Opinión

Nuestro Forrest Gump

El objetivo del llamado “heredero de Fraga” es resucitar el PP pujolista y llevar al poder ¡otra vez! a una derecha sumisa a los poderes tribales catalán y vasco

Alberto Núñez Feijóo / Europa Press

El señor Alberto Núñez Feijóo es gallego primero, antes que español. Se escucha el chirrido de una gaita en lontananza. El ser gallego primero es una tara anti civilizatoria (como el ser catalán o vasco primero), pero a ver quién se lo dice a Feijóo. Además de gallego primero, el señor Feijóo es líder del partido PP y candidato a la presidencia de España. Si viviera en Cuba a Feijóo le dirían Caraegaita. Los cubanos son pavorosos, pero tienen sus cosas graciosas.  

Feijóo va por la vida como envuelto en un hálito opaco. Escucharlo es ver la realidad a través de unas gafas muy sucias. Es un hombre intrínsecamente fofo y provinciano. Da igual qué cargo político ocupe, su devenir tendrá siempre una impronta aldeana. Cierto es, lo reconozco, que no soy objetivo con el señor Feijóo. Me recuerda a Fraga, otro gallego profesional y ¡horror! castrista. Fraga destacó entre los políticos españoles, que en general han sido y son bastante lameculos de los Castro, por ser un gran lameculos de los Castro. Como sabemos, el padre de los hermanos Castro, un cuatrero que, aparte de robar terrenos moviendo las cercas de su propiedad durante la noche, engendró a los tiranos más siniestros y asesinos que ha dado Cuba, era gallego. Fraga se sentía orgulloso de sus paisanos dictadores. Y no sólo Fraga estaba orgulloso de ellos, presumo que muchos gallegos también lo estaban y lo están. Así es de sucia y ruin la España roja. No hace mucho, querían honrar a los Castro en Galicia, convirtiendo en museo la inmunda casucha en la que vivió el Castro cuatrero, antes de ir a Cuba a mover cercas para enriquecerse. Hacer las Américas llaman en España a este tipo de bandolerismo.   

Feijóo, para su campaña electoral, exhibe a Rajoy como un baluarte de la política de su partido y como un ejemplo a seguir. Es, entre muchas, otra señal inquietante

Además de lo dicho, creo que el señor Feijóo es un hombre lento. No en lo que concierne a sus desplazamientos, lento de entendederas. Lento de entendederas no es lo mismo que corto de entendederas, valga la aclaración. 

Lento no a la manera sonámbula del expresidente Rajoy, que comenzó a comerse un cocido gallego siendo presidente de Gobierno y en el último bocado de chorizo ya lo habían echado del cargo, gracias a una intriga político-judicial a la que Rajoy reaccionó tan lentamente que no reaccionó. O prefirió el cocido gallego a seguir presidiendo el Gobierno de España, ¿cómo saberlo?

Siempre se pone a Zapatero como encarnación del envilecimiento y la vulgarización populista de la política española, pero Rajoy, a fin de cuentas, fue una  continuidad vil (a la aceptación sumisa de la negociación con los etarras me remito) de Zapatero. Tuvo en sus manos, gracias a una mayoría absoluta, cambiar el destino de su país, pero prefirió echar una siesta. Feijóo, para su campaña electoral, exhibe a Rajoy como un baluarte de la política de su partido y como un ejemplo a seguir. Es, entre muchas, otra señal inquietante de que un Feijóo presidente sería otro Rajoy (algo así como un hijo bobo del PSOE), es decir una prolongación de lo peor que ha dado el corrupto, endogámico, pandillero, cobarde, parásito y traidor a los españoles libres e iguales, bipartidismo español.  

Algo que no existe, el “hecho diferencial” catalán o vasco, pero que a pesar de no existir ha provocado la decadencia moral, social, económica y, por supuesto, política de la España de ciudadanos libres e iguales

Tan lento es el señor Feijóo, que todavía no se ha enterado de que milita en su partido  la mayor potencia intelectual  que tiene hoy la política española. La inutilización de Cayetana Álvarez de Toledo define al señor Feijóo y define a su partido. Álvarez de Toledo debería ser la punta de lanza de la guerra cultural y anti tribal que tanto necesita librar España. Guerra cultural contra la izquierda chavista, los comunistas y contra los socialdemócratas vendidos a los nacionalismos populistas xenófobo-racistas-regional-tribales.

Pero, ¿qué digo? Feijóo tampoco se ha enterado de que los nacionalistas regionales antiespañoles han declarado la guerra a España, una guerra que tiene lugar al amparo de un Feijóo “moderado”, “centrista” y sensible al “hecho diferencial” catalán y vasco. Algo que no existe, el “hecho diferencial” catalán o vasco, pero que a pesar de no existir ha provocado la decadencia moral, social, económica y, por supuesto, política de la España de ciudadanos libres e iguales.

El desprecio de Feijóo por el talento de Cayetana Álvarez de Toledo evidencia la talla política del señor Feijóo, lo que debemos esperar del señor Feijóo. El objetivo del llamado “heredero de Fraga” es resucitar el PP pujolista, llevar al poder ¡otra vez! a una derecha sumisa a los poderes tribales catalán y vasco, una derecha incapaz de enfrentarse a la ofensiva populista podemita, amparada y alimentada por el sanchismo y el antiespañolismo regional español.       

A mí, a quien más se me parece el señor Feijóo (sobre todo cuando habla de catalanismo cordial y se revuelca con el conde de Godó) es a Forrest Gump. ¿Recuerdan a Forrest Gump? Un personaje tonto, pero con un encanto inocente que a veces alcanzaba una epifanía moral. Nuñez Feijóo es nuestro Forrest Gump. Pero. Un Forrest Gump sólo tonto, sin inocencia ni epifanía moral.

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