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Opinión

Errores diplomáticos en la guerra Hamás-Israel

Bombardeos en Gaza
Un edificio destruido tras un bombardeo en Gaza Europa Press

Las consecuencias del ataque terrorista de Hamás a Israel ha producido efectos más allá del lugar donde se produjeron los incidentes y afectado a los países vecinos y a la Comunidad internacional, incluida España, donde se ha producido un rifirrafe diplomático entre la embajada israelí en Madrid y el Ministerio de Asuntos Exteriores. Según Gorka Maneiro, en su artículo La miseria moral de la paleoizquierda”, publicado en este periódico, la acción de Hamas cogió por sorpresa a Israel, uno de los países del mundo más pendiente de su seguridad, ya que vive amenazado desde su fundación y el rodeado de países enemigos que pretenden que sea barrido del mapa por la fuerza de las armas. Dicha acción terrorista ha demostrado la capacidad mortífera de Hamás, pero también la miseria moral de la paleoizquierda o izquierda reaccionaria. El pasado domingo, altos dirigentes de Podemos, de Sumar y de otros grupos de izquierda se manifestaron en Madrid convocados por organizaciones antisemitas, que no solo no renuncian al uso de la violencia para lograr sus objetivos, sino que abiertamente la avalan. En esa manifestación se apoyó expresamente la matanza de civiles israelíes perpetrada por Hamas

El erudito Íñigo Errejón se quedó mudo cuando los periodistas le preguntaron si Hamás era un grupo terrorista, y todavía lo está pensando. Cuántas personas tan sensibles ante las torpezas machistas y tan insensible ante los cuerpos masacrados por un grupo terrorista. “No solo parece desconocer los límites morales que deben guiarnos, sino que -con su posición sobre Hamás- parece obviar lo que este grupo representa: además de la violencia, la imposición sobre la sociedad de una religión obligatoria, la supresión de las libertades más básicas, y la vulneración de los derechos fundamentales”. Israel tiene derecho a defenderse, pero su respuesta a las acciones terroristas no puede pasar determinados límites y debe respetar las normas internacionales y salvaguardar los derechos humanos de la población civil que los terroristas utilizan como escudos humanos. No es admisible hacer corresponsable a la población civil de Gaza de las acciones terroristas de Hamás. Israel debe respetar el Derecho Internacional, el Derecho Humanitario y los Convenios de Ginebra en su lucha contra el terrorismo y distinguir a los terroristas de la población, perseguir a los primeros, detenerlos e incluso eliminarlos, pero posibilitar que los civiles puedan ponerse a salvo. Si traspasa esos límites -y lo hizo- sus hechos deberán ser condenados.

Es contrario al Derecho Internacional ignorar las resoluciones de la ONU y oponerse por la fuerza al establecimiento de un Estado palestino; es contrario al Derecho Humanitario, expulsar de sus hogares a miles de ciudadanos y bombardearlos mientras huyen; y es contrario a los Convenios de Ginebra bombardear indiscriminadamente edificios civiles -incluidos hospitales y escuelas- y privar de energía, agua y alimentos a la población civil. Es contrario a la justicia más elemental dar un ultimátum de 24 horas para que cerca de un millón de personas abandonen el norte del país y se instalen allende el río Gaza, y continiar los bombardeos incluso cuando traspasaron ese límite, incluido el paso fronterizo de Rafah. Hamás ha atacado injustamente y a traición a Israel, pero una injusticia no puede ser cubierta por otra.

¿Cómo puede calificarse de resistencia una agresión de Hamás contra la población civil de Israel, que ha causado el asesinato de 1.200 ciudadanos -incluidos ancianos, mujeres, niños y bebés-y el secuestro de más de 200 rehenes?

