Opinión

En defensa de España

Más del 84% de los ayuntamientos catalanes no exhibe la bandera española
Bandera de España

No hay cambios de régimen pacíficos y menos cuando el Estado es el actor sublevado que pisa el cuello a la nación. En esta situación, la resistencia pacífica es considerada violencia inaceptable tanto por el agresor como por sus cómplices, que piden a la víctima que muestre su disconformidad moderada los domingos por la mañana. Se lo dicen a la mujer que se resiste a ser vejada, condenan esa radicalidad del giro de las muñecas para zafarse de los grilletes o la fuerza de quien se aferra a su bolso ante un tirón. Para convertir a los ciudadanos en siervos estigmatizados, se necesita usar la violencia contra el que se resiste a perder la dignidad. En la posmodernidad, donde todo es mentira menos lo terrorífico, la fuerza del poder contra el pueblo necesita presentar a la víctima como verdugo. Necesita crear un escenario de relato falso para difundir desde los medios de comunicación del golpe. Un Congreso de los Diputados rodeado con más policías que el desembarco del piolín en Cataluña. La criminalización de la oposición. Saben que hay cosas que no pueden arrebatarse sin ejercer violencia contra los ciudadanos, como la patria y la libertad.

Las leyes de amnistía sirven para inaugurar un tiempo nuevo de un nuevo régimen tras un periodo revolucionario o de violencia. Al menos en la Transición, durante la que hubo centenares de muertos principalmente a manos de la izquierda etarra, hubo dos leyes de Amnistía para cada uno de los bandos del anterior régimen. Ahora sólo se amnistiará al bando catalanista criminal desde el blanqueo de capitales, el cohecho o la sedición. Asumir su relato abre la puerta a que todo el que hizo algo para detener el golpe de Estado pueda ser perseguido legalmente por los delincuentes que lo dieron. Con la proposición de ley presentada por el PSOE de amnistía, no se entiende que no concedan medallas a los golpistas. La siguiente ley, que negociarán con el PP, será indemnizar a esos delincuentes. 

Las leyes de amnistía sirven para inaugurar un tiempo nuevo de un nuevo régimen tras un periodo revolucionario o de violencia

El proceso constituyente inicia su siguiente fase que oficializa a España como un protectorado en régimen de servidumbre de Cataluña y vascongadas con la ley de amnistía. Unos españoles sin igualdad, ni democracia al servicio del último capricho de quien odia España. Esta situación ahora se agrava, pero nos es familiar. La Constitución del ´78, con sus autonosuyas, su partitocracia, su sistema electoral que configura el Congreso como una cámara al servicio de partidos regionalistas sobredimensionados y sin que el texto constitucional garantice una separación de poderes, sino un único poder en el Ejecutivo que controla los demás en un reparto de tareas y de botín. Una Constitución gruyer, llamada “de consenso” otorgada convenientemente desde arriba a un pueblo considerado democráticamente analfabeto. Una Constitución llena de agujeros que garantizaban el nacimiento de una democracia débil incapaz de proteger a la nación de sus enemigos, a quienes facilitaba el control y el poder del Estado para que pudiese maniatar a quien debía defender. 

Algunos medios en la supuesta oposición hablan de salvar la Constitución, el Estado o la separación de poderes, como si la hubiese habido en 40 años, pero nunca mencionan a la nación española. Sin embargo, la realidad es que el ataque violento es del Estado en manos de sus enemigos, contra España. Un concepto que va más allá de lo político para constituirse en civilizatorio, del que nosotros somos testigos vivos y del que sentimos un deber moral y existencial de conservar y defender. 

Unos españoles sin igualdad, ni democracia al servicio del último capricho de quien odia España. Esta situación ahora se agrava, pero nos es familiar

El PSOE es el régimen que se entierra y el PSOE es el régimen que se inaugura. La federalización de las regiones que diluye la nación al servicio de un poder supranacional europeo de un mundo global. Por eso la movilización en la calle más importante de estos últimos años es la que se hace frente a las sedes del partido socialista. Es un reconocimiento popular del lugar donde realmente está el poder en nuestro sistema constitucional que nos ha dejado indefensos hasta llegar donde estamos. No se ha hecho nada en décadas para dar una sola batalla que fortaleciese las debilidades constitucionales y rellenase sus agujeros. No se ha querido crear espacios de poder donde no fuese asfixiante ser conservador en España. El PP ha aspirado a pertenecer al sistema que dominaba otro, de ahí su ataque a quienes resisten y protestan pacíficamente en la calle Ferraz, porque eso cuestiona el sistema corrupto antiespañol que anhelan gestionar. Esa federación de regiones al servicio de terceros, en Europa o donde sea.

El PSOE es el régimen que se entierra y el PSOE es el régimen que se inaugura

Pero a Europa no le importa nada que no seamos una democracia, como no le importó con Polonia en cuanto se alineó con la posición de la Unión Europea respecto a Ucrania. Una nación débil controlada por un gobierno tiránico que se pone a disposición de Bruselas.

Hay que aguantar por España, impedir la amnistía y reconocer la diversidad dentro de las protestas. Todos suman. Unidad frente al enemigo común. Pero este momento crucial de horas oscuras necesita plantar la semilla de una alternativa verdaderamente democrática y patriótica que pueda reconstruir la nación, que aprenda de las trampas del régimen ya liquidado por su principal beneficiario, el PSOE. Hay que seguir por España y por construir una democracia que defienda a los ciudadanos de sus gobernantes.