Quantcast

Opinión

Octubre, el mes (bursátil) más cruel

Wall Street
Wall Street

Este mes ha empezado mal en las bolsas. Los motivos de tal hecho no difieren a lo que comentamos hace un mes aquí: tipos al alza con ralentización económica, inflación elevada y problemas geopolíticos, nada nuevo. Se vuelve a hablar de la mala fama de octubre. El motivo principal fue el famoso crash bursátil de 1987, que ayudaron a cimentar esta injusta fama que arrancó en el 29. Fama absolutamente injusta.

El 19 de octubre de 1987, el Dow Jones se hundió un 22,6%. Históricamente hubo un día peor, el 12 de diciembre de 1914 con un desplome del 24,4%, debido a que se concentró en una sola sesión la avalancha de ventas que no se produjo desde el 30 de julio, fecha en la que, a causa del inicio de la Primera Guerra Mundial, la bolsa de Nuevo York estuvo cerrada a la negociación. Es decir, la mayor bajada diaria en realidad es una caída de casi cinco meses concentrada en una sesión bursátil. Es, por tanto, el de 1987 el mayor crash: en apenas unas horas, casi la cuarta parte de la capitalización de las cotizadas se volatilizó, eliminando las subidas acumuladas durante cinco años.  Con razón puso de moda la expresión “lunes negro”.

Al día siguiente, las portadas de la prensa económica eran unánimes al respecto y en todas se vislumbraba el temor a un nuevo 1929. Ese año la mayor caída en un día fue del 12,8% el 28 de octubre, pero el fantasma de una nueva Gran Depresión, periodo durante el cual las bolsas estadounidenses perdieron de media un 80% de su valor, atemorizó a inversores de todo el mundo. En ambas ocasiones hacía apenas unas semanas que el índice había marcado nuevos máximos históricos.

Lo más curioso del caso, y también lo más desconcertante y poco tranquilizador, es que no hubo un hecho concreto al que se pudiera achacar una reacción tan adversa del mercado; eso sí, se detectó que entre el 14 y el 16 de octubre de 1987, la semana anterior, se registró un 10% de caída en tres días, la peor racha en ese plazo del Dow Jones desde que, en mayo de 1940, Hitler derrotó a los franceses. La excusa oficial fue que dos buques de guerra de Estados Unidos bombardearon una plataforma de crudo de Irán en el Golfo Pérsico, en respuesta a un ataque iraní a una nave estadounidense. Durante el fin de semana muchos clientes pusieron órdenes de venta hasta el punto que ya, en la apertura del lunes, el desequilibrio entre el papel y el dinero era tan grande que la caída fue alimentándose. Así crecía el miedo y las ganas de deshacer posiciones mientras se notaba la ausencia de compras finales que pudieran sostener el mercado.

El martes 20, el Dow Jones recuperaba un 5,88% pero antes el resto del mundo sufrió las consecuencias de lo del 19: Londres se desplomó un 13,2%, Tokio un 14,9%, Frankfurt un 5,6%…y Madrid un 5,73%

Alan Greenspan, entonces al frente de la Reserva Federal, empezó su leyenda como auxiliador de los mercados la mañana del día 20 con una breve declaración: "La Reserva Federal, en consonancia con sus responsabilidades como banco central de la Nación, afirmó hoy su disposición a servir como fuente de liquidez para apoyar el sistema económico y financiero". Y con esos fondos que inyectó (y que luego retiró rápido del mercado) calmó los mercados. A pesar del 'Lunes Negro', el Dow Jones acabó en positivo 1987 (2,26%), subió un 11,85% en 1988, y un 26,96% en 1989. Cinco años después, el Dow Jones cotizaba un 83% por encima del cierre del 19 de octubre de 1987, aunque algunos valores aún cotizaban por debajo. 

En las bolsas españolas la contratación se hacía por entonces mediante el sistema de corros a viva voz entre las 10 y las 12 de la mañana por lo que el 19 de octubre no pasó nada especial. El martes 20, el Dow Jones recuperaba un 5,88% pero antes el resto del mundo sufrió las consecuencias de lo del 19: Londres se desplomó un 13,2%, Tokio un 14,9%, Frankfurt un 5,6%…y Madrid un 5,73%. Esto es mucho teniendo en cuenta que la mayoría de valores tenían un límite de fluctuación máximo del 5%. Aunque testigos de aquel día afirman que hubo valores en los que sencillamente no hubo compras, tampoco era habitual mirar el comportamiento de las bolsas internacionales para la operativa diaria. 

Ese 'Lunes Negro' cambió el modo en el que las bolsas de todo el mundo afrontan el pánico bursátil. Si bien hay casos extremos como Rusia en 2008, que ante la previsión de fuertes caídas directamente cerraron durante el tiempo que estimaron necesario, en general lo que aplican todas desde 1987 son los llamados “circuit breaker” o parones obligatorios en el mercado cuando la volatilidad es excesiva. Ahora una caída bursátil tan enorme en tan poco tiempo no puede repetirse, y menos en Wall Street, porque no se permite que en unas horas se pierda tanto porcentaje. 

En Europa, y en el mercado español también, funcionan los parones pero no hay una norma para bloquear la negociación en seco

La SEC en Estados Unidos, tras el flash crash de 2010 en el que el Dow Jones cayó un 9% en minutos, aún endureció más las normas fijadas después de aquel lunes pavoroso que quedaron así: en el caso de una disminución del 7 por ciento del precio de cierre del S&P 500, la negociación se detiene automáticamente durante 15 minutos, se para otra vez en el -13% y, si se llega al 20%, ese día se ha acabado ya el mercado. 

En China si se alcanza el -7%, se cierra la negociación hasta el día siguiente. Sin embargo, en Europa, y en el mercado español también, funcionan los parones pero no hay una norma de parar la negociación totalmente. Por supuesto, también hay medidas similares para acciones concretas. Esto, y que no existen demasiados paralelismos con la situación actual, es quizás lo más positivo que podemos decir de aquel atípico crash bursátil que no nada tuvo que ver con la economía (ni fue la causa ni hubo consecuencias) pero ocurrió en octubre, una vez más.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.