continúe ensimismado en dotarse de excusitas como la ya famosa “lo de Madrid no es extrapolable”, porque si hay algo extrapolable, es precisamente “lo de Madrid”.

Un radical cambio de escenario que analizarán erróneamente si no son capaces de elevar su mirada más allá del “post hoc ergo propter hoc”.

Y es que para hacer política hay que saber latín.

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