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Opinión

Monedero ahora reparte carnés de periodista

Monedero e Iglesias

Juan Carlos Monedero es producto de un tiempo complejo, como fue la crisis de 2008. Sin la caída de Lehman Brothers seria un ciudadano anónimo. Una voz más y una voz menos. Un profesor de universidad de todos esos que, con su fundamentalismo ideológico, contribuyen a empequeñecer la enseñanza superior española. Pero ocurre que en tiempos de pobreza la gente mira hacia al cielo y busca a Dios y, cuando no lo encuentra, busca respuestas entre los hombres. Hubo un momento en el que algunos millones de ciudadanos españoles se preguntaron el porqué la 'Gran Recesión' sólo causó penurias entre los de siempre y escucharon a Monedero hablando de justicia social y del fin del atroz capitalismo.

El hombre tiene un cierto componente imprevisible en tiempos de dificultad que le hace ponerse en manos de profetas que vaticinan el apocalipsis y prometen la salvación. Se manifestaban este domingo en la plaza madrileña de Colón más de 3.000 personas que niegan la existencia de la pandemia de la covid-19 y defienden teorías como la que afirma que el 5G es un arma militar que pretende esclavizarnos. Lo hacían sin mascarilla ni distancia de seguridad, es decir, sin temor a contagiarse del coronavirus. Sus delirios no hubieran tenido tanto recorrido si el mundo no atravesara el actual período de incertidumbre.

Los líderes de sectas, los conspiranoicos y los políticos radicales, como Monedero, son especies con un rasgo en común: suelen enraizar y crecer con mucho más vigor en tiempos de crisis que de bonanza. También comparten una singular característica: se dirigen a su parroquia con el estilo facilón de un predicador evangelista y reaccionan ante las críticas con una fiereza innecesaria.

Así lo ha hecho este lunes el fundador de Podemos durante su intervención en El programa del verano, de Telecinco. Allí se hablaba de la imputación de Podemos y de algunas personas de su estructura orgánica y alguien ha citado una información de este periódico. Entonces, Monedero ha afirmado que Vozpópuli es al periodismo lo que Torrente a la lucha antiterrorista.

Un error

No hace un mes que el aludido recriminó a este periodista el haberle llamado “impresentable” por utilizar como arma política las imágenes de las colas de un comedor social. Recibió una disculpa sincera, pues nunca está justificado rebasar el límite del insulto y, a fin de cuentas, los argumentos pierden fuerza cuando están rodeados de descalificaciones. Consejos vendo... Quizá este profesor universitario debería plantearse dejar de emplear ese tono de iluminado ofendido para defender sus posturas. Máxime si se tiene en cuenta que a cada discurso le impregna de un tono macarra e intimidatorio que, desde luego, no dice mucho bueno de él.

Quizá este profesor universitario debería plantearse dejar de emplear ese tono de iluminado ofendido para defender sus posturas. Máxime si se tiene en cuenta que a cada discurso le impregna de un tono macarra e intimidante.

En este caso, su crítica tiene que ver con un tema en el que Podemos podría haberse limitado a defender su inocencia y esperar que el juez le concediera la razón. Lejos de eso, ha trazado una teoría que sostiene que la formación morada sufre una persecución por parte de los poderes fácticos de este país, dado que es incómoda. Por tanto, es víctima de todo tipo de ataques injustificados y montajes judiciales. Como el del abogado José Manuel Calvente, al que, por cierto, la formación morada intentó encasquetar una falsa causa de acoso sexual -sobreseída por el juez- con la más pura esencia siciliana.

Ojo, es cierto que documentos como el Informe PISA, eran ridículos y apestosos, pero precisamente por esta razón deberían renunciar a estos berrinches, dado que los ataques de este tipo se desmontan con suma facilidad.

Reacción sectaria

La reacción del partido sobre el caso Calvente, y la del propio Monedero, es tan excesiva como innecesaria, es decir, es la propia de los sectarios que reaccionan a las críticas con una excesiva agresividad. Es curioso que, horas después de escribir sobre el frenopático de la plaza de Colón, se hayan solapado dos acontecimientos curiosos: por un lado, Monedero ha acusado a este periódico de casposo. Por otro, algún comentarista ha definido a quien escribe estas líneas como un esbirro a sueldo de George Soros. Tras consultar la cuenta corriente, niego la mayor.

Pero es lo de siempre: los sectarios siempre recurren a las mismas armas. Es decir, a descalificar a quienes los retratan con una estúpida histeria. Sus apariciones son frecuentes en tiempos de crisis y a buen seguro aumentarán en los próximos meses, cuando la falta de trabajo y de perspectivas optimistas golpeen fuerte a los españoles. Esperemos que todo eso pase pronto a la historia para que ellos marchen por el mismo camino. Sobran, dañan y no aportan nada que no sea odio, mediocridad y papanatismo.

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