Opinión

Expolio fiscal y 'gauche divine'

Nos deben explicar qué necesidades dejó desatendidas Felipe González que sea necesario atender ahora con el tremendo aumento de la factura fiscal que se nos exige

Pedro Sánchez y José Luis Rodríguez Zapatero

La semana pasada, en la habitual sección que protagoniza en un programa radiofónico de éxito, Joaquín Estefanía relataba: “El ciudadano camina bajo la lluvia y pasa por uno de los espacios culturales de referencia. Allí, en un voluminoso cartel que no pasa desapercibido, se anuncia una conferencia titulada Impuestos o libertad¨. No, querido Jaoquín, no es así. No se trataba de una conferencia, era algo tan emotivo en la actual era digital como la presentación de un libro -Impuestos o libertad- editado en papel. Conviene contar las cosas como son. Es absolutamente legítimo ¡Faltaría más! que no te guste un libro, también lo es que no te guste su autor -espero que no sea eso-, que no te guste el título o que no te guste el contenido, pero piénsate si es legítimo contar las cosas como no son.

Acaso antes de este subidón nuestras calles eran de barro, carecíamos de centros hospitalarios para nuestros niños y nuestras madres tenían que parir al aire libre? ¿Verdad que no?

Acudiendo al fondo del asunto, proseguía Estefanía: “El espacio en cuestión está en una de las calles más céntricas de la ciudad, bien asfaltada. Hacia la derecha, a unos centenares de metros, se encuentra el hospital de referencia para niños. Caminando hacia la izquierda se llega a una gran maternidad. Ambos son públicos y casi enfrente está el Parque del Retiro. En estas condiciones, el título de la conferencia parece una obscenidad ideológica digna de tiempos oscuros". Estimado Joaquín, lo obsceno es pretender que el asfalto de las calles, los hospitales infantiles, o las maternidades requieran que la presión fiscal sufrida por los españoles haya crecido hasta situarse en torno al 39%. ¿Acaso antes de este subidón nuestras calles eran de barro, carecíamos de centros hospitalarios para nuestros niños y nuestras madres tenían que parir al aire libre? ¿Verdad que no? Pues entonces la obscenidad es utilizar semejante imagen.

Lo que hace Estefanía es recurrir al habitual mantra que utiliza nuestra izquierda, según el cual no se pueden bajar impuestos -es más, hay que seguir subiéndolos- para atender las necesidades básicas de la población. Pero no hay tal. Recordemos lo que sin duda constituye un referente histórico para Joaquín Estefanía y para la izquierda española como es la etapa de gobierno de Felipe González. En todos aquellos años, la presión fiscal que sufríamos los españoles no pasó nunca del 33%. Joaquín, ¿afirmarías que entonces existían en España necesidades básicas sin cubrir? Me imagino que no, pues explícame entonces por qué hemos de soportar ahora el 39%

Como digo, es el discurso de la izquierda. Un ejemplo, tras el acto de presentación del libro antes citado entré a un bar cercano con un grupo de amigos. Entre ellos estaba Fernando Casani, antiguo responsable -final de los años 70- de la agrupación del PCE en la facultad de Económicas de la UAM y, por tanto, mi superior orgánico en aquellas fechas cuando, emulando el título de García Márquez, éramos felices e indocumentados Con el codo derecho apoyado en la barra y sosteniendo una cerveza con la mano izquierda, Fernando argumentaba: “Está muy bien que queráis bajar los impuestos, pero dime qué gastos eliminamos”.

La cuestión no puede estribar en demostrar la ausencia de necesidad del nuevo gasto -prueba diabólica en términos jurídicos-, sino en justificar la obligatoriedad de realizarlo

Es obvio que argumentando así se invierte la carga de la prueba. La cuestión no puede estribar en demostrar la ausencia de necesidad del nuevo gasto -prueba diabólica en términos jurídicos-, sino en justificar la obligatoriedad de realizarlo. Por ello, nos deben explicar qué necesidades dejó desatendidas Felipe González que sea necesario atender ahora con el tremendo aumento de la factura fiscal que se nos exige. No obstante, se me ocurren a botepronto varias ejemplos de gastos innecesarios que se han realizado y realizan. Entre ellos, el estrambótico Plan E de Zapatero (15.000 millones de euros); los aeropuertos de Castellón y Ciudad Real (más de 1.500); la cúpula de la sede de la ONU (60); las subvenciones anuales que, según la AIREF se conceden sin controlar el cumplimiento de las condiciones de acceso ni la realización de las actividades subvencionadas (14.000, en este caso, cada año); la dotación presupuestaria al esotérico Ministerio de Consumo (60, también por año) …

Inventándonos actividades públicas como las expuestas y muchas más que se inventan, es obvio que resulta explicado el aumento del expolio fiscal que sufrimos. Con esta imaginación para idear gastos públicos a financiar no hay límite posible a lo que el Estado detrae coactivamente a los individuos.