En la manifestación madrileña, participaron la ministra de Asuntos Sociales, en funciones, Ione Belarra, y altos dirigentes de Podemos, como Inma Serra, que coreaban “es resistencia, no terrorismo”, cuando deberían haber dicho lo contrario. Israel no ha atacado a Gaza, sino que ha sido Hamás el que ha atacado a Israel, y no puede aquel oponer resistencia a una ocupación, cuando Israel se retiró de la franja hace 18 años. La resistencia es pasiva y supone la oposición frente un ataque ¿Cómo puede calificarse de tal una agresión de Hamas contra la población civil de Israel, que ha causado el asesinato de 1.200 ciudadanos -incluidos ancianos, mujeres, niños y bebés-y el secuestro de más de 200 rehenes? Ha sido el acto de terrorismo más canallesco y sangriento producido desde el Holocausto nazi, pero la izquierda mira para otro lado y solo condena las lógicas represalias de Israel contra el ataque traicionero de Hamas.

Belarra ha acusado a Benjamín Nentanyahu de aplicar a los palestinos una política de apartheid y ocupación que vulnera los derechos humanos, e instado a Pedro Sánchez a que presente una querella ante la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional para que investigue los crímenes de guerra cometidos por Israel. No contenta con esto, ha añadido que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza. La ignorancia es atrevida y la de la secretaria general de Podemos es infinita. Según la Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio, por tal se entiende “el delito perpetrado con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”. A Israel se le podrá acusar de cometer diversos delitos, pero no del de genocidio. Israel combate con los palestinos de Hamas que lo han atacado, bombardea todo Gaza y es previsible que invada su territorio, pero con sus actuaciones, no pretende eliminar de la faz de la tierra a los gazatíes por ser palestinos, árabes o musulmanes. Quienes sí cometen actos de genocidio son los terroristas de Hamas, porque ellos sí tratan de destruir a los israelíes por el hecho de ser israelíes.

Sánchez se ha abstenido de criticar a su ministra o a desmentir sus graves acusaciones a Israel y a Netanyahu, y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha salido al quite y afirmado que es completamente normal que dentro de un Gobierno de coalición pueda haber posturas diferentes, y que los ministros y las ministras gozaban de la libertad de expresión en un país democrático como España. El problema es que resulta difícil comprender este desdoblamiento funcional de una ministra y saber cuando actúa como tal, como secretaria general de Podemos o como “una donna cualunque”. La interesada ha tenido la deferencia de sacarnos de dudas y ha manifestado que, cuando hablaba, lo hacía como ministra, y que su petición de reconocimiento del Estado de Palestina y sus acusaciones contra Israel constituían posturas de su Gobierno. Albares no se ha atrevido a ponerla en su sitio y se ha limitado a reiterar que la política exterior del Gobierno la fijaban el presidente del Gobierno y el ministro de Asuntos Exteriores ¿Puede considerarse serio y responsable un Gobierno en el que sus componentes tienen una posición enfrentada sobre una cuestión tan importante como es la política exterior y que presidente de ese Gobierno ni se inmute?

Equivocada lucha de comunicados

Las inadmisibles declaraciones de Belarrra y otros miembros del Gobierno no gustaron al presidente del Gobierno de Israel, ni a su embajadora en España, Rodica Radiam-Gordon, quien ha mostrado su talante al firmar que “suministrar agua y luz a Gaza supone apoyar a Hamás”. La embajada de Israel en Madrid hizo público el pasado día 16 un inaudito e inadmisible comunicado, que revela la prepotencia de este Estado y su convicción de que tiene bula para decir y hacer lo que le plazca: “Israel condena enérgicamente las recientes declaraciones de algunos miembros del Gobierno español. Es profundamente preocupante que, en un momento en el que Israel está de luto por la pérdida de vidas inocentes en el bárbaro ataque de Hamás el 7 de octubre, en el que más de 1.300 hombres, mujeres y niños fueron bárbaramente asesinados, y más de 150 civiles -incluidos niños, mujeres y ancianos-permanecen cautivos de los terroristas de Hamas en Gaza, ciertos elementos del Gobierno español han optado por alinearse con este terrorismo tipo ISIS. Estas declaraciones no solo son absolutamente inmorales, sino que también ponen en peligro la seguridad de las comunidades judías en España, exponiéndolas al riesgo de un mayor número de incidentes y ataques antisemitas. Hacemos un llamamiento al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para que denuncie y condene inequívocamente estas vergonzosas declaraciones”.

