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Opinión

La maldición del tándem

Requiere un aguante formidable por ambas partes; se extingue con el tiempo y casi siempre con un final borrascoso, al desvanecerse la confianza y amistad inicial

La maldición del tándem
Los músicos John Lennon y Paul MacCartney. Twitter

En tiempos propensos a coaliciones y alianzas, cuando el futuro es incierto y todo puede cambiar en cualquier momento, el tándem (dos personas con una actividad común, que trabajan en equipo y se complementan) se ha afianzado como modo de funcionamiento -habitual e irremplazable- en la política, la empresa, el deporte, el arte y la restauración.

El primer Gobierno de coalición, desde que España recuperó el sistema democrático, nació urgido por unos resultados electorales insuficientes (167 escaños), armado con ingentes efectivos (23 ministros, cientos de asesores) y tándems en cada sala de máquinas (Sánchez-Redondo; Iglesias-Errejón), que terminaron saltando por los aires en el ecuador de la legislatura.

Aprobada la Constitución del 78 y ganadas las elecciones del 82 de forma abrumadora por el partido socialista, dos tándems (Suárez-Abril; González-Guerra), entraron en metástasis política, hasta su implosión.

Tratar de responder a la pregunta de por qué las parejas desaparecen es como indagar en las causas reales del final de los Beatles, la banda más importante de todos los tiempos. Los afortunados de mi generación llevamos medio siglo tratando de lograr una respuesta concluyente a la razón última de la separación de una banda de culto, en el cenit de su carrera, tras haber permanecido tan solo ocho años en los escenarios.

Se instalaron durante una semana en la ciudad donde las princesas -locales- viajan en bicicleta e invitaron a la prensa mundial a su habitación del Hotel Hilton, Bed-In for peace, para explicar su compromiso pacifista

Paul McCartney, a quien se ha culpado de la ruptura, se ha animado a aclarar el misterio, cargando a John Lennon con el mochuelo: "Yo no instigué la separación. Fue nuestro Johnny que entró un día en una habitación y dijo: Me voy de los Beatles”. Esta revelación se desprende de la entrevista que ha concedido, ante el estreno inminente de Get Back, serie de televisión que narra los últimos meses de la banda.

La separación resultó inevitable, según Paul, porque John "quería meterse en una bolsa en Ámsterdam, durante una semana, para estar tranquilo. Y eso no se podía discutir". Una boutade que resultó cierta. Tras casarse en Gibraltar con Yoko Ono (1969), se instalaron durante una semana en la ciudad donde las princesas -locales- viajan en bicicleta e invitaron a la prensa mundial a su habitación del Hotel Hilton, Bed-In for peace, para explicar su compromiso pacifista.

Una semana antes, McCartney, en las antípodas de su rival, se había casado en Londres con Linda Eastman, fotógrafa, activista en defensa de los derechos de los animales, que convirtió a Paul en un vegetariano militante: "Si en los mataderos hubiese paredes de cristal, todo el mundo sería vegetariano".

Bajo el hechizo de Yoko Ono

La pintoresca luna de miel en los Países Bajos tuvo su aquel por la encamada que vino después. Esta vez, en el Hotel Queen Elizabeth de Montreal, donde grabaron Give Peace a Chance, rápidamente adoptada como balada contra la guerra.

La mudanza existencial del letrista de Imagine (himno a un mundo sin opresión, racismo, religión ni países), fue fruto del ascendiente de la menuda asiática (con raíces aristocráticas y activista por la paz, la lucha contra el racismo, la homofobia y el sexismo), bajo cuyo hechizo sucumbió el más astuto de los cuatro músicos. Con la repentina muerte, en 1967, de Brian Epstein, su representante y artífice de la caja registradora de la banda, Apple Corps, empezó el derrumbe anímico del grupo. Poco después, las bodas activaron desencuentros y fortalecieron otras creencias.

En septiembre de 1969, cuando John Lennon abandonó los Beatles y comenzó a utilizar la música para hacer oposición a la guerra, tratando de cambiar el mundo, lamentó la hostilidad que los otros miembros de la banda tenían hacia Yoko Ono. Paul se desmarcó: "Hablé con Yoko el día después de que le asesinaran y la primera cosa que dijo fue: 'John te tenía mucho aprecio'”. Pero el quid de la cuestión no era otro que el liderazgo entre las dos almas del grupo, porque lo crítico y difícil es que el tándem glorioso se mantuviese estable y este tenía diferencias insalvables, con la excepción de la música que les hermanaba.

John y Paul compartieron: infancia en los suburbios de Liverpool (destruida por los bombarderos alemanes en la IIGM), pertenencia a la clase media y un talento capaz de sacudir el mundo con sus canciones, hasta llegar a convertirse en la banda más influyente de todos los tiempos.

Obsesionado con Brigitte Bardot

Lennon, celoso, introvertido, temperamental, obsesionado con Brigitte Bardot, al único que respetaba era a McCartney, lo que no le impidió aflorar su resentimiento: «Fui tonto por no haber hecho lo que Paul hizo, que fue utilizar la situación para vender discos». Se refería a la separación, que no se hizo pública por conveniencias mercantiles inducidas.

Paul McCartney, extrovertido, hedonista, apasionado por las mujeres, reconoció con la boca pequeña: Todos nosotros admirábamos a John. Era el más ingenioso e inteligente. Su talento musical es tan grande, que lo ha protegido de la cultura de la cancelación. A cualquier otro, sus declaraciones: Todos somos desiguales y únicos, le hubieran supuesto la muerte súbita.

De la ruptura surgió un inmenso talento, George Harrison (All things must pass), uno de los mejores guitarristas de la historia, oculto por la densidad del grupo. El cuarto beatle, Richard Starkey​​, con otros cimientos sociales, sobrevivió en solitario gracias a su maestría como baterista. El nombre artístico que adoptó fue Ringo Starr: Lo elegí porque es nombre de perro y los perros me agradan.

Los abucheos de Guerra

Esta referencia animalista me ha traído a la cabeza la última genialidad del tandemista Alfonso Guerra: "Hay quien abuchea a un presidente y aplaude a una cabra. Cada uno elige quién le representa mejor".

Las evidencias más visibles de este modelo de funcionamiento lo perfilan como un recurso frágil debido a la existencia de un conflicto latente, la jefatura; requiere un aguante formidable por ambas partes; se extingue con el tiempo y casi siempre con un final borrascoso, al desvanecerse la confianza y amistad inicial.

Para medir la fortaleza del tándem, entre los indicadores que facilitan el sistema de cálculo (según Arthur Okun, definidor del "índice de sufrimiento”), habría que considerar: la extracción social, atracción intelectual, grado de activismo y compromiso político; la correcta administración del éxito, el encaje del fracaso y la predisposición a la avenencia; el sentido del humor, la empatía y el afecto.

Combinar personalidades antagónicas requiere “madera de héroe”, titulo de la novela de Miguel Delibes sobre su periodo de formación en el “Canarias”, durante 'la gorda', como se denomina en el libro a la Guerra Civil.

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