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Opinión

Pandemia de noticias

Pfizer asegura que su vacuna tiene una efectividad del 90%.

La pandemia del coronavirus va a permitir avanzar en el conocimiento sobre cómo funciona la economía, en concreto los ciclos económicos. Este evento, al margen de que ninguno lo hubiéramos deseado, va a permitir buscar nuevas evidencias que puedan explicar el comportamiento humano ante cambios bruscos de las circunstancias. Y en ello está también su tez económica. En estos pocos meses ya han aparecido no pocos trabajos sobre cuestiones económicas asociadas a la pandemia y no cabe duda de que, en los siguientes, viviremos una explosión de análisis que nos ayudarán a comprender mejor lo sucedido y su porqué.

Uno de ellos es el que estudia el efecto de las noticias sobre el comportamiento económico de las personas y las empresas. Antes de nada, debemos saber que este campo de análisis económico no es nada novedoso. Ya son muchos los años desde que se iniciara un campo fértil de análisis sobre cómo reaccionan nuestras decisiones económicas ante las noticias. Las malas pueden hacernos tomar decisiones diferentes a las que hubiéramos tomado en caso contrario, aunque lo anunciado no nos afecte directamente. Igualmente, las buenas pueden implicar una reacción novedosa que hubiera estado ausente en caso de no haber estado expuesto a ella. El premio Nobel Robert J. Shiller acaba de publicar un libro en el que analiza esta cuestión. No cabe duda de que las ideas, y cómo estas contagian al espíritu, deben tener su sitio en el debate cuando se quiera explicar los cambios a corto plazo de las variables económicas, y entre ellas las macroeconómicas.

Explicar las fluctuaciones

Las razones que generan los ciclos económicos son tanto reales como anímicas. Obviamente, y por usar el ejemplo actual donde las causas reales son tan evidentes y concretas (cierre económico), podríamos considerar que para que un ciclo económico se torne negativo, es absolutamente necesario un cambio inicial en las condiciones macroeconómicas “reales”. Durante mucho tiempo, los economistas apuntaron a dichas causas “reales”, es decir, directamente asociadas a la producción como las principales causantes de los ciclos económicos en sus modelos. Por ejemplo, una subida del precio del petróleo o de los tipos de interés reales para contener la inflación. En otras ocasiones, se señalaron factores financieros para explicar, por ejemplo, las grandes crisis, en particular las de 1929 y 2008. A esto se le añadieron otras razones menos directas, pero no menos importantes que ayudaban a explicar las fluctuaciones, como las fricciones de precios, la asimetría en la información, las restricciones financieras y de acceso al crédito… Cada vez se incorporaban más variables al modelo que ayudaban a mejorar el entendimiento de los ciclos. Pero aún así siempre hubo esa sensación de que nunca eran suficiente.

No cabe duda de que la aparición de las nuevas tecnologías que facilitan el análisis y el uso del BigData han puesto en el mapa el interés de incorporar este supuesto “factor” explicativo de los ciclos económicos

Así, junto a estas razones “reales” siempre se han buscado otras más “espirituales”, si me permiten la expresión. No en vano, la existencia de los animal spirits en el discurso es tan antigua como la propia ciencia macroeconómica, ya que fue J.M. Keynes quien le diera un estatus relevante. Para la creación de las expectativas y su efecto sobre el ciclo, las noticias son un fertilizante indispensable. No cabe duda de que la aparición de las nuevas tecnologías que facilitan el análisis y el uso del BigData han puesto en el mapa, de nuevo, el interés de incorporar este supuesto “factor” explicativo de los ciclos económicos. Así, en estos años atrás, el análisis narrativo económico ha dejado de ser una parcela para los teóricos y se ha convertido en un espacio de trabajo empírico. Estos análisis han ganado potencia y sobre todo han encontrado que, efectivamente, las noticias y cómo estas calan en el comportamiento económico cuentan a la hora de explicar la evolución de los agregados macroeconómicos.

Shiller señala que la causalidad entre ciclo y noticias es bidireccional. Quiere esto decir que las causas de inicio o fin de una recesión pueden ser reales, pero que los cambios que estas desatan se ven realimentados por un refuerzo basado en la información que nos llega, modulados por nuestro innato impulso al optimismo o por la depresión colectiva ante situaciones nefastas. Algo así como una pandemia de ideas y noticias. Cuando las cosas parecen que van a ir mal, las personas no solo cambian su actitud frente a ciertas contingencias, sino que la transmiten como si fuera un virus. Son contagiados y se contagian. En este caso, los súpercontagiadores son los medios.

El vuelco de la vacuna

Hace sólo unos días supimos de la supuesta efectividad de la vacuna desarrollada por Pfizer. Aunque hay aún mucho camino por recorrer, no deja de ser una gran noticia, que sin duda despejará, en caso de concretarse, el futuro sanitario y por ello económico. Las bolsas del mundo reaccionaron de forma intensísima ante tal noticia, ya que actualizaron las expectativas de valor de compañías que, sin vacuna, es posible que hubieran tenido un futuro muy oscuro. Pero al igual que las bolsas, es seguro que familias y empresas están en proceso de actualización de sus expectativas, lo que podría dar lugar, si se confirma la llegada de la vacuna en el cambio de año, a un nada despreciable impulso económico durante el 2021.

Es seguro que familias y empresas están en proceso de actualización de sus expectativas, lo que podría dar lugar, si se confirma la llegada de la vacuna en el cambio de año, a un nada despreciable impulso económico durante el 2021

Muchas empresas y familias han contenido, sin duda, su gasto e inversión ante la incertidumbre económica existente. No cabe duda de que no pocas familias y empresas han reducido consumo e inversión por el simple hecho de ver profundamente erosionada su capacidad financiera. Pero no lo es menos que no pocos han reaccionado a la pandemia conteniendo la demanda ante el temor por un futuro impredecible. Es en este grupo, y que suelen enfrentarse a menores restricciones financieras, donde cabe esperar que su reacción pueda ser mayor en los siguientes meses ante un cambio de expectativas. Y esta reasignación de expectativas puede comenzar tan pronto como se vayan confirmando las esperanzas de un final cada vez más cerca de la pandemia.

La economía florecerá tanto más cuanto más convencidos estemos que ahora todo irá a mejor, tanto más si las políticas aplicadas han servido a su objetivo y por ello, tanto más si tenemos capacidad para trasladar ese optimismo a un impulso económico

Así pues, ¿qué podemos esperar? De momento debemos ser prudentes. Aún no ha habido nada más allá que simples noticias. Pero si se confirmara poco a poco, no solo la llegada sino además el éxito de estas vacunas, la reacción a estas buenas noticias tendrá la capacidad de alimentar una “primavera económica” junto con la estacional. La economía florecerá tanto más cuanto más convencidos estemos que ahora todo irá a mejor, tanto más si las políticas aplicadas han servido a su objetivo y por ello, tanto más si tenemos capacidad para trasladar ese optimismo a un impulso económico. Es decir, si las raíces para esta reacción positiva son fuertes y robustas. Ojalá. Que haya suerte.

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