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Opinión

Pamplona como resultado y como síntoma

Chupinazo de Sanfermines.

La entrega socialista del Ayuntamiento de Pamplona a Bildu es parte del precio de la investidura de Sánchez, pero también un resultado cantado del largo proceso de auge del nacionalismo vasco y del conformismo desconcertado de la derecha navarra, además de ilustrar la singular genética traicionera del socialismo navarro. Sobre todo, anuncia la muy probable entrega socialista de la Comunidad Autónoma Vasca a los herederos de ETA a nada que el PNV flaquee, ofreciendo el ejemplo más sintomático de la degeneración política que nos ha llevado a los gobiernos de Sánchez y a la entrega del Ayuntamiento pamplonica a Bildu.

El autoengaño complaciente del foralismo navarro

Comencemos por lo último. La propia UPN es responsable de la pérdida, además de víctima destacada. Tras la ruptura de UPN con el PP para mantener su espacio político foralista (incluso al irracional precio de expulsar a los diputados Carlos García Adanero y Sergio Sayas), los de Javier Esparza quisieron creer las promesas socialistas de dejar gobernar Pamplona a la lista más votada, la de UPN. A estas alturas creer nada a Sánchez es dolo político, autoengaño complaciente y rechazo de la realidad. Lo que la realidad muestra es que PP y UPN juntos, como Navarra Suma, forman el partido mayoritario en Navarra, pero separados quedan a merced de los acuerdos del PSOE con sus socios abertzales y comunistas. En definitiva, los foralistas han preferido creer a Sánchez que reconocer el proceso de demolición de la Constitución, en el que Navarra es pieza mayor. Para entender por qué, retrocedamos a la Transición.

En 1976 el nacionalismo vasco era muy minoritario en Navarra, como durante la Segunda República, a pesar del trabajo de una activa minoría nacionalista cultural euskalerríaca, cuyo personaje más conocido era Arturo Campión, un escritor menor. Aquellos protonacionalistas postulaban la unión política de Navarra y las provincias vascas en base al idioma común, limitado en Navarra a las zonas rurales del norte, y a la reivindicación de los fueros frente al centralismo constitucional de la Restauración.

Los fuertes vínculos entre el mundo burgués de Bilbao y el PNV hicieron de este partido un intruso arrogante y expansivo muy rechazado en la tradicionalista Navarra

Como ideología era más civilizada que el agresivo nacionalismo racista y ultracatólico de Sabino Arana y sus bizkaitarras, pero fue éste, y no el romántico de los euskalerríacos, el hegemónico en el nacionalismo vasco. Los fuertes vínculos entre el mundo burgués de Bilbao y el PNV hicieron de este partido un intruso arrogante y expansivo muy rechazado en la tradicionalista Navarra. Allí el mundo vasco seguía muy ligado al carlismo y nutrió en masa al requeté durante la guerra civil: paradojas de la historia, por esta razón hubo más tropa vascoparlante en el ejército de Franco que entre los gudaris del Gobierno de Euzkadi.

Un cambio vertiginoso

La cosa cambió después de 1960 con la veloz industrialización del norte navarro y la cuenca de Pamplona, con el efecto de un cambio socio-cultural e ideológico vertiginoso. Incluyó, como es usual, un giro dramático de identidades: la joven generación navarra pasó del carlismo y del fuerismo al nacionalismo vasco más radical, en concreto al de la órbita de ETA. La larga y frondosa franja fronteriza entre Guipúzcoa y Navarra osciló del carlismo de sus mayores al nuevo abertzalismo etarra, cambiando una religión política violenta y antisistema por otra no muy distinta. Hasta no hace tanto, en muchos de estos pueblos era posible ver intacta la lista de los requetés Caídos por Dios y por España en la pared de la parroquia, mientras sus herederos gobernaban el ayuntamiento por HB.

