Opinión

Sánchez en los medios

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez EFE

Escuchando las respuestas del presidente del Gobierno y candidato del PSOE a las elecciones del 23 de julio en algunas de las entrevistas a las que se ha prestado es indudable que, al menos esta vez, está dispuesto a votar por Pedro Sánchez. Es decir, que se prefiere a sí mismo porque se considera, "de largo", mucho más benéfico para los electores. El líder socialista llega a esos encuentros periodísticos imbuido de su condición de víctima. Víctima de los poderes económicos y mediáticos, innombrables, que desequilibran la realidad sociológica de nuestro país. Cuando le piden nombres se niega a darlos, argumentando que debe cumplir sus deberes como presidente. Pero en ocasiones anteriores ha mencionado por sus propios nombres a Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, a Ana Botín, presidenta de Banco Santander, o a Juan Roig, presidente de Mercadona, en términos peyorativos sin que nada le impidiera transgredir esos deberes a los que ahora se dice atado.

Pedro Sánchez comparece como el ecce homo atado a la columna de la flagelación. Antes de contestar, exhibe las llagas, enumera las dificultades a las que se diría ha sido sometido, al parecer en exclusiva, como la pandemia, las erupciones de los volcanes o la guerra. Oyéndole, podría concluirse que todas esas adversidades sólo a él le estaban reservadas y que sólo a él le hubieran afectado. El candidato socialista no se arredra en el cuerpo a cuerpo, señala que en todo el mundo se le ha considerado el campeón de la vacunación, mientras aquí se hacen chanzas con su figura en los programas de entretenimiento. El caso es que el poder siempre se sabe cuáles deberían ser las noticias que correspondería imprimir a los diarios y con las que deberían abrir los espacios informativos de las emisoras de radio y los canales de televisión. Los periodistas conocen bien de la insaciabilidad de los poderes. Tienen comprobado que para los investidos de algún poder, como proclamaba la viñeta de El Roto aparecida en la edición del periódico El País del 3 de julio de 2019, 'Toda crítica es excesiva, todo elogio, insuficiente'.

Los electores saben bien que es a los radicales de Podemos, ERC, Bildu y demás compañeros de la alianza que nos ha gobernado a quienes deben la aparición y la crecida de Vox"

El candidato socialista se queja, inconsolable, de la campaña España o Pedro Sánchez y considera que semejante planteamiento dejaría a los votantes socialistas recluidos en la Antiespaña. Pero esa queja es inapropiada porque mucho antes la misma disyuntiva España o la derecha había sido planteada por el propio Sánchez, empujando a la derecha pepera a identificarse con Vox. Una operación seguramente beneficiosa para el socialista, pero perjudicial para España. A nuestro país le convendría una derecha civilizada como rueda de repuesto con un ADN inequívocamente democrático y europeísta, aunque esa derecha fuera competidora ventajosa del PSOE.

En todo caso, los electores saben bien que es a los radicales de Podemos, de ERC, de EH Bildu y demás compañeros de la alianza parlamentaria que nos ha gobernado a quienes deben la aparición y la crecida de Vox y que esa es su herencia más reconocida. Interesa observar cómo Sánchez sale ahora al paso para matizar su insomnio dejándolo reducido al caso de que Unidas Podemos ocupara algún ministerio de Estado, pero parece incapaz de poner en presente de indicativo sus diferencias con Irene Montero. Señala que el PP ha votado en 51 ocasiones a favor de la convalidación de los decretos leyes del Gobierno que ha presidido, mientras que Bildu solo lo ha hecho 48 veces. Pedro Sánchez piensa ganar votos diciendo que de la formación que puso en sus listas electorales condenados por terrorismo le separa una distancia abismal. Nadie lo diría después de repasar los mimos que les ha dedicado, según registra el Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados. Veremos.

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