Opinión

Izquierda Española

El think tank El Jacobino lanza un partido “netamente de izquierdas” que rechace pactos con el separatismo
Guillermo del Valle, impulsor de Izquierda Española Pablo A. Muñoz Alconada

Acaba de ser investido Pedro Sánchez como presidente del Gobierno por el Pleno del Congreso de los Diputados el jueves 16 de noviembre y ya tenemos en marcha un apretado calendario electoral con las gallegas fijadas para el domingo 18 de febrero, límite hasta el 5 de enero para registrar las coaliciones y comienzo de la campaña oficial el 2 de febrero. También está determinada la fecha del domingo 9 de junio para las elecciones al Parlamento Europeo y las vascas y catalanas pueden desencadenarse para este mismo año de gracia. Los preparativos en Galicia abren un panorama de derrota para el partido Sumar, liderado por la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz, que tal vez no deje rastro alguno en el Parlamento de Santiago de Compostela, dejando sin sentido las lecciones de altivez que viene impartiéndonos. Además, la oportuna ruptura de Unidas Podemos, que ha girado su voto hacia el Bloque Nacionalista Galego, es un barrunto inequívoco en esa línea que garantizará la mayoría absoluta al PP de Alberto Núñez Feijóo. Luego, cuando el desastre se constate, Yolanda será ingresada en la unidad de quemados de la Moncloa, sin tener nada que aducir y quedará solo pendiente de merecer la piedad y conmiseración que suscite en Pedro Sánchez, buen sabedor de que la debilidad de sus colaboradores le permite lidiarlos de manera mucho más ventajosa. 

Los díscolos que se hayan permitido en junio la cabriola de desertar volverán, prontos, dóciles y escarmentados al redil sanchista

En cuanto a las elecciones al Parlamento Europeo, asistiremos desde ahora mismo a una creciente devaluación de su importancia porque nada ayuda más a encajar un fracaso que la previa reducción de las expectativas. De modo que desde el Gobierno, acompañado por la orquesta de medios informativos afines, se insistirá en que los comicios europeos tienen un significado menor, que son la ocasión propicia para el ejercicio de venganzas sin riesgo apreciable para quienes la lleven a cabo, habida cuenta de que nada fundamental está en juego y de que cuando llegue la hora de la verdad, es decir, cuando se convoquen las elecciones generales, los díscolos que se hayan permitido en junio la cabriola de desertar volverán, prontos, dóciles y escarmentados al redil sanchista. Aun así, las costuras se notarán apretadas porque los sondeos anticipan que los escaños que logrará del PSOE serán muchos menos y los aspirantes a la bicoca de Estrasburgo serán muchos más, después de tantos desahuciados como han dejado las elecciones municipales y autonómicas de mayo pasado. 

Están saturados del contrasentido que supone proclamarse de izquierda y comportarse como la servidumbre de los nacionalistas independentistas para colmarles de cesiones y concesiones

Otro factor perturbador es la aparición de un nuevo partido político, bajo la denominación de “Izquierda Española”, que ha cobrado estado de naturaleza y se ha inscrito con todos los sacramentos en el Ministerio del Interior para tomar la salida y competir en los comicios europeos, brindando a los electores la opción de la que tantos venían sintiéndose huérfanos. Estos que llegan, proceden de un club de pensamiento que ha venido trabajando desde hace dos años con el nombre de “El Jacobino”. Se presentan sin complejos, sin mochilas de escándalos pasados, ni de corruptelas o corrupciones de mayor calado y dispuestos a convocar a todos aquellos que tienen evaluado el coste de la No España en el que no quieren incurrir. Están saturados del contrasentido que supone proclamarse de izquierda y comportarse como la servidumbre de los nacionalistas independentistas para colmarles de cesiones y concesiones, sin lograr nunca saciarles, mientras alborea la balcanización de la península ibérica. Aquello que nos ha unido durante siglos tal vez valga la pena Continuará.  

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