Respecto a la izquierda democrática, era tan marginal en Navarra que el PSOE tuvo que recurrir para constituirse al grupo de curas antifranquistas de la congregación del Verbo Divino, convertidos en líderes -increíblemente corruptos, como Gabriel Urralburu- de un titubeante socialismo navarro perdido en la cuestión vital de su autonomía o dependencia del potente PSOE vasco, firme partidario de acuerdos estratégicos con el PNV que incluyeran Navarra: es la razón de la extemporánea Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución, que prevé la posible unión del antiguo reino con la nueva comunidad autónoma vasca. Otra concesión que tampoco sirvió para que aceptaran la Constitución, pero que ahora podría servir para forzar la unión CAV-Navarra.

Una derecha foral en Babia

A la derecha navarra estos cambios generacionales le pillaron en Babia. Parecían convencidos de que Navarra era suya, y de que bastaba con invocar la “Navarra foral y española”, más el fantasma del requeté carlista terror de los gudaris, para exorcizar cualquier amenaza de origen vascongado. Por tanto, apenas reaccionó cuando la educación, la cultura, las asociaciones, los sindicatos y hasta las fiestas patronales fueron cayendo en manos abertzales.

Un error lamentable. El castillo de naipes llamado PSN-PSOE entró en crisis muy temprano: el gobierno Urralburu se derrumbó cuando quedó probada la trama socialista de corrupción en la seguridad de la autovía Pamplona-San Sebastián, convertida en casus belli terrorista y pingüe fuente de negocios ilegales para la cúpula socialista.

Para resumir, la Transición creó en Navarra un movimiento abertzale en torno a ETA heredero del carlismo, una izquierda corrupta e inepta, y una derecha foral dividida entre regionalistas y nacionales. La izquierda ni quiso ni pudo dar la batalla contra el auge abertzale, y las derechas pudieron pero no quisieron, quizás por incomprensión de lo que pasaba bajo la superficie de una aparente normalidad con envidiable calidad de vida, solo rota por atentados terroristas y la conversión de los Sanfermines y demás docenas de fiestas populares en espacio de agitación y captación de la juventud navarra por el nacionalismo etarra.

Y cualquier solución futura exige una comprensión en profundidad de los errores de fondo y la superación de la desidia, el conformismo y la irresponsabilidad de quienes pudieron haberlo impedido

Síntoma de la parálisis y la desidia oficiales es que se tardaran 25 largos años en celebrar un homenaje en su pueblo a Jesús Ulayar, alcalde de Etxarri Aranaz, y a iniciativa de la familia Ulayar con el apoyo de Basta Ya. Etxarri Aranaz es un modelo de pueblo vascoparlante navarro pasado en una generación del carlismo al batasunismo. En 1979 Jesús Ulayar fue asesinado por la banda con un ensañamiento ejemplarizador, extendido a toda la familia, que mereció mucha mayor atención porque concentraba toda la tragedia sangrienta y el grotesco esperpento del terrorismo con apoyo popular. Pero en 2005, la lógica encadenada que conduciría al autoengaño de UPN y la impotencia del PP, la derrota de los Ulayar y de Basta Ya, la traición socialista y el regalo de Pamplona a Bildu, había devenido destino implacable. Las batallas que no se dan, como esta, están perdidas de antemano. Y cualquier solución futura exige una comprensión en profundidad de los errores de fondo y la superación de la desidia, el conformismo y la irresponsabilidad de quienes pudieron haberlo impedido.

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  • J
    jm15xy

    "Jaun-Goikua eta Lagi-Zarra, bizkaitarrak agurreite deute naparrei".

    No entiendo por qué no dejan descansar en paz al pobre don Carlos María Isidro de Borbón, en vez de hacer de él y del "carlismo" (lo pongo entre comillas porque ahora hasta los comunistas revolucionarios de la ETA se les llama "carlistas" además de a los vasquistas sabinianos) la causa de todos los males que aquejan a la "España invertebrada". ¿Qué tienen de malo los contrapesos forales, regionales o autonómicos al dirigismo y estatismo que siempre ha sido la consecuencia del nacionalismo centralista tan típico del liberalismo decimonónico? Pues eso, nada.