Desde un punto de vista formal, este tipo de protestas se deben hacer de forma discreta, mediante notas escritas confidenciales, y no mediante comunicados públicos

Este increíble comunicado, contrario a las más elementales normas y principios de la diplomacia, contiene numerosos errores de fondo y de forma, y viola el artículo 41-1 de la Convención de Viena de 1961 sobre relaciones diplomáticas, que establece que los diplomáticos están obligados a no inmiscuirse en los asuntos internos del Estado receptor. El comunicado contiene graves errores como 1) afirmar que ciertos elementos del Gobierno español -sin especificar cuáles- se han alineado con un terrorismo tipo “Estado islámico”, con lo que acusa a todo el Gobierno de connivencia con el terrorismo; 2) calificar de “inmorales” unas declaraciones que ponen en peligro la seguridad de las comunidades judías España; y 3) exigir al presidente Sánchez que denuncie y condene las vergonzosas declaraciones de sus ministros. Desde un punto de vista formal, este tipo de protestas se deben hacer de forma discreta, mediante notas escritas confidenciales, y no mediante comunicados públicos.

La reacción del Gobierno español tampoco ha seguido los hábitos diplomáticos. Ese mismo día, el Ministerio de Asuntos Exteriores publicó otro comunicado en el que afirmaba que “el Gobierno de España rechaza tajantemente las falsedades vertidas en el comunicado de la embajada de Israel sobre algunos de sus miembros y no acepta insinuaciones infundadas sobre ellos. Cualquier responsable político puede expresar libremente posiciones como representante de un partido político en una democracia plena como es España. En todo caso, la posición del Gobierno de España en su conjunto con respecto a los ataques terroristas perpetrados por Hamás es clara: condena tajante, exigencia de liberación inmediata e incondicional de rehenes, y reconocimiento del derecho de Israel a defenderse dentro de los límites marcados por del Derecho Internacional y el Derecho Humanitario. El Gobierno en su conjunto ha expresado reiteradamente la necesidad de distinguir a la población palestina del grupo terrorista Hamas, de proteger a la población civil de Gaza y la necesidad imperiosa de mantener los suministros básicos indispensables para el bienestar de dicha población. El Gobierno en su conjunto reitera que la única solución viable para alcanzar una situación de paz y estabilidad en la región es la solución de dos Estados que coexistan en paz y seguridad, tal como ha sido avalado por Naciones Unidas”.

El Ministerio ha imitado el error de la embajada y recurrido a la práctica inhabitual de expresar su opinión en un comunicado público. En vez de haber telefoneado a la embajadora para decirle que no fuera mala chica y no incordiara a más de lo necesario

El Ministerio se equivoca al hablar de un “Gobierno en su conjunto”, cuando solo hay un Gobierno y punto. Lo que pasa es que no existe un Gobierno, sino dos como mínimo, que están abiertamente enfrentados en política exterior. Es cierto que cualquier responsable político puede expresar libremente su posición como representante de su partido, pero -como ministro de un Gobierno en el que todos sus componentes son solidarios- tiene que respetar las decisiones del mismo sobre dicha política, que debe ser fijada por el presidente del Gobierno y por su ministro de Asuntos Exteriores. Aquí no cabe desdoblar la personalidad del interesado para que unas veces sea ministro y otras dirigentes de un partido político. Cuando hace una declaración de la importancia de la realizada por Belarrra, lo hace en cuanto miembro del Gobierno de España, como ha reconocido la propia ministra. No es cierto que todo el contenido del comunicado de la embajada israelí sea falso o infundado. Belarra ha hecho graves acusaciones contra Israel y su jefe de Gobierno, y si Sánchez fuera un presidente de verdad, o condonaría lo afirmado por su ministra o la llamaría al orden, pero no permanecer en silencio. Albares ha tenido que repetir que la política exterior del Gobierno la fija su presidente. Eso es cierto, de conformidad con lo previsto en la Constitución, pero no es menos cierto que todos los miembros del Gobierno -que son solidarios- están obligados a cumplir los acuerdos del Consejo de Ministros, y Belarra no lo ha hecho. En el ámbito formal, el Ministerio ha imitado el error de la embajada y recurrido a la práctica inhabitual de expresar su opinión en un comunicado público. En vez de haber telefoneado a la embajadora para decirle que no fuera mala chica y no incordiara a más de lo necesario, debería haberla convocado para advertirle que era inaceptable su actuación, rechazar sus alegatos y entregarle una nota de protesta. Radiam-Gordon ha hecho méritos sobrados para ser declarada “persona no grata”, pero -si no se hizo con la embajadora de Marruecos, Karima Benyaich, cuando se entrometió groseramente en los asuntos domésticos de España- tampoco se podía hacer con la representante israelí para no discriminar entre dos Estados, antaño enemigos, y que están ahora a partir un piñón y comparten muros de la vergüenza. El ministro Albares ha dado por zanjado el incidente.

Conclusiones

De lo anteriormente expuesto, cabe extraer las siguientes conclusiones:

1.-Con su traicionero y mortífero ataque a Israel, Hamás ha cometido un acto de genocidio contra el pueblo judío. Israel tiene derecho a defenderse frente a semejante ataque, pero tiene unos límites que no debe superar, cuáles son el respeto al Derecho Internacional y al Derecho Humanitario, que ha incumplido. Ha cometido actos de lesa humanidad como la agresión a civiles, la violación de sus derechos fundamentales o el traslado forzoso de población, pero no ha cometido actos de genocidio.

2.-El conflicto israelo-palestino existe desde la independencia de Israel en 1948, cuando Israel se negó a aceptar la existencia de un Estado árabe en Palestina e incumplió -al igual que hicieron los países árabes- la resolución 232(1967) del Consejo de Seguridad, que decidió el reconocimiento de la soberanía, integridad territorial e independencia de todos los Estados de la región -incluido el palestino-, y su derecho a vivir en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas, y exigió la retirada de las tropas israelíes de los territorios ocupados. La tesis de los dos Estados y del intercambio de ”paz por territorios” ha sido siempre rechazada por Israel, que ocupa ilegalmente los altos de Golán , Cisjordania y Jerusalén, y ha impuesto un bloqueo sobre Gaza.

3.-La Comunidad internacional se ha desinteresado del enquistado conflicto y la Unión Europea se ha mostrado dividida sobre el mismo. Aunque sea muy difícil de resolver, la única solución viable es la creación de los Estados en Palestina, el reconocimiento por los países árabes de Israel y de su derecho a existir como Estado, y la cooperación pacífica entre los países de la región. Los principales escollos son la ilegal instalación de colonos israelíes en Cisjordania, la confiscación de las tierras de los palestinos, la opresión y discriminación de estos en su propia tierra, y el cultivo del odio en los jóvenes palestinos contra Israel, al que se describe como el enemigo de Alá y a los que se insta -desde la escuela y la familia- a matar a los judíos.

4.-El pueblo palestino tiene derecho a la libre determinación y la constitución de un Estado, pero el recurso a la agresión y al asesinato de poco le ayudará a conseguirlo, hola antes al contrario. La Asamblea Nacional Palestina no controla Gaza- donde gobierna a Hamas- y ni siquiera Cisjordania, y su líder Abu Mazen está desprestigiado. Es necesario renovar el liderazgo de Al-Fatah y acabar con el nepotismo y la corrupción

5.-El mayor ganador de la agresión de Hamás ha sido Irán, cuyo principal objetivo es la destrucción de Israel, para lo que se sirve de las milicias terroristas de Hamás en Gaza y de Hizbolah en Líbano. Con el ataque que ha organizado, financiado y dirigido por control remoto, ha conseguido contrarrestar el progreso de la “Doctrina Abraham” e impedido la formalización me acuerdo para el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Israel y Arabía Saudita y otros países árabes.

6.-Existe el peligro de que el conflicto se extienda a Cisjordania y a los países vecinos, provoque la intervención de Hizbolah -y eventualmente Irán-, y se generalice la guerra en la región. El Gobierno iraní ha hecho un llamamiento a los países árabes y musulmanes para que paren el genocidio de Israel en Gaza. Estados Unidos es el único país que puede ejercer presión sobre Israel para que adopte una actitud más razonable, acepte la tesis los dos Estados, y dé una respuesta proporcionada a la agresión de Hamas. Teme que se expanda el conflicto y el presidente Biden tratará de evitarlo, en su actual visita a Israel, en la que -si bien reiterará su total apoyo a Israel- tratará de que modere su respuesta -ya ha dicho que ocupar Gaza sería un gran error- y que permita la llegada de los camiones con auxilios humanitarios atascados en el paso de Rafah. Egipto condiciona su apertura a que Israel deje de bombardear la zona, pero este se niega, porque supondría ayudar a los terroristas.

España debe sumarse sin titubeos al frente democrático contra la amenaza terrorista de Hamás y, a la par, seguir defendiendo la tesis de los dos Estados

7.-Hamás debería liberar a los rehenes secuestrados y devolverlos a Israel, y este debería hacer lo propio con algunos presos palestinos. Los dirigentes de la banda han exigido en contrapartida la liberación de 6.000 prisioneros, conscientes de que la libra de carne judía vale infinitamente más que el kilo de carne palestina. Israel se resiste, con razón, a negociar con Hamas, pero le será tremendamente difícil recuperar con vida a los 199 rehenes retenidos en los túneles de Gaza sin hacerlo. Los terroristas han tendido una trampa en la que se verán envueltos los soldados israelíes si tienen que entrar casa por casa, lo que supondría un altísimo coste en vidas humanas.

8.-España debe sumarse sin titubeos al frente democrático contra la amenaza terrorista de Hamás y, a la par, seguir defendiendo la tesis de los dos Estados y el derecho de los palestinos a la libre determinación.

9.-El Ministerio de Asuntos Exteriores español y la embajada israelí han cometido errores de bulto, tanto de fondo como de forma, por su reacción ante las inadmisibles declaraciones de Belarra, al margen de los normales canales diplomáticos.

10.-La extrema izquierda en general, y la española en especial, ven la paja en el ojo israelí, pero no la viga en el de Hamás. Apoyan incondicionalmente a los palestinos y condonan sus actos criminales, por muy atroces que sean, mientras que critican severamente la actuación de Israel. Todo sea por la justicia y la equidad.

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  • H
    Hidrosalino

    Deslizar la frase shakesperiana de "la libra de carne judia" podrá ser irresistible en términos de estilo literario pero muy inapropiada en un texto que trata un tema tan grave y doloroso.

  • S
    Susanam

    Hamas es culpable pero Israel no es inocente

  • V
    vallecas

    Enhorabuena D. José Antonio. Es usted un "crack", un figura, un "galáctico". Está en contra de todo y a favor de todo. Defiende a todos y critica a todos.
    Muy bien , muy valiente. ¡¡Con un par¡¡

  • P
    persek

    Dos errores de forma: "Netanyahoo" en vez de "Nentanyahu"; "israelita" en vez de "israelí".

    El punto 2 de las conclusiones es, casi en su totalidad, falso: quien no acepta la existencia de Israel son los palestinos y no al revés. En 1.948, Israel se defendió de cinco países musulmanes que lo quisieron destruir. El nonato estado de Palestina desapareció porque Gaza fue ocupada por Egipto y Cisjordania por Transjordania al principio de de la guerra, y no porque Israel no quisiera su existencia. Además, esto último es lo lógico: ¿qué prefieren los israelís? ¿Vivir en paz con sus vecinos y seguir desarrollando una floreciente sociedad, o estar guerreando constantemente, llegando a gastar en algunos años casi la mitad de su presupuesto en defensa?

    Un ejemplo de que Israel sí acepta el concepto de "paz por territorios" fue el establecimiento de relaciones entre Israel y Egipto, así que no ha sido siempre rechazado. Si no se ha hecho con Siria y con Palestina, ha sido porque el objetivo de estos últimos es la destrucción de Israel.

    Estoy sorprendido de que un diplomático y doctor en derecho escriba estas cosas tan fácilmente comprobables.