Todo el interés de la rueda de prensa del mediodía del martes 10, donde iba a darse cuenta de los acuerdos adoptados en el Consejo de Ministros de esa misma mañana se centraba en la destitución ampliamente pronosticada de la directora del Centro Nacional de Inteligencia, Paz Esteban. Buena prueba de ello fue que los periodistas preguntaran por la cuestión hasta de quince maneras distintas a Margarita Robles, titular del departamento de Defensa, del que depende orgánicamente el CNI. Ninguno de los ángulos de incidencia que ensayaron los interrogadores obtuvo una respuesta que lograra encender la mínima chispa iluminadora. Mientras que los elogios dedicados a la destituida por Margarita iban confirmando la exactitud de aquella conocida súplica para que “Dios nos libre del día de las alabanzas".
En este caso se había tratado de algo muy distinto: una mera sustitución"
Adviértase la extrema puntillosidad de la ministra Robles para rectificar contundente, una y otra vez, a cuantos indagaban detalles y motivaciones sobre la destitución de la directora Paz Esteban. Porque lo hizo negando en sus respuestas que destitución fuera el vocablo adecuado para reflejar lo sucedido y sosteniendo que, por el contrario, en este caso se había tratado de algo muy distinto: una mera sustitución. Porque ¿cabe alguna duda de que Margarita habría impedido que fuera destituida una colaboradora suya tan magnífica como la que estaba al frente del CNI? Cosa muy distinta es que se haya procedido a su debida sustitución. La diferencia entre ambos vocablos señalados en letra cursiva es abismal y sólo el sectarismo de algunos puede llevar a confundirlos. El caso recuerda aquella historieta de quien de vuelta en casa después de que le hubieran propinado una soberana paliza, cuando estaba relatando los detalles de la agresión a su familia es interrumpido por uno de los hijos para hacerle notar cómo teniendo la ropa hecha añicos sorprendía que la boina se hubiera mantenido intacta. Fue ese el momento del desquite, en que el progenitor, orgulloso, apostilló tajante: “menudo es tu padre para que le toquen la boina”.
Últimos viajeros llegados de la cuesta de las perdices, donde tiene su sede el CNI refieren que ha cundido en el Centro un aire de cierta desmoralización escarmentada y que para remontarla se ha declarado de lectura obligatoria el ensayo de Abraham Flexner The Usefulness of Useless Knowledge aparecido en Harper’s Magazine y reeditado por Princenton University Press en 2017. El propósito es que sirva de ayuda para incentivar una reflexión que permita determinar a quién, cuándo y por qué hay que incluir en la lista de quienes han de ser espiados.
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No fue una sustitución. Ni siquiera una destitución.
Fue un cese fulgurante, como consta en el BOE.
Se podria preguntar a Margarita Robles cómo es que en el BOE consta "cese" y no consta "sustitución". Se le podría preguntar porqué miente tan descaradamente.
La respuesta es que sigue el guión de su amado jefe, campeón mundial de la mentira y la manipulación.
Porque no se dedican los CNI a vender melones en las autovías, a quien se le ocurre en el CNI espiar, que pais
Si lo más grave que le puede pasar a un alto cargo es que le sustituyan. Vamos, como si fuese una simple suplencia temporal.
¿A qué viene entonces esa sumisión pertinaz a Pedro Sánchez?
Paralelamente sabemos que un minion de Puigdemont andaba oliéndole el culo a no sé que ex-diplomático ruso que le prometía diez mil soldados para su prusés lisérgico. En muchos países te cuelgan por bastante menos. Y aquí la que se la carga es la del CNI, por espiarlos.
Me negarás tres veces.