    La situación es preocupante precisamente porque lo malo de la ezker abertzlea (la izquierda nacionalista, cualquiera que sea su marca política) es que es izquierda, no tanto porque sea "abertzalea". El problema más grave es que una vez que la izquierda nacional (es decir, los Socialistas hoy, pero también los Isabelinos, Liberales y Republicanos de antes) empieza a hacer pactos con esta nueva izquierda regional, el mecanismo que se supone debe servir de contrapeso en contra del poder estatal central se pervierte y sirve para enquistar políticas intervencionistas que por lo normal venían del gobierno central y no del local.

    No menos grave es la necedad de la derecha "nacional" (digámosle canovasita o aznarita) por parte de quienes se supone son liberales de derecha en un centralismo exacerbado, unitarismo, igualitarismo, laicismo y dirigismo económico más propio de la izquierda. No hay que olvidar a Montesquieu, a Burke y a Tocqueville.

  • C
    ConTroll

    El error de fondo es no haber utilizado contra ETA sus mismos "argumentos" y delegar en "el Estado".

  • C
    ConTroll

    ETA no es heredera del carlismo, hay una ruptura, ETA extermian literalmente al carlismo, a España tal como la interpretan, y a partir de ahí construye su hegemonía social. Primero acaba con el carlismo, luego ocupa la sociedad desestructurada.
    Identificar al carlismo, españoles asesinados por ETA por querere seguir siéndolo, con sus asesinos en una puerilidad imperdonable.

  • J
    juanramon2007

    Si PP, VOX, UPN y Ciudadanos fuesen en una candidatura única en Navarra, Pais Vasco y Cataluña, muchos de los problemas que estamos teniendo no solo ellos sino todos los españoles que quieren una España unida y con ciudadanos no discriminados por su nacimiento en una u otra parte de España se habrían evitado. ¿No ven la comunidad de intereses de Sancheztein y los que quieren discriminar a los españoles por su nacimiento tras haberles esquilmado todo lo que puedan?

    • J
      jm15xy

      ¿Y qué del convenio económico? ¿Habría que sacrificarlo en nombre de una "España unida y con ciudadanos no discriminados por su nacimiento en una u otra parte de España", es decir en nombre de la "Liberté, Égalité, Fraternité?

  • P
    PepeFrutos

    Un magnífico resumen histórico.

    El Lebensraum Vasco siempre incluirá Navarra, pero todos han preferido mirar hacia otro lado mientras la serpiente crecía y engordaba. La segunda parte de esta tragedia viene ahora, y es conocer qué ocurrirá con la población no asimilable o que no se quiera unir a la gran patria vasca.

  • K
    k. k.

    El artículo olvida un hecho fundamental y hace un reduccionismo maniqueísta muy propio de este autor.

    El carlismo se escindió en dos ramas, una se inclinó, efectivamente, hacia el indepentismo vasco (no siempre batasuno, esto es cierto a medias). El PNV es también un partido con fuertes raíces carlistas.
    La otra rama permaneció en su vertiente tradicional, a la derecha. UPN es, antes que nada, foralista. Y el navarro es un impresionante defensor de sus fueros, por eso el PP es una fuerza residual.

    El sentimiento nacional en Navarra es relativo. El navarro de bien es español siempre y cuando no le toquen los fueros. Y perdóneme el autor, pero eso es carlismo, puro periferismo.
    Por eso, decir que el carlismo es "una religión política violenta y antisistema" es meter a muchos navarros, de izquierda y derecha, en el mismo saco.

    Navarra ha sido el escenario de hechos históricos fundamentales en España: el germen de Hispania, de Euskalherria, del carlismo y de la guerra civil. Sospecho que la disposición cuarta es la espita para el conflicto definitivo.

  • S
    Stephen Dedalus

    Que se jo... roben UPN y el PP.

    En 2012 tuvieron la oportunidad de ilegalizar a BILDU a propuesta de UPyD y no lo hicieron porque "era «demagógica» y carecía de «base jurídica»"... pues ahora que no lloren.

    Por el bien de España, deberían desaparecer la PSOE y lo PP.

  • S
    Situ

    El interés vasco por Navarra siempre ha sido por su huerta la necesitan si ella comerían hierro aunque hoy ya no hay fundiciones de hierro

  • J
    Jotanito

    Vd. si que sabe.