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Opinión

Las pequeñas gamberradas de Florentino, el gran monarca de las Españas

Florentino Pérez, presidente de ACS.

Eran unos cuantos pillos que se reunían en el Hotel Meliá Castilla de vez en cuando para hacer negocios. Todo comenzó en los tiempos de la España de la burbuja, la que pisoteó el principio socrático de que uno debe parecer lo que quiere ser, al considerar que la rigidez moral no es un valor superior al de esa oleada de recalificaciones, 'Porsches' Cayenne en urbanizaciones de nueva construcción y juramentos de que aquí se jugaba en la Champions League de la economía mundial. El espejismo acabó a finales de la década anterior y fueron muchos los peces cebados al calor del pelotazo que recibieron un golpe de realidad, al cerciorarse de que ni su morro era lo suficientemente sofisticado como para probar a diario el Moët & Chandon Impérial -tan típico en ambientes horteras- ni su garaje lo suficientemente lustroso como para guardar coches de más de 100.000 euros.

Los grandes, los tiburones, sobrevivieron. Entre ellos, los directivos de contratas que acudían al Meliá Castilla para intentar que el desarrollo de la alta velocidad ferroviaria en España -exhibida con orgullo- se efectuara con sus reglas particulares. Que no son precisamente las de la congregación de las Hermanitas de la Caridad.

Hace diez días que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) difundió una resolución en la que se sancionaba con multas de 118 millones de euros a varios de los más grandes contratistas del Estado. El regulador les acusaba de haber conformado varios cárteles para repartirse licitaciones que ascendían a más de 800 millones de euros; todas ellos, relacionados con la electrificación del AVE y del tren convencional. Escribió Carlos Segovia hace unos días en El Mundo que le había sorprendido que los partidos no hubieran dicho ni mu sobre este asunto.

Cabe añadir que tampoco la prensa -salvo excepciones- ha realizado un gran esfuerzo para otorgar a este tema la importancia que merece, tanto en lo material como en lo simbólico, pues la alta velocidad supone un hito, pero también una demostración de la forma asimétrica e interesada en la que se reparte la prosperidad en este país, dependiendo de la filiación o de la capacidad de extorsión de cada cual. Quizá el asunto ha quedado ensombrecido porque no genera tanta audiencia a los medios como el debate de las banderas. O quizá porque no interesaba airear las vergüenzas de unos cuantos próceres de la patria.

Florentino del gran poder

Entre las 15 empresas implicadas en esta trama había cuatro filiales de ACS, es decir, del conglomerado empresarial comandado por Florentino Pérez, ese nuevo Rey Emérito al que la prensa más lamerona entrega premios y no escatima en loas. Rara vez faltan en el palco del Santiago Bernabéu empresarios mediáticos de postín y directores y editores de periódicos que llevan la etiqueta de liberales, pero que también están mucho más preocupados por por parecer antes que por ser.

Sería agotador compilar todos los artículos que incluyen aclamaciones a Pérez por sus méritos empresariales. Sin embargo, hay uno, publicado recientemente y firmado por don Luis María Ansón, quien fuera uno de los grandes popes del sector -lo cual dice todo-, que resulta especialmente significativo. “Florentino Pérez, que es la cultura, la moderación, el buen sentido, resolvió el problema (del Real Madrid) y resanó la hacienda madridista”, dice en su primer párrafo, en una gloriosa frase que -en otro caso- bien podría servir de epitafio para un amigo o de lubricante para una amante.

El gentilhombre al que abraza el texto de Ansón es el presidente de cuatro de las empresas del 'cártel del AVE', que son filiales de ACS. Son Cobra Instalaciones y Servicios (ACS), Control y Montajes Industriales (ACS), Electrén (ACS), Sociedad Española de Montajes Industriales SEMI (ACS). A este grupo también pertenecían durante los años en los que actuó esta organización ilegal cinco de los directivos multados por la CNMC: Santiago Calzón Fernández (Electrén), Miguel Ángel Martínez Anguita (Cobra), Ramón Rivera Díaz (Electrén), Agustín Hernández Garasa (SEMI) y Juan Antonio Vicente Rodrigo (Cobra).

“Florentino Pérez, que es la cultura, la moderación, el buen sentido, resolvió el problema (del Real Madrid) y resanó la hacienda madridista”, escribió recientemente Luis María Ansón.

La CNMC ha probado que las 15 empresas que conformaban este cártel amañaron -durante 14 años- un total de 173 contratos tras alcanzar acuerdos sobre las cantidades a pujar y sobre quiénes debían ganar y perder. Por llegar, incluso llegaron a pactos de caballeros por los cuales los vencedores subcontrataban a quienes resultaban derrotados, con esa lógica tan propia de la Lotería de Navidad, que dice que, cuanto más repartido esté el premio, mejor para el común de los mortales.

El caso es que no es la primera trama de este tipo en la que ACS ha sido pillada con las manos en la masa. También estuvo implicada en el conocido como 'cártel de la basura', en el que estaba Urbaser, en, en 2015, propiedad del grupo de Florentino Pérez. En este caso, el regulador probó que 50 empresas se coordinaban para acudir a las licitaciones de reciclaje, tratamiento y recogida de residuos para sacar el máximo beneficio posible y, evidentemente, perjudicar a sus competidores y a los municipios que adjudicaban el servicio. Eran unos cuantos ilustres patriotas con una especial habilidad para sacar el máximo provecho al dinero público.

No es la primera trama de este tipo en la que ACS ha sido pillada con las manos en la masa. También estuvo implicada en el conocido como 'cártel de la basura'.

El asunto provocaría sonrojo en cualquier país en el que no existiera una sensación de impunidad con quienes optan por saltarse la ley para embolsarse dinero público a espuertas. Pero no es el caso de España, como se demuestra en que pocos días después de que se conociera la existencia del 'cártel del AVE', el señor Pérez llamó a filas a la prensa y a lo más granado de la política madrileña para presentar el proyecto de reforma del Santiago Bernabéu, que se puede deducir que era importante para el presidente de un club de fútbol que aspira a trascender con la reforma del estadio. Al acto acudieron los principales candidatos a la Alcaldía de Madrid, que arroparon al empresario y escucharon las notas del Nessum Dorma, que tanto gusta entre los máximos responsables de la casa blanca y cuya belleza es tan incontestable como su grandilocuencia. “All'alba vincerò!”. Rara vez pierde Pérez fuera del campo.

Las reverencias habituales

Una vez más, se volvió a demostrar que en esta España que tanta afición demuestra por ensalzar al cacique y calzarse en el pescuezo el yugo de madera, Florentino Pérez no ha medrado por ciencia infusa. Cuentan fuentes de Moncloa que el empresario tiene buena relación con el Gobierno de Sánchez -al igual que con el de Rajoy o con el que promovió el Castor-, hasta el punto que visitó la sede gubernamental en varias ocasiones durante las primeras semanas del actual mandato, tras el triunfo de la moción de censura. No es casualidad que, cuando Sánchez convocó a los mandarines de la Corte para hacer balance de los primeros 100 días de su mandato, el dueño de ACS estuviera presente. Y no precisamente en una posición secundaria del auditorio.

Aquello sucedió pocos meses después de que don Florentino aprovechara el arrebato patriótico de Álvaro Nadal para volver a demostrar que eso del libre mercado no va con los liberales patrios, que aplican la 'mano invisible' con una extraordinaria habilidad cuando detectan que algún enemigo se aproxima a la muralla. El caso es que el exministro de Energía, Turismo y Agenda Digital no quiso que la compañía italiana Atlantia tomara el control de Abertis para que a España no le ocurriera lo que pasó con Endesa unos años antes. Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que por allí rondaba Florentino Pérez, se condujo el movimiento empresarial hacia unos derroteros mucho más favorables para ACS. Y, por ende, hay que entender que para la patria.

Eso del libre mercado no va con los liberales patrios, que aplican la 'mano invisible' con una extraordinaria habilidad cuando detectan que algún enemigo se aproxima a la muralla.

Son días de loas para Florentino Pérez porque, en mitad de una crisis deportiva del Real Madrid y tras una reprimenda de la CNMC, con multa incluida -que la consejera Pilar Canedo ha considerado muy baja, en un voto particular-, ha presentado el nuevo Santiago Bernabéu. Pérez sabe lo que hace y no le faltan amigos en la prensa, donde la falta de crítica hacia su gestión y hacia determinadas maniobras empresariales resulta sospechosa, como poco.

Pero así es España, la que calló durante años sobre los negocios del don Juan Carlos más popular y próximo al pueblo; y la que ahora ha entronado a este plebeyo que tan bien ejemplifica lo que ha sido este país durante las últimas décadas. El regulador de la competencia ha elevado el expediente del cártel del AVE al Ministerio de Hacienda para que evalúe si todos sus componentes -entre los que están también Sacyr y OHL- deberían tener prohibido participar en concursos públicos a partir de ahora. Atendiendo a cómo se ha desarrollado esta última etapa de la historia de España, la respuesta parece clara. Conviene no ser iluso